Amistades! Cap. 12

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- Solo llevamos cuatro vueltas y estoy exhausto!- digo entre quejidos, mientras trotamos alrededor de la cancha.

- No seas blandengue, no vamos ni por la mitad- hace una mueca en tono burlón.

- Dan, estás más sudado que yo, no te hagas el hombre de acero ja ja- mientras con una mano en su hombro le doy un suave empujón.

Terminamos las vueltas y estamos retomando el ritmo de nuestras respiraciones mientras apoyamos nuestras manos en las rodillas.
Por unos segundos me ausento de todo, creo que necesito ejercitarme un poco, estoy oxidado.

- Hermano, creo que tienes una admiradora -.

Levanto la mirada y hago el mismo recorrido que siguen sus ojos, una pelinegra me saluda desde las gradas.

- Quién es? La conoces? - y frunzo ligeramente el ceño.

- Solo lo necesario. Es porrista, es amiga de Kylian, se llama Dayana. - regresa su mirada a mi rostro y alza una ceja.

Oh rayos, sin despegar su mirada de mí, va descendiendo de las gradas a mi dirección, o eso parece, oh mierda, qué hago? Daniel sonríe de lado y ladea el rostro a su dirección, advirtiéndome lo que ya sé. Podría sonar exagerado pero me he quedado de piedra, ¿acaso perdí el toque? Con pesar me confirmo a mí mismo que Jaribell me jodió en varios aspectos. Maldición, debo olvidar todo de ella, y rehacer mi vida, es lo justo. El tiempo parece detenerse en cámara lenta y sin quererlo viajo al Eduardo antes de Jaribell, al Eduardo no jodido, ese que flirteaba con las chicas sin problemas, nunca me gustó jugar o burlarme de ellas, pero ellas siempre eran las que me buscaban. Hoy parezco un cobarde que se congela y se siente miserable solo al sospechar seré abordado por una chica.

Sin poder detener mi impulso doy media vuelta y salgo de la cancha en grandes zancadas, sintiéndome alejarme más todavía de la poca dignidad que me quedaba. ¡Gallina!, no deja de gritarme mi subconsciente, y yo sigo firme en mi misión de alejarme lo antes posible.

Narra Kylian

¡No puedo creerlo!, Eduardo salió despavorido de la cancha, parecía ausente y podría jurar que estaba avergonzado o incómodo.

Desvío la vista hacia Dayana que me fulmina con la mirada. Debo aceptar que yo la incité a que bajara a saludarlo y a invitarlo a su fiesta del viernes, tras su pequeña confesión sobre su supuesta atracción por él.

La veo subir las gradas con sus ojos llenos de confusión, y yo por dentro que me exploto de la risa, ¡Edu me las va a pagar!.

- Kyl, a poco viste que salió como loco cuando vio que me acercaba? - hace pucheros y se sienta a mi lado.

Juraría que tiene cara de perro con el rabo entre las patas, aveces me sorprende cómo puede ser tan ingenua y superficial, es un de mis amigas, pero de que le falta cerebro, le falta.

- Dudo que haya sido por eso Daya, parecía cansado, quizás sólo iba al baño.- pongo mi mejor cara de seriedad posible.

- Lo crees? - y una sonrisa asoma en sus labios.

- Claro! Es más, le diré que lo invitaste a tu fiesta.

Asiente rápidamente y entre charlas, la última hora termina. Con mis amigas Dayana y Janna, caminamos a nuestros casilleros, bastó con solo pedir un favor y los tres están uno al lado del otro.

Busqué a Eduardo y no lo encontré, supongo que se fue a su casa después de su salida dudosa de la cancha.

- Ya sé! Le daré una pequeña sorpresa- me digo en voz alta y salgo hacia su casa. Prendo la radio a todo dar y empiezo a chillar como loca.

Me parqueo en silencio, entro con sigilo al jardín, entre risas ahogadas me dispongo a rodear el patio y aparezco frente a su ventana. Las cortinas están corridas, no puedo ver si está en su habitación pero decido arriesgarme, le lanzo pequeñas piedras y tapo mis risas colocando una mano sobre mi boca. Varias pedradas después, veo su cabeza girarse lentamente mientras inspecciona todo, cuando me ve pone los ojos como platos y yo río a carcajadas revolcándome en la hierba, segundos después veo una sonrisa asomarse en su rostro y con un dedo me indica que vaya a la entrada.

Cuando llego a la puerta, aún sonrojada de tanto reír, ya me esperaba recostado bajo el marco de la puerta, con expresión de psicólogo que espera a que su paciente le diga cómo se siente.

- Te asusté? - y como toda una actriz me pongo seria unos segundos y enderezo mi espalda.

- No, solo imaginé que algún loco rondaba mi casa, y luego te vi. Anda, pasa!- me codea al pasar.

- Diría que lo siento, pero no es así. Me divertí mucho. Por qué te fuiste antes?- y tomo asiento frente al televisor que ya estaba encendido.

En la mesa de centro, frente al sofá, encontré un bowl con palomitas, descaradamente lo tomo y empiezo a comer, me acomodo y lo invito a sentarse a mi lado, por su expresión, diría que aún asimila mi entrada extraña. Duda unos segundos mi pregunta, eleva los hombros despreocupadamente y me acompaña.

- Pues me dio la gana. No es una buena excusa? - intenta parecer serio e intimidante.

- Ja ja ja, y quieres que te crea esa mentira?, me subestimas!-.

- Viniste a regañarme?- alza una ceja.

- No. Vine a invitarte a una fiesta, el próximo viernes.- analizo su rostro ante la pregunta.

- Una fiesta? Sabes que no me gustan mucho esas cosas, me inquieta estar rodeado de muchas personas - suspira.

- Anda, irás conmigo. Además, eres invitado especial! - levanto ambas cejas y sonrío.

Veo como su rostro se contrae, parece confundido, me mira fijamente unos segundos.

- Invitado especial? Yo?.

- Dayana te ha invitado y no puedes faltar- digo sin más, con la vista fija en el televisor.

Pasamos la tarde entre risas y películas, comiendo helado y frituras. Le hablé sobre Dayana y la fiesta, me siento ganadora tras casi rogar para que asistiera. En esa fiesta lo desacato o me cambio el nombre.

Al ponerse el sol me despido, y conduzco a casa. Compartir con Eduardo me conforta, es como si viera dentro de mí, ¡es sorprendente!, puedo ser yo misma sin el temor de ser juzgada o cuestionada.

Aún recuerdo su expresión al contarme sobre su vida, su mirada perdida, parecía tan triste. Le prometí ayudarlo y lo haré.

Holaaaaaaaa!
Subí un poco rápido sin releer, perdonen las faltas.
Buenas noches!
Gracias, suerte y éxitos.
Besos.

Opuestos atraídos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora