De aquí en adelante

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El último día del curso ya hacía bastante calor. Yo estaba sola en clase, nadie me prestaba demasiada atención. Salvo ella, que desde que entró, no pudo dejar de mirarme. Pronto me dirigió la palabra. Cogió mi mano con confianza y sonrió, tratando de despedirme.

Pero no había problema. Sabíamos que el verano no iba a separarnos. Sólo era una excusa para buscar pasar más tiempo juntas.

Y en el bolsillo de mi fina rebeca, siempre, había una nota dónde, de su puño y letra, decía "Lo siento, pero yo te amo más".

¿Cuándo la habría metido? Nunca lo supe.

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