— Está bien, está bien – me levanté, dejé el libro en la mesita de noche, cogí mi mantita blanca y me la eché por encima. – ¿por dónde empiezo? – me dije más a mí misma que a ella.— ¿Por el principio, tal vez? – rodeé los ojos y medité si contarle la verdad sobre mis amigos a mi hermana.
Bueno, teniendo en cuenta que había traído a casa una vagabunda, con mechas de colores en el pelo y que no la conocíamos de nada, era un punto a favor. Era Becca, no iba a juzgarme.
— Bien, el primer día de universidad, vi a un chico que me pareció muy mono...
— ¡Wuuh! ¿Es acaso que el tal Hunter ese es mi cuñadillo? – me cortó. Empezó a darme codazos y hacer un extraño baile con la ceja derecha.
— ¿Me dejas continuar? – ella asintió. – Gracias. Como iba diciendo, vi a un chico muy mono, pero Oli me dijo que a ella le gustaba, empezaron a hablar y como yo me sentía incómoda, fui a buscar un sitio. Sin darme cuenta, me senté al lado de Ethan, un chico muy agradable, pero con tatuajes hasta el cuello; literalmente. Se ofreció a enseñarme a tatuar y esa misma tarde lo hizo. Fue el mismo día que trajiste a Shannon a casa. Por la mañana, Ethan me presentó a un amigo suyo que también estudia en mi clase, Hunter. Y una semana y dos días después, te estoy contando este resumen de mi vida. – sonreí y mi boca se abrió como la de un oso, tenía bastante sueño.
— Entoces... – dijo por fin –, ¿no hay cuñado? – hizo un puchero y yo solté un carcajada. Negué con la cabeza aún sonriendo.
— Y... ¿cómo es Ethan? – intenté recordar su aspecto físico, cosa que no se me hacía muy difícil puesto que en estos últimos siete días he estado compartiendo casi todo mi tiempo libre con él. Una sonrisa boba e inapropiada para ese preciso momento se escapó de mis labios, pero intenté camuflarla tosiendo.
— Ethan es... Alto, fuerte, moreno. Tiene los brazos y el cuello tatuados, aunque creo que las piernas y el torso también, pero no lo he visto...
— ¡Ya te gustaría a ti haberlo visto!– dijo agitando las manos con emoción. Reí ante su comentario pero a la vez rodeé los ojos, ¡había vuelto a cortarme!
— ¡Becca! – le di un suave golpe en el hombro.
— ¡Solo digo la verdad, yo no miento!
— ¡Quiero continuar con mi descripción...! – hice un puchero mientras fruncía el ceño y me cruzaba de brazos.
— Continua. – me sacó la lengua.
— Ha repetido primero de carrera, estudia lo mismo que yo, pero por obligación de su padre. Hace piercings...
– ¿Tienes alguna foto suya? – asentí y fui a por mí teléfono que estaba cargando en mi escritorio. Lo desconecté y al desbloquear la pantalla vi que tenía dos mensajes: uno de Shannon respondiendo con un emoji de palmas a lo del viaje, y otro de Ethan dándome las buenas noches. Contesté ambos y pinché el la foto de perfil de Ethan; está con un brazo flexionado con el codo apollado en su rodilla y la mano sosteniendo su cabeza. Salía realmente guapo.
— Este es Ethan – le enseñé a mi hermana la pantalla del móvil y ella abrió los ojos como cuando va de tiendas y ve unos pantalones preciosos que son una ganga. – ¿Qué pasa, por qué pones esa cara?
— Wow – levantó la mirada a mis ojos. Se la veía sorprendida. – Emma, ese tío es guapísimo. Seguro que le tienes loquito, el caso es que me suena de algo... pero no sé de que. – se quedó unos segundos pensativa para después volver a hablar como si nada –Parece que es el típico Bad-boy-me-las-llevo-a-todas – levanté una ceja divertida y chasqueé la lengua.
— Digamos que solo en parte– le arrebaté mi móvil de entre sus manos y lo volví a poner en su sitio.
– Define en parte. – achicó los ojos pensativa.
— Si, es un bad boy; fuma, y tiene tatuajes. Pero no va con todas. Precisamente, soy a la única chica con la que le han visto en la universidad. Le llaman el "chico imposible". Rechaza cualquier oferta de mujeres, hay gente que cree que es gay. Pero no lo es. – Becca rodó los ojos y se dió una palmada en la frente.
— ¿En serio Emma? Dos más dos; cinco. ¡Si eres la única con la que va, será por algo! – la miré con cara de póker y empecé a reírme.
— Becca, solo somos a amigos. – ella negó con la cabeza sonriente.
— Ay, pequeña Emma. Los únicos amigos hombres que podemos tener las mujeres, son gays.
— No lo comparto – miré el reloj, mañana tenía que madrugar. Di un brinco en la cama y tiré la manta al suelo. – ¡Becca! ¡Es la una y media de la mañana! ¡Mañana madrugo! Fuera. Ya. – mi hermana, asustada por mi grito, salió de mi habitación sin mediar palabra. Me metí rápidamente en la cama y cerré los ojos.
El ruido de la puerta volvió a interrumpirme y estaba a punto de lanzar un zapato a quien se encontrara molestándome.
— Si dentro de poco el chico de los tatuajes, se vuelve mi cuñado, te diré que te lo dije. – la cabeza de Becca asomó por el marco de la puerta. Cogí una de mis zapatillas de estar por casa y la levanté intentando poner una cara amenazante.
— O te vas, o te dejo la suela en la cara. – puso cara de cachorrito asustado y cerró la puerta. Por fin.
...
— ¡Emma! ¡Feliz cumpleaños! ¡Mi florecilla se hace mayor...! – me cogió en el aire y besó cada una de mis mejillas haciendo un ruido que me causó gracia. Yo reía a carcajadas mientras que él giraba en el aire conmigo en sus brazos.
Me bajó al suelo y sentí la cálida hierba bajo mis pies descalzos. Hacía cosquillas y estaba aún húmeda por el riego. Puso su mano derecha detrás de su espalda y cogió algo.
— Toma, esto es para que siempre te acuerdes de quien eres. Quien soy. Quien somos. Somos Whitmore y eso nadie lo va a cambiar nunca, pase lo que pase, florecilla. – me dió una pequeña caja de terciopelo rojo con un lazo verde.
Me deshice suavemente del lazo y abrí la caja. Dentro de ella se encontraba un pequeño colgante de plata con una W en medio. Era precioso. Sonreí ampliamente y le abracé. Estaba segura que nunca iba a querer a un hombre tanto como a él. Y cómo si me leyera la mente, me dijo:— Ay, pequeña florecilla. Nunca dejes que nadie rompa tu corazón. Sabes que yo siempre estaré aquí para tí, ¿verdad? – fruncí el ceño.
—¿Por qué me dices eso? – sonrió con ternura y pasó un mechón de pelo rebelde por detrás de mi oreja.
— Las personas no están siempre físicamente. Pero no por eso, van a dejar de quererte. Ni tú a ellos, ¿verdad? – negué repetidas veces, aún sin entender.
— Pronto voy a dejaros, lo sé. Pero prométeme que no vas a llorar ni estar triste por eso. Prométemelo.
— T- te lo prometo. – dicho esto, me dió la vuelta para ponerme el colgante. Me abrazó y me susurró al oído: – siempre voy a estar ahí.
Abrí rápidamente los ojos. Toqué mi cuello, estaba empapado de sudor, al igual que mi pelo. Aún tenía el colgante puesto. Nunca me lo había quitado.
Respiraba pesadamente, estaba muy agitada.— Tranquila Emma, todo ha sido un sueño – me dije a mí misma intentando tranquilizarme. Giré la cabeza y miré el reloj; faltaban diez minutos para que sonara la alarma.
Me levanté de la cama, aún temblando y desactivé el despertador. Cogí la ropa que había preparado y me metí en la ducha.
Necesitaba tranquilizarme, no quería volver a pasar por lo mismo. Otra vez.
[Editado]
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Withmore [¡EDITANDO!] | Anteriormente: Si Yo Fuera Ella...
Romance¡¡ATECIÓN!! ESTA NOVELA ANTES SE LLAMABA "SI YO FUERA ELLA..." ACTUALMENTE SE LLAMA WITHMORE, AUNQUE CONSERVA LOS MISMOS PERSONAJES Y PARTE DE LA ANTIGUA TRAMA. .... Ella no tenía ni idea de lo que se le vendría encima. Solo quería ser una estudiant...