Sin previo aviso

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Pasaron cerca de quince minutos y estábamos ambas en ropa interior en medio de un montón de prendas. No podía más con mi calor corporal. Debía ir al baño a asearme o pronto sería todo demasiado evidente.

Pero cuando intenté abrir la puerta, no abría. Ella se puso detrás de mi y me dejó aprisionada con su pecho en mi espalda y mi pecho en la puerta. Con una mano, apagó la luz mientras con la otra, acariciaba mi cintura, descendiendo.

"Ya era hora de que bajases la guardia", susurró. ¿Pero qué hacía?
¿Qué pretendía? No esperaba eso para nada, pero... No quería resistirme. Mi ropa interior ya estaba mojada. Ella tiró de mi hombro y habilidósamente desató mi sostén.

Lo lanzó al suelo, entre toda la ropa, y empezó a besarme el pecho mientras acariciaba parte de mi espalda y bajaba hacia mi trasero. Pronto, su lengua encontró mi pezón y no pude evitar gemir. Perdía la estabilidad y caía por la puerta, despacio.

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