Prólogo: Rayos, truenos y centellas🌙

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Minseok tiene sólo ocho años cuando, en medio de una rabieta, decide escapar de casa.

Corre por la avenida mientras esquiva a las personas que pasan por ahí, el perro de los vecinos le ladra y eso sólo ocasiona que el pequeño apresure el paso. Lleva sólo una mochila al hombro, dentro de ella no lleva más que un sándwich, una botella de agua, sus pantuflas y una manta, él no cree necesitar nada más.

Después de un rato de correr, Minseok alcanza a divisar a sólo un par de cuadras el parque en donde sus padres suelen llevarlo a jugar, sus pies comienzan a doler y decide llegar hasta aquel lugar para poder descansar ahí.

Da una vuelta por el parque y encuentra su banca favorita, la banca que está al lado de los columpios y enfrente del lago, a Minseok le encanta ese lago, sobre todo en invierno, a Minseok le encanta el invierno, el frío y sobre todo, la nieve y el hielo. No sólo el "hielo" como nieve o paletas heladas, no. Ha habido ocasiones en las que los padres de Minseok han encontrado al pequeño jugando con cubitos de hielo que se ha robado de dentro del congelador de la casa, y sus padres siguen sorprendiéndose de cómo es que al pequeño no se le congelan las manos.

Minseok decide acostarse cuan largo es en aquella banca, mira al cielo y contempla las formas de las nubes, se siente cansado y un tanto adormilado. Fue una larga carrera para un pequeño de sólo 8 años y cuando menos se lo espera, cierra los ojos por sólo un momento y cae dormido.

El pequeño despierta después de 3 horas. Pequeñas gotas de lluvia golpean contra su rostro, se reincorpora y mira a su alrededor. No hay nadie. Está obscuro. Y tiene miedo.

No tiene idea de qué hora es y tampoco recuerda el camino de regreso a casa, unas ganas inmensas de llorar le invaden. Pensó que para esas horas de la noche ya habrían ido a buscarlo. Después de todo, sólo se trataba de una pequeña rabieta.

Se levanta de la banca y camina con lentitud dejando que la lluvia, que ahora cae un poco más fuerte, le moje el cabello, la ropa y la mochila de tortuga que aún lleva sobre sus hombros, busca con la mirada algún refugio, algo como una pequeña cueva, de esas que salen en sus libros de historias y ¡bingo!, a sólo unos pasos encuentra un árbol que está ahuecado, Minseok corre hasta ahí y se escabulle dentro.

El tronco está lleno de hoyos, y a través de uno de ellos Minseok es capaz de observar como a las orillas del lago hay un niño jugando. Al parecer, a él no le importa mojarse.

Le observa por un rato, el pequeño parece muy feliz con algo que está entre sus manos, Minseok no alcanza a distinguir lo que es, sólo alcanza a mirar una pequeña luz, supone que aquel otro niño está jugando con su linterna o algo parecido.

Bufa.

¿Qué clase de niño juega con una linterna bajo la lluvia? Es decir, ¿Por qué con que otra cosa podría estar jugando?

Minseok baja la mirada para concentrarse en sus tenis, ¿a qué hora su madre iría a buscarlo? Las veces anteriores en las que Minseok había "escapado" sus padres no habían tardado tanto en encontrarle.

Sin darse cuenta, el pequeño ha empezado a hipear, ¿es que acaso sus padres ya no le quieren? ¿Han decidido ya no buscarle más?

Después de todo, lo que hizo no ha estado tan mal.

Sólo ha roto el carísimo jarrón que estaba dentro de la vitrina de la sala. Además, tampoco había sido su culpa.

Minseok estaba sentado en la alfombra frente a la vitrina, jugaba con los cubitos de hielo que había robado del congelador de la cocina, los tenía en sus manos mientras observaba el jarrón y de repente, éste se había convertido en hielo, Minseok se asustó tanto que dejó caer los cubitos con los que había estado jugando y al mismo tiempo que éstos caían al piso y se rompían en miles de pedacitos, lo mismo había sucedido con el carísimo jarrón de su madre.

