Vigilado!? Cap. 18

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El lunes había llegado a la velocidad de la luz, mientras me preparaba para el instituto organizaba mis ideas y calmaba mis demonios.

Nunca pensé que cambiando de ciudad y de vida, tendría que toparme con espinas de mi pasado. ¿Toparme? ¡No, ni que haya sido por accidente! . Nunca pensé que cambiando de ciudad y de vida, sería perseguido y acosado. Lo que nadie se imagina es que ya no soy el mismo de meses atrás, he creado murallas en contra de sentimientos dolorosos y abrumadores. No planeo pasarme la vida siendo engañado, dependiendo de los demás para sentirme feliz. A la mierda los sentimentalismos! Cero amar y ser amado, creer ciegamente en las personas y remotamente esperar algo a cambio.

Repito varias veces mi nuevo mantra en voz alta:
¡A la mierda los sentimentalismos!
¡A la mierda los sentimentalismos!
¡A la mierda los sentimentalismos!

¡A la mierda Jaribell y su descendencia!

Termino de vestirme y voy hacia el garaje, usaré después de mucho tiempo la vieja pero restaurada motocicleta Honda de mi padre. Representa el tiempo en que era libre e independiente de sentimientos estúpidos, las chicas con las que salía sólo buscaban diversión, al igual que yo.

Le quito el protector que la cubre del polvo, y le hablo como hacía antes, la bauticé como "Cazadora", en su honor.

Conduzco hacia el instituto, localizo un parqueo y lo tomo. Algunas chicas se quedan mirándome sorprendidas, y las ignoro. El nuevo Eduardo está regresando, con algunas modificaciones nuevas.

Ignorando las miradas voy a mi primera clase, la comparto con Angeli, Daniel y Aleika. Espero no me pregunten nada sobre la fiesta, porque no estoy de humor para dar explicaciones.

-Detente Eduardo! Tus amigos no tienen la culpa de las idioteces que cometes en tu vida-, grita mi subconsciente, masculla molesto.

La pelea interna conmigo mismo es constante, es como si un ángel y un demonio susurran en mi interior. Al final, siempre ayudan a aclarar mis ideas, o casi siempre.

Entro al curso y el profesor aún no llega, diviso una butaca vacía detrás de Dan y me siento.

- Hola- balbuceo.

- Hola, todo bien? - inquiere Dan y analiza mi rostro.

- Estás... mmm, no sé. Te sientes bien?- Aleika me examina, alza las cejas y me sonríe.

Los observo, veo incertidumbre en sus ojos, incluso Angeli, y sus penetrantes ojos clavados en mí.

- Claro que lo estoy. Por qué no lo estaría? Es la primera clase del día, qué esperan?- alzo los hombros despreocupado.

- Entonces solo tienes sueño?- se burla Angeli.

- Ayer fue un día largo, estoy un poco cansado- miento.

Como por arte de magia, llega el profesor en el momento justo, odio mentirle a mis amigos, pero no tienen por qué saber que algo me jode la vida, al menos, no por el momento.

- Basta del interrogatorio, después habrá tiempo- sonríe pícaro Dan.

Sin darme cuenta, voy camino al estacionamiento, diría que las clases han pasado rápido, pero imagino que mi falta de atención tuvo algo que ver.
Mi teléfono vibra y recibo un mensaje.

Aleika: Hola Eduardo, quisiera hablar contigo. ¿Dónde estás?

Lo pienso unos segundos y asiento, tenemos que hablar y aclarar nuestro baile en la fiesta.

Eduardo: Estoy en el estacionamiento. Te espero!

Minutos después aparece, examina los alrededores hasta que se cruzan nuestras miradas, sonríe y se acerca a pasos rápidos.

Opuestos atraídos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora