Tensión

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Me dijo que me había hecho ir porque quería comentarme algo. Me puse rojísima y mi corazón se aceleró tanto que estoy segura de que ella podía oírlo. "Lo ha visto", pensaba una y otra vez. Empecé a marearme y puse mi mano sobre el reposabrazos del sofá para, temblando, dejarme caer en el mismo.

"¿Qué quieres?" dije, sonando más brusca de lo que hubiese querido. Ella hizo una mueca extraña, como riéndose, y me preguntó si estaba bien. Me sirvió un poco de agua y empezó a hablarme de cosas triviales, como trabajos del instituto o alguna cosa que había leído en las revistas. Pero yo sentía que estaba evadiendo el tema.

Constantemente, al hablar, cogía mi mano y me miraba muy fijamente a los ojos. Pronto, se levantó y tiró de mi hacia su cuarto. Decía qué íbamos a ver su ropa, a probárnosla y ver que prendas conjuntaban y cuales no.

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