En serio que no había sido su culpa.

Es más, ni siquiera sabía cómo es que lo había hecho.

Minseok estaba muy asustado, no tanto por lo que acababa de suceder si no porque no sabía cómo podría explicarle aquello a su madre.

Así que, como cualquier niño de ocho años haría, rompió a llorar. Después de eso corrió hasta su habitación, tomó su mochila de tortuga, sus pantuflas, su mantita y corrió hasta la cocina, se preparó un sándwich de crema de maní, tomo una botella de agua de dentro del refrigerador, metió todo dentro de su mochila y corrió fuera de casa, todo esto aún con lágrimas en los ojos.

Aún dentro del tronco, Minseok sacó de dentro de su mochila el sándwich que se había preparado y comenzó a comer. La lluvia se había intensificado y cada vez el ambiente se enfriaba más, pero el niño al otro lado del lago seguía muy contento jugando con quien sabe qué entre sus manos.

Minseok prácticamente tuvo que contener un grito dentro de su garganta cuando un rayo golpeó cerca del tronco en donde se escondía.

Y a ese le siguieron más.

Y más.

Minseok temblaba dentro del tronco, al pequeño le aterraban demasiado los rayos.

Decidió levantar la vista de sus tenis y por mera curiosidad, mirar si es que aquel niño al otro lado del lago ya se habia ido.

Otro rayo golpeó cerca del tronco y con la luz de éste, Minseok fue capaz de observar como el niño al otro lado del lago brincaba con los brazos extendidos al cielo y cuando cayó, tenía en su rostro una sonrisa tan radiante que Minseok se sintió contagiado de tanta alegría pero no fue capaz de sonreír cuando observó lo que el pequeño tenía entre sus manos.

Y ahora en serio que Minseok no pudo contener un grito.

El niño al otro lado del lago levantó la mirada, buscando de donde había provenido aquel grito y fue capaz de encontrar a Minseok aún siendo que éste estaba dentro del tronco. Le observó y la sonrisa en su rostro se ensanchó aún más, levantó una mano para saludarle y fue en ese momento en el que, lo que había estado sosteniendo entre sus manos -y tanto trabajo le había costado conseguir- cayó al pasto. Provocando tremendo sonido acompañado de una resplandeciente luz.

Minseok no puede creerlo.

El niño al otro lado del lago mira triste el lugar en donde había caído su preciado tesoro.

Levanta de nuevo la mirada y esta vez sí logra levantar la mano y agitarla en dirección hacia donde está Minseok.

ㅡ ¡Hola! ㅡ Le grita y Minseok se encoge dentro del tronco, siente que las palabras están atascadas dentro de su garganta. ㅡ ¡Me llamo Jongdae!

Jongdae se muerde los labios de manera nerviosa al no recibir respuesta.

Tal vez asustó al otro niño con tanto ruido, sí, eso ha de haber sucedido.

Entonces, él debe disculparse, sí, eso debe ser.

ㅡ ¡Oyeee! ㅡ Lo vuelve a intentar. ㅡ ¡Siento mucho lo del rayo! ㅡ Jongdae sonríe tiernamente. ㅡ ¡Aún no he logrado controlarlos de manera correcta!

"Lo del rayo"

Un rayo.

Minseok hace un recuento dentro de su cabeza.

Y el sándwich que todo este tiempo había estado sosteniendo entre sus manos, cae a la tierra.

Acaso... ¿Es posible que..?

La luz en sus manos.

El salto con las manos hacia el aire.

Aquel estruendoso ruido.

Oh no.

¿Acaso todo este tiempo aquel niño había estado jugando con...?

ㅡ ¡Oyeee! ㅡ Minseok alcanza a escucharㅡ¡No me ignores! ¡Si quieres también te puedo enseñar a jugar con los rayos!

Oh, rayos.

달 (Moon) EXO | OT12Donde viven las historias. Descúbrelo ahora