Cuando Hagler iba a abrir la portezuela del auto, un susurro extraño muy cerca de su oído lo obligó a tornar la cabeza hacia su izquierda.
Ahí, entre los autos aparcados en el ancho estacionamiento y el brillo que el sol producía en ellos, lo observaban unos ojos intensos, conocidos. El detective soltó la manija del auto y se aproximó a esa figura alta y fornida que parecía haberlo estado esperando solo a él.
Samuel sonrió para sí. Finalmente tendría la conversación que tanto estaba ansiando tener con Hagler. Podría decir aquellas palabras que había tenido estancadas en la comisura de sus labios durante tantos años.
El hombre rubio comenzó a caminar en dirección a Brent, hasta que la distancia entre ellos menguó de modo considerable. No dejaban de mirarse con tanta fijeza. El detective con una evidente repulsa, aunque algo en los ojos de ese asesino le hizo pensar que se sentía feliz de aquel encuentro.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con la voz ronca, aunque segura.
—Querías hablar conmigo, ¿no es así? Por eso entraste a mi casa anoche.
—Pruébalo.
Samuel emitió una leve sonrisa.
—Lo último que deseo es tenerte como mi enemigo.
—Es demasiado tarde, Samuel. Cualquier aliado de Holly es mi enemigo.
—Oh, pero estás en un gran error. Yo no soy el cómplice de esa desquiciada mujer. —Hagler resopló incrédulo al tiempo que metía las manos en los bolsillos del pantalón y miraba hacia los alrededores con una cierta mirada de fastidio. Samuel prosiguió—: Es verdad. Le he dicho lo mismo a su abogada y ella ha tenido la bondad de escuchar mí versión. ¿Lo harás también tú? —No obtuvo respuesta—. Puedo demostrarte que no soy lo que crees.
—¿En verdad lo crees? Hmm, me parece estupendo, pero mejor ve y habla con alguien que sí esté interesado.
El detective dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección contraria. Samuel no pudo evitar seguirle, tenía que hablar con él.
—¡Por favor, espera! —exclamó, pero Brent no pensaba escucharlo. No deseaba que alguien lo viera junto a él, los rumores no tardarían en dispararse y no necesitaba más chismes a su alrededor. No cuando la gente de Barker lo estaba vigilando. Sin mencionar que ya había tenido suficiente con todos los rumores que se habían esparcido sobre él y Nona Grecco—. ¿Es que no quieres saber quién es ÉL? —Brent se detuvo de súbito. Miró de soslayo al hombre que permaneció detrás—. Así es, Hagler. Conozco bien a su cómplice y créeme; desearás tener esta información o, mejor dicho, necesitas tener esta información.
—¿Y qué esperas obtener a cambio? ¿Una absolución a tus crímenes?
—Lo único que he deseado desde que Holly apareció en mi vida... solo paz.
Nona no podía creer lo que sus ojos estaban observando. Si alguien más hubiera llegado con el cuento, habría desacreditado tal información que era por demás absurda e imposible. Pero helo ahí... esos dos hombres; las únicas personas en Oyster Bay con quienes había mantenido una conversación mayor a un par de oraciones. Los hombres que le causaban estremecimientos en todo el cuerpo, aunque por razones tan distantes entre sí, se marchaban juntos del estacionamiento.
¿Qué diablos estaba sucediendo? ¿Acaso Samuel pensaba traicionarla? ¿Le revelaría que ella lo había buscado personalmente para acabar con el padrastro de Holly?
La mujer frunció el ceño y comenzó a hiperventilar sin poder controlarse. Mesando sus cabellos castaños al tiempo que miraba todo a su alrededor con una expresión confundida. Comenzó a bajar las escaleras de cemento en dirección a su auto. No dejaba de mirar hacia donde acababan de perderse esos dos. Deseaba ir corriendo y llevarse a Hagler muy lejos de ahí. No quería que él supiera sobre sus relaciones con Samuel, odiaría que notara la basura en la que se estaba convirtiendo por culpa de Holly. Pero no podía hacer nada para impedir que ese par se marchase muy lejos de su alcance, a compartir seguramente las impresiones que sus mentiras provocarían en ellos al descubrirlas.
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Holly - Diario de una mujer caníbal [Completa]
Bí ẩn / Giật gânSi tuvieras en tus manos el diario personal de una caníbal, ¿lo leerías? ¿Y si viene acompañado de un ente demoníaco? *** Holly Saemann es una mujer agradable que, habiéndose ganado la simpatía del pueblo de Oyster bay gracias a su apariencia amabl...