Dean Winchester

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Hacia ya un tiempo que lo había dejado en esa calle. Llorando desconsoladamente. Le dolía el alma verlo sufrir así pero se lo merecía por idiota, por engañarla.

Ann seguía dedicándose a la caza, esa era su profesión y no la dejaría por un tonto que solo la uso y luego rompió su corazón. Dean no había sido el primero.

El nido de vampiros ya había sido aniquilado y no había trabajos por la zona. Decidió tomarse unos días de respiro y aprovecho que estaba cerca de la costa para eso. Alquilo una cabaña cerca de la playa donde dejo sus pocas pertenencias y salio de compras: necesitaba trajes de baño y ropa adecuada para el lugar.

Después de una exhaustiva búsqueda de bikinis por fin estaba de vuelta en la cabaña. Era media tarde asíque comió un rápido almuerzo, se puso el bikini debajo de unos shorts, cogio su toalla, su bolso, se coloco los lentes de sol y las sandalias. Por fin lista salio afuera. Le tomo diez minutos de caminata hasta la playa.

La gente se reunía en aquel lugar de arena fina y sombrillas. Los grupos de amigos habían echo canchas improvisadas donde jugaban al voleyball, tenis o los típicos juegos con pelota de playa; los vendedores iban de un lado a otro ofreciendo sus productos con voz fuerte; las familias se juntaban bajo la protectora sombra de sus sombrillas a reír y pasarla bien, o simplemente se lanzaban al mar en medio de las olas. Los niños pequeños jugaban con sus palitas a hacer castillos bajo la atenta mirada de los mayores. En simples palabras era una playa normal.

Ann alquilo una sombrilla. Se quito los shorts vaqueros, los lentes, las sandalias y dejo el bolso, todo debajo de la sombrilla. Miro el mar, las olas.

Sin mas preámbulo empezó a correr hacia el agua hasta que esta le llego a la cintura, se zabulló justo cuando una gran ola venia hacia ella. Al salir a la superficie respiro hondo y sintió el sabor salado en sus labios riendo a carcajadas como nunca antes lo había echo.

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Habían pasado dos semanas desde que llego a la playa. Había hecho "amigos" y se había llevado muy bien con ellos aunque se habían ido hace dos días.

Estaba de nuevo en la arena, contemplando el atardecer. Ya quedaban pocas personas en el lugar porque empezaba a hacer frío y la marea empezaba a subir cubriendo con sus aguas el lugar donde antes se podía estar. Ann se había sentado sobre una duna algo alta, llevaba shorts vaqueros, unas sandalias y una remera musculosa y se había protegido del frío con una simple campera blanca. A su lado descansaba su bolso del cual sobresalían un paquete de galletas oreos a la mitad de su contenido y la última novela de moda que había en la librería mas cercana. Perdida en sus pensamientos la chica estaba con su barbilla apoyada en sus rodillas y estas pegadas a su pecho. Cerró los ojos relajándose con el ruido del mar, de las gaviotas y del viento.

- Es un hermoso lugar. Te hace querer vivir aquí por siempre- esa voz. La chica abrió los ojos de golpe y se dio la vuelta

- ¡Sam!-exclamo ella al tiempo que pegaba un salto y se abrazaba al cuello del castaño

- Te he extrañado minion-dijo el levantándola un poco del suelo

- Y yo a ti gigante-le dijo ella entre risas separándose de el.-¿Que haces aquí?

- Estamos en una cacería. Unos fantasmas vengativos que no dejaban de molestar a la gente. Lo terminamos ayer y lo he convencido de que viniéramos a la playa a descansar

A Ann no le paso de ser percibido que Sam evitaba decir el nombre de su hermano. Algo aquí no estaba bien asíque decidió decir algo que pondría en evidencia al hermano menor

- Hace unas semanas no había rastros de seres sobrenaturales por aquí. Yo misma me encargué de eliminarlos. Que coincidencia que ambos terminaran en la misma playa que yo.-dijo con ironía

- Una extrema coincidencia-dijo el chico haciéndose el desentendido

- Sam

- ¿Que?

- Oh. Vamos

- Esta bien-bufo al haber sido descubierto-rastree tu teléfono hasta aquí. Por favor, debes hablar con Dean

- Sam, yo no se si...

- Por favor-dijo con suplica-Desde que te fuiste Dean esta mal. Muy mal. Se la pasa borracho casi todo el tiempo, se pelea con todo mundo, llora por las noches como un bebe y ya ha jodido dos, no, tres cacerías por no prestar atención y casi hacen que lo maten las tres veces.

- Sammy ¿que quieres que haga?

- Solo habla con el. No te pido que le des otra oportunidad. Solo déjalo explicarse.

- Ya lo hizo-la cara de confusión del moreno se hizo presente- esa noche. Pero no le creí su versión.

- ¿Que te dijo?-inquirió con el seño fruncido y los brazos cruzados.

- Que la chica lo había besado. Que el se aparto, la rechazo y luego fue a buscarme.

Sam la miro con una ceja alzada esperando más información. Su amiga se ecnocgio de hombros diciendo con ese gesto que eso era todo. El chico soltó una carcajada llena de sarcasmos e incruelidad.

- Anna. Lo que te dijo fue verdad. Yo lo vi por la ventana del bar cuando me iba

- Oh. Mierda-ella jamás había dudado de la palabra de Sam. El siempre había sido honesto con ella y nunca le había mentido- Soy una estupida.

- No, no lo eres. Tu y Dean son unos estupidos.- ella lo miro con dagas en los ojos pero luego se calmo. Solto un suspiro lleno de culpa.

- ¿Donde esta el motel?

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La puerta sonó con el golpe de unos nudillos. El hombre dentro de la habitación la miro con odio uno segundos para luego volver su vista hacia la pared y gritar

- ¡DEJA DE GOLPEAR SAMMY. SOLO ENTRA! ¡ESTA ABIERTA!- tomo un trago de vodka y los golpes volvieron a sonar. Harto se levanto de la cama y abrió la puerta de un tiron, enfurecido-¡TE DIJE QUE ESTABA...!

Su frase quedo en medio de la nada al ver a la persona que se encontraba al otro lado. Por un momento pensó que estaba soñando. Era ella.
- Hola- dijo tímida. De verdad estaba despierto.
- ¿Que haces aquí?
- Sam.
Dean la observó de arriba a abajo. De verdad la había extrañado.
- Lo lamento- hablo al borde del llanto.- Sam me dijo que era verdad lo que sucedió en el bar. Esta bien si me odias, me lo merezco por haber sido una completa hija de puta y entenderé que no quieras volver a verme.
Ante toda respuesta Dean la besó. Fue un beso de amor - odio.
- Si, te has comportado como una verdadera hija de puta. Pero de verdad te quiero en mi vida.
- Lo lamento - dijo ella llorando. Y Ann jamás lloraba.- Te amo y el hecho de que te vallas con otra me atormenta.
- Jamás me iré con otra. Te amo Ann. Eres mi vida. Sin ti me muero.
- Te amo
- Te amo

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