Otro día más, que aparentemente estaría nublado, a nadie le gustan los días nublados, menos a Paula. Le traía recuerdos, muchos recuerdos. Se levantó, busco unos Jean para ponerse, una camisa negra ajustada, y botas de tacón alto, color rojo. Se miró en el espejo, y fue a la cocina. Derek ni se molesto en mirarla, estaba cocinando, vaya a saber uno que. Le molestaba que él se comportará así, pero debía admitir para ella misma, que tenía parte de culpa en esta situación, aún así, no sería ella quien dejara el orgullo de lado.
Derek término de cocinar, sirvió en dos platos, y le puso el de ella frente al suyo sin decir una palabra. Comieron en un punzante silencio. ¿Quién era la presa y quien el cazador? Ninguno lo sabia. Pero hay palabras que uno dice con intenciones de herir, que al decirlas duelen para quien las escucha, y hay palabras que tan sólo salen sin intención y aún así duelen, quizás tenga que ver con él pasado, o quizás una historia. Uno jamás puede prevenir el daño que se hace a otro ser.
Simple mente, no nacemos prevenidos para herir, ni para ser heridos. Tampoco nacemos preparados para decir perdón. ¿Cómo intentar disculparse, si no sabes si el otro te quiere perdonar? Quizás la realidad va más unida a esta pregunta, que al hecho de dejar el orgullo.
Y es que, todos fingimos que no importa, cuando lo que queremos es disculparnos, decir tantas cosas que tenemos dentro... Quizás esto es lo que le pasaba a ellos, querían confiar, contar muchas cosas el uno al otro, pero tenían miedo, de convivir, de confiar, de ser traicionados, incluso miedo de ser abandonados ¿Por qué? Es simple, muchos no lo admiten, pero cuando se enamoran al cabo del tiempo terminan confesando muchas cosas, sintiendo alivio de poder compartirlo todo, pero cuando nos dejan, es como si volviéramos a vivir con toda la mierda de antes, en una cárcel, sin poder contar a nadie. Y realmente esto nos asusta. Nos aterra, porque es como si nos sacaran un pilar esencial de la vida. Porque sólo no podemos. Después de que aprendemos a compartir, el estar solo es como una muerte lenta, poco a poco todo nos carcome, después de ser abandonado o traicionado una vez, nos cuesta volver a confiar, ya que siempre está la misma duda danzando en la cabeza: ¿Y si nos traiciona? ¿Y si se va? ¿Y si jamás volveré a sentirme menos solo? Son dudas estúpidas, quizás... pero, poco a poco nos convertimos en otra persona, y no nos damos cuenta hasta que es tarde. Tratamos de protegernos, usando el escudo del orgullo y la espada de la indiferencia. Pero... ¿Qué sucede cuando el sol se va? ¿Qué sucede al final del día?
Y esto es lo que los tenía así a ambos, dos personas heridas, con miedo a sentir que están en una cárcel nueva mente, dos personas asustadas por los sentimientos, porque quizás podían mandar mensajes a la cabeza de todo esta bien, o de "esto no me interesa" pero el corazón, los ojos, el alma no se podía engañar. Simplemente porque es algo que esta fuera de nuestro alcance. Tanto Derek como Paula, pensaban que en un par de horas, o unos días volverían a estar bien, pero realmente, el tiempo no arregla nada, somos nosotros los que lo hacemos, el tiempo lo único que hace es... Irse. Tan rápido como vives el presente, será un pasado, será un ayer...-- Debemos irnos--le informó él aún sin mirarla.
--Bien.
Ella subió lentamente a su habitación a por un abrigo, esperando que él la detuviera, o le dijera que todo estaría bien, esperando que él decidiera arreglar el frío que había entre ellos antes de enfrentar el mundo. Porque de alguna forma, cuando el estaba bien con ella,no sentía que estaba sola contra el mundo. Se sentía más segura. Pero no fue así.
Derek tomó las llaves del auto, y caminaron hacia el auto, ambos sumidos en sus pensamientos, cada uno en su mundo, con sus problemas, ajenos el uno del otro. Distante mente juntos.Viajaron en silencio por un largo camino que estaba en el bosque, hasta que llegaron a una pequeña cabaña, no era muy grande, pero era preciosa, pensó Paula. Había varios autos aparcados afuera, espero a que él entrará primero, ¿La razón? Quería tener unos segundos para verlo sin que él se diera cuenta, y además no tenía ni idea de que había adentro.
Habían seis personas dentro, sentados en un enorme sofá, color rojo opaco estaban, Irrus, Ágata, y Dimitri, quien le sonrió al verla, ella alzó la mano para saludarlo, y siguió mirando a su alrededor. Del otro lado de la habitación estaba Darius y Recon parados con los brazos cruzados. Ambos inclinaron la cabeza para saludar pero no dijeron nada. Y en el medio de la habitación, junto a una mesa estaba una mujer que ella jamás había visto, junto con una enorme cantidad de papeles.
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Derek el Vampiro
Vampire--Dime una cosa-- Derek se sentó a su lado-- ¿Cuantas veces has visto a personas, que se "enamoran" --recalcó las comillas con las manos-- y luego traicionan, engañan, mienten? Dime ¿Cuántas veces se enamoran? ¿Cuantas veces creen haber encontrado e...