𝟸𝟾. 𝙿𝚊𝚜𝚘𝚜 𝚎𝚗 𝚕𝚊 𝚘𝚜𝚌𝚞𝚛𝚒𝚍𝚊𝚍

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Brent Hagler se pegó a uno de los árboles del parque. Al parecer, alguien estaba abriendo la puerta de la casona.

No había luz alguna que delatara la presencia de una persona en el interior, no obstante, la puerta de madera pintada se estaba abriendo de par en par ante su expectación. De la penumbra, una silueta se abrió paso. El detective miró su reloj. 01:25 A.M. ¿A dónde diablos pensaba ir Samuel a esa hora? ¿A buscar una nueva víctima, tal vez?


El chico salió con su andar elegante, metiendo las manos a los bolsillos y caminando con lentitud. Como si se encontrara bajo un sol cálido y una calle concurrida. Era un escenario que chocaba por completo con su actitud.

Brent arrojó el pitillo al suelo, mirando de soslayo al chico que lo estuvo vigilando durante todo el día. Era demasiado obvio como para no ser notado. Eso, aunado al hecho de que Hagler conocía muy bien al detective Barker, y era de esperar que no se quedaría tranquilo después de la escena de la mañana anterior.

Y aunque parecía serle del todo indiferente el que lo estuviesen siguiendo a todos lados, en esos momentos era distinto. Si Samuel se acercaba, aunque fuera unos metros al departamento de Nona, si el motivo de su salida tan tarde fuese ella, Brent no quería que Michael Barker lo supiera o de lo contrario sería como entregar no solo a Samuel, sino a la mujer que lo había traicionado, eso era cierto, así como era innegable el hecho de que también era la única que le importaba.

Observó a Samuel vagar por la calle en busca de transporte. Dedujo que quizás había llamado a un taxi y la espera dentro del lugar lo estaba volviendo loco, así que helo aquí, esperando desesperado frente a la casona de los Collins.

No quiso que su comportamiento alertara al chico que lo espiaba. Era demasiado tarde como para disimular su interés por Samuel, pero esta era su última oportunidad. Al día siguiente comenzaría el juicio en contra de Holly, y necesitaba esta última prueba. O al menos, necesitaba todo lo que pudiera obtener de ese sitio.


Un taxi arribó finalmente al lugar, y el hombre rubio lo tomó con desespero. Brent permitió que se marchara. Por el momento era mejor resignarse a no seguirlo más.

Dio media vuelta y, con un movimiento de su mano, atrajo la atención del chico que lo vigilaba detrás de él.

Kurt intentó ocultarse detrás de unos botes de basura, pero era inútil.

—¡Ven aquí! —gritó un despectivo Brent. El chico se puso de pie, pero no se atrevía a aproximarse—. ¡Que vengas aquí, demonios!

Kurt dio un respingo. No pensaba acercarse al detective que todos conocían por su mal carácter y personalidad misteriosa. De modo que resolvió por dar la vuelta y alejarse corriendo de ahí, con la seguridad de que su identidad no había sido aún revelada gracias a la oscuridad de la noche. Ya pensaría qué inventarle a Michael Barker.

Hagler esbozó una disimulada sonrisa.

—Tonto... sin embargo, no puedo fiarme —susurró.

Dio una vuelta entera a la manzana para asegurarse de que el chico no lo seguía más. Y cuando por fin se sintió seguro de ello, se apresuró a acceder por una abertura que en su andanza había encontrado junto al jardín trasero de los Collins.


Una vez dentro de la propiedad, se dispuso a buscar la manera de entrar a la casa. No tuvo que buscar demasiado, la puerta no tenía seguro alguno. Aunque, algo dentro de él lo hizo detenerse unos segundos antes de abrirla y franquearse la entrada al oscuro lugar.

Adentro, el viejo detective sintió una brisa helada que le congeló los huesos. Como si una corriente de aire se hubiera abierto paso entre el mobiliario. Aunque todo se encontraba en extremo silencio.

Holly - Diario de una mujer caníbal [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora