𝟷. 𝙷𝚘𝚕𝚕𝚢

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El detective Hagler no podía dar crédito a sus ojos

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El detective Hagler no podía dar crédito a sus ojos.

La escena que se extendía frente a él era una aglomeración de sus más oscuras y sangrientas pesadillas, lo cual era mucho decir dado su trabajo y su experiencia.

El pútrido olor que se desprendía de cada rincón le pareció tan insoportable, que casi estuvo a punto de dar marcha atrás y escapar de aquel macabro sitio. Por un instante, mientras observaba una vez más la horrenda escena que los forenses estaban a punto de limpiar, su menguada fe en la humanidad estuvo a punto de colapsar dentro de su cuerpo.


Hagler echó una nueva mirada al lugar que parecía consumido por una oscuridad ambigua que impedía el paso de la luz solar, aun con la puerta y las ventanas abiertas; era como si el humo de los cigarrillos que se encontraban tirados en la sala se hubiera adherido a esas paredes; testigos mudos de actos ignominiosos y atroces, difíciles de creer e imposibles de comprender.

Desde que había entrado en la casa, aquel demencial olor no lo había dejado en paz ni un solo segundo y amenazaba con hacerlo vomitar en cualquier instante; lo cierto es que había visto muchísimos horrores en treinta y dos años de fiel servicio, pero nunca nada como aquello.

Con lentitud y una aparente serenidad, el hombre avanzó hacia la única habitación de la casa que no albergaba un solo cadáver o parte cercenada, franqueándose el paso a través del oscuro y angosto corredor mientras esquivaba con facilidad a los médicos forenses que hacían el reporte de rutina y que traqueteaban de un lado a otro. Adentro había solo una cama matrimonial junto a un pequeño buró. La luz del atardecer se colaba a través de las cortinas rosadas y adicionaba a la habitación con una tranquilidad y orden que el detective no creyó encontrar en un lugar así. La moqueta color bermejo estaba aún mojada, y cuando el detective Hagler dio un paso adentro, sintió que el pie se le hundía en una consistencia viscosa y oscura que le provocó repulsa.


Intentó sacudirse el líquido pastoso, rojo y maloliente, y se situó al centro de la estancia mientras la observaba con detenimiento.

Holly - Diario de una mujer caníbal [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora