Estancado! Cap. 1

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Como cada día los últimos meses, se me hace imposible huir de mi insomnio, es ridículo cómo aún sigo atado al pasado, ¿qué me pasa? No lo sé.

Mi lado estúpido y masoquista no me deja olvidar, como una cinta que se rebobina una y otra y otra vez. ¿Me puede alguien juzgar por ser tan duro conmigo mismo? ¡No, no y no! Me enferma pensar que soy mi peor juez, un tanto dramático y otro tanto de imbécil, uno que ansía revolcarse en su miseria como un cerdo en el fango, como si al hacerlo, yo me eximiría de pecados.

Después de mucho pensar y retorcerme en la cama, y sin saber en qué momento, me quedo dormido cayendo en un inquietante sueño, ¡al fin!.

Pareciera como si mi alma estuviera fuera de mi cuerpo, desde el techo donde sentía que flotaba, divisaba claramente la escena debajo de mí.

Estaba sentado en la oficina de mi padre, rodeado de altos estantes llenos de libros, un escritorio enorme de madera oscurecida por el tiempo y el uso, un cuaderno abierto y mis ojos puestos sobre un horrible ejercicio de física.
Mientras mi tutora, Jaribell, se encuentra sentada frente a mí, enfrascada en un libro. Era joven, apenas 25 años, tez morena, ojos grandes y saltones, pelo largo y fuerte arriba de la cintura, labios carnosos, boca grande y mediana estatura, mas o menos 1.75 mts. Me intimidaba, incluso podía decir que su sola presencia me ponía nervioso, no es que ella fuera la única, pero su rectitud la hacía casi impenetrable, pero no evitaba que de vez en cuando la mirara detenidamente, había algo en ella que producía ese no se qué en mí, era extraño, igual a la mirada indescifrable que me daba al pillarme mirándola.

Caían gotas de sudor en mi frente, mientras escribía de tanto en tanto, y al fin, minutos después había terminado el bendito ejercicio que me ponía de malas.
- He terminado - la llamé mientras me retorcía los sesos por los nervios, y la miraba de reojo.

- Era justo, ¡permíteme!- me tendía la mano en espera del cuaderno y se sentaba frente a mí.

Al fin me permití observarla, podía llegar a ser tan intimidante a veces que me aterraba, pero observé cada detalle de su cara, mientras sentía curiosidad por ella, ¿quién era?, ¿de dónde venía? ¿Por qué me era tan indiferente hasta ahora? No sabía nada sobre ella.
Debo reconocer que las pocas veces que ha venido, he fallado rotundamente, soy un fracaso en física, pero me esforcé los últimos días y seguro que he mejorado.

-¡Eduardo!- levantó su rostro al llamarme, creo que estaba sonriendo. ¿En serio? - ¿Tienes idea de cómo te fue? -y me mira fijamente.

- Espero que me haya ido mucho mejor que la última vez- ¡¡Mierda!!, estoy realmente nervioso aunque no pude evitar una sonrisa de medio lado, al dudar yo mismo de mi desempeño.

-Pues es cierto, solo fallaste en unos cálculos, pero despejaste la fórmula muy bien, estoy sorprendida- dice entusiasmada, y me sonríe como nunca. Estoy realmente en shock. -Es todo por hoy- y se pone de pie, rodea el escritorio mirándome fijamente mientras medio sonríe, - Termina los ejercicios de la página 88 y 89, y sigue así.- me guiña un ojo y se va.

Despierto de pronto, ya no me siento extraño por el sueño, ha pasado tan a menudo desde que me mudé y la vi por última vez, que creo que no puedo ser más miserable. Me desperezo y camino hacia el baño, puedo ver algunos rayos de sol sobre mi piel, es hora de levantarme.

Hola a todos! Ésta es mi primera historia, ojalá podamos terminarla juntos y con éxitos.
Gracias, éxitos y suerte!

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