Otra Marca para la Viuda negra

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Soy la viva imagen de una esclava maltratada
Por desobedecer
A los que le quitaron
Algo muy preciado
La libertad

Llegamos a la mansión algo tarde y estábamos cansados así que todos nos fuimos a dormir, ordené a María y Kassandra que ordenaran el mejor de los cuartos de arriba para mi padre, Edmundo subió a acostar a Felicia que estaba en sus brazos durmiendo como un angelito, Kassandra me avisó que los niños Daniel, Gonzalo y Carolo ya estaban durmiendo en sus camas, subí a mi cuarto y allí me encerré.

No quería ver a nadie y creó que me encerrare aquí hasta estar un poco mejor, entre al baño y allí me despoje de mi ropa hasta desnudarme por completó, la tina ya estaba lista aunque no ordené que lo hicieran pero Kassandra sabe muy bien que me gusta que mi tina este lista a esta hora y que no me hagan esperar, me saqué mi velo y este se partió en dos en mis manos, el látigo me rompió un velo pero tengo muchos mas en mi armario y nadie tenía ganas de descubrir mi rostro por ahora.

Me miré a un espejo y tenía una marca de un latigo cruzandome la cara, se ve muy feo y apenas a cicatrizado, tendré que echarme algunas hiervas y esperar nomas, saqué unas hiervas verdes oscuro de un frasco que poseo en el baño, y me las heche en la cara, listo con eso el dolor pasara, la herida se me cicatrizara y solo quedará otra marca para la Viuda Negra, no es la primera tengo muchas por todo el cuerpo aunque la cara solo 3, soy la viva imagen de una esclava que a sufrido bastante pero no lo quiero demostrar y no me interesa hacerlo, odió la lástima y más si es de gente que apreció aunque no hay muchas en mi lista solo en esta casa, me puse la mano en la cara para que fuera mas rápido el efecto y además para calmar el dolor.

Salí así de mi cuarto y me puse mi camiza de dormir que es como un vestido sin forma y sin adornos, solo negro y me deja al descubierto mi cuello que tiene marcas de cadenas, aún recuerdo cuándo no obedecía y nunca lo hacía y me ponían esas cadenas para hacerme obedecer y estas eran como fuego que me que quemaban la piel, me puse otro velo que solo tapaba mi cara y caía por mi espalda, y salí a mi balcón.

Me apoye en el y comenze a ver el cielo nocturno, simplemente hermoso, baje la mirada y otra vez el mismo forajido que se a enfrentado a mi esta pasando por mi casa como si nada, me quede observándolo sus ojos ya no brillan de un modo salvaje ya que eso fue reemplazado por la rabia, de seguro quiere hacer algo por Santa Julia pero no sabe que hacer, me quedé mirandolo mientras pasaba y el paró de repente su caballo y miró mi balcón aunque en realidad su vista fue a dar hacía mi, yo no me inmute pero me entró pánico cuándo sus ojos se posaron en mi cuello, es verdad las marcas de mi cuello son visibles y hasta un ciego las vería, lleve mis manos a mi velo y lo baje de modo que tapara mi cuello, y me fui de allí.

De seguro que pensara de mi, esperen desde cuándo me importa la opinión de un salvaje?, odió a las personas de su calaña y no le debe importar ni a el ni a nadie lo que tenga en el cuerpo, me acosté en mi cama y me quede despierta mirando el techo, toque mi cuello y suspire, estas marcas no se comparan a otras que tengo, pero ya no importa y como sea ya debo irme a dormir.

Espero que os siga gustando mi novela y voten por los capítulos nuevos, tengo otras novelas que hacer que ahora estan en borradores y talvez las publique cuándo las haya terminado, Sigan leyendo la Viuda negra porque seguiré escribiendo y mucho.

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