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Hay muchos carros aquí afuera parqueados, estoy segura de que hay un montón de gente ahí dentro.

Esta señora ha sido muy famosa, pienso.

- Toca el timbre Marcie.

Me dice mi madre y me desconecto de mis pensamientos.

- Ya voy

Le digo acercándome a la puerta.
Pero no es necesario que toque el timbre ya que cuando estoy a punto de hacerlo alguien la abre.

Y no lo puedo creer, estoy inmóvil, no puedo moverme quiero hacerlo pero mis piernas no funcionan, estoy obstaculizando su paso.

Cuando me doy cuenta me muevo a un lado de inmediato.

Todos saludan apenas ven al chico que esta parado en la puerta, pero yo no puedo vocalizar un simple hola.

De seguro parezco una idiota y una malcriada aquí parada sin decir nada y con los ojos saliendo se de mis órbitas.

Es el, eso es seguro, es el chico guapo, el chico que vi jugando basquet ese día,  no lo puedo creer, creo que voy a gritar de la emoción o algo parecido, pero si lo hago de seguro creerá que soy la loca de la familia o algo así.

De seguro no se acordará de mi porque apenas me vio esa vez y de ahí nunca más lo pude encontrar. Hasta ahora.

- Hola, buenas noches, vienen para la cena?

Por fin reacciono.

- Hola, si, venimos a la cena que organiza la señora Ema.

El se ríe y dice.

- Vaya!! Que formal.

Lo dijo de un modo no tan agradable y eso deshizo un poco del gusto que le tengo.

Que tiene de formal que haya llamado a la señora Ema, señora Ema.

No se llama formalidad, se llama respeto, me dan ganas de responderle, pero me las aguanto.

Simplemente pongo los ojos en blanco.

- Permiso, si no te importa.

Digo mientras me ubico delante de él para poder pasar. Trate de que la última frase, la que no sono tan agradable, fuera audible solo para el. O sino mi madre me mataría por ser irrespetuosa con el arrogante caballero que esta delante mio.

- Claro que no, adelante.

Hace un gesto con la mano, invitándonos a entrar y se hace a un lado yo también me hago a un lado para que pase primero mi madre y mi padre que están detrás de mi.

- Que amabilidad la tuya.

Le digo con la sonrisa más falsa que pueda ofrecerle. Y me dispongo a entrar.
Cuando cruzo el marco de la puerta siento que una mano me coge del brazo y me hala hacia atrás.

- Pues la tuya por lo que veo es aún más grande.

Me dice susurrando en mi oído, esta tan cerca que puedo sentir su aliento y un cosquilleo me recorre la piel. Dejándome sin aliento por un momento.

Me recupero inmediatamente, halo mi brazo de un tirón y le digo.

- Obvio, compitiendo contigo lo es.

Y me adentro en la multitud.

Mis madre está con la señora Ema, ayudando en la cocina, mientras que mi padre está sentado con unos hombre en el sofá viendo un partido de fútbol.

Me dispongo a entrar en la cocina para ayudar, cuando voy entrando, me encuentro con la señora Ema y me dice:

- Hola cariño, como o estas, te ha gustado la tarta que les lleve.

Mi Vecino FavoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora