Usted toco algo muy preciado para mi así que pagara las consecuencias

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Desperté al otro día, deseosa de acabar con todo esto y llevar a mi hermana conmigo, tal vez me odie pero seré feliz si esta a salvo lejos de aquí, me levante de esa cómoda almohada y mire a mi alrededor, mi tío dormía con la cabeza apoyada en el vidrio, y Edmundo igual, se veían adorables, Maria estaba en la misma posición que ellos dos y como no quise molestar salí del carruaje y camine hacía un lago muy bonito en donde vi antes para todos lados antes de sacarme el velo y los guantes, me los saque dejándolos a un lado y me lave la cara y las manos; mire mi reflejo en el agua, aun tengo una marca de un latigazo que es como una linea en mi mejilla, recuerdo que Lució me la hizo un día en que casi mata a Gerardo a latigazos por desobedecer y yo me interpuse recibiendo el latigazo por el, la verdad no me arrepiento, solo quería proteger a mi amigo y lo volvería a hacer si pudiera, borre esos pensamientos y me seque con la falda del vestido, me puse mis guantes y me volví a poner el velo tapándome la cara, camine de regreso a mi carruaje, y todos ya estaban levantados, Maria estaba ya afuera del carruaje y parece que estaba preocupada ya que al verme de lejos corrió hacía mi, y mi tío también, me preguntaron si estaba bien y todo eso y yo les dije que si, Edmundo estaba hablando con algunos de mis hombres y yo me uní a ellos, quería escuchar su plan:

-Bien estas tierra no están tan bien vigiladas, ya que Cifuentes no tiene muchos vigilantes, así que sera fácil entrar, los esclavos están bajo las ordenes de el así que harán lo posible para detenernos y los mas fieles nos querrán matar pero nosotros los intentaremos convencer para que se vallan con nosotros, es hay cuando alguno nos tendrá que guiar a la casa de Cifuentes, nosotros entraremos y buscaremos a la señorita Felicia.
-Dijo indicándonos los pasos en su mapa-.

-Yo iré. -Dije llamando la atención de todos-.

-Disculpa Paula pero es muy peligroso. -Dijo preocupado-.

-No importa yo quiero ir con vos ademas usted no sabe como es mi hermana y no quiero que me traiga a otra persona, ¿Quedo claro?. -Dije en modo autoritario.

-Como ordene pero por favor no se separe de nosotros.
-Dijo en tono suplicante-.

-No te aseguro nada.-Dije segura-.

-Paula. -Dijo Maria llamándome en un susurro-.

-Si?. -Le pregunte-.

-Nosotros que haremos? Nos quedaremos aquí?. -Dijo algo molesta y mirando a todos lados-.

-Por supuesto vosotros vais a cuidar el lugar.

-Pero pequeña a mi me gustaría ir. -Dijo María algo decepcionada-.

-Es lo mejor ademas necesito a alguien que cuide este lugar. -Dije segura que la convencería-.

-Esta bien obedeceré tus ordenes ademas eres mi señora. -Dijo con una sonrisa, beso mi frente y luego miro atrás de mi-.Me la cuida señor Lobos. -Dijo amenazante mirando a Edmundo que estaba detrás mio-.

-Eso mismo haré señorita Silva. -Asintió con la cabeza-.Nos vamos señora?.

-Si.

Iba a irme pero mi tío Lucas llego a tiempo para despedirme, me dio mi bendición y me abrazo, yo le devolví el abrazo y luego lo solté y me fui con Edmundo, Manuel llego a mi lado y me paso una daga era de William, me la guarde en mi vestido y camine junto a todos mis hombres y Edmundo hacía las tierras de Marcos Cifuentes.

Caminamos por el bosque hasta llegar a unos cultivos de café, eran preciosos, lo malo es que los trabajaban esclavos blancos y negros que estaban muy heridos físicamente, algunos tenían marcas recién hechas por fustas que matarían a cualquiera, Manuel se puso a mi lado cuando un capataz llego a golpear a unos cuantos esclavos porque según el no eran rapidos, en ese momento fue cuando Manuel me susurro:

La Viuda NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora