-¿Por qué tardan tanto?-pregunta Robin histérico mientras camina de un lado a otro de la entrada de la cueva.
-Robin, intenta relajarte.-le ordena John quien permanece sentado a una roca con la vista fija en el suelo muy concentrado para no pegarle a nada con el bastón de madera que le sobresale un poco por encima de la cabeza a pesar de que es un hombre muy alto.
-Sí, por favor. Hace menos de cinco minutos que Alan llegó con Daira.-dice Will para sorpresa de todos quienes le lanzan una mirada de sorpresa.- ¿Qué? ¡No me miréis así! Es culpa suya el que estemos de esta guisa así que... Si él se relaja, yo podre sere-narme un poco y no romperle los piños.
Robin queda muy pensativo durante escasos segundos. Finalmente rompe el silen-cio para darle la razón a lo que todos quedan aún más anonadados.
-¿Por qué me miráis así? Todos sabemos que es verdad. Si no la hubiese dejado sola... Si no me hubiese confiado...-se lamenta Robin una vez tras otra.
-No es hora de lamentarse.-interviene Alan en la conversación para asombro de todos ya que no ha abierto la boca desde que llegó con Daira.- Lo hecho, hecho está.
Todos saben que Alan tiene razón y el silencio hace acto de presencia entre nues-tros héroes.
Mientras tanto, dentro de la cueva, Farûq y Daira mantienen una constante lucha contra la muerte. Daira no va a permitir que la carpa se lleve a Marian tan fácil mente.
-¡Vamos! ¡Vamos, Marian! ¡Marian, no nos abandones!-le suplica una y otra vez mientras intenta reducir la hemorragia.- ¿Sigue respirando?
-Sí, pero tiene poco pulso.-la informa Farûq.
-¿Cada cuento tiempo respira?-pregunta Daira estresada.
-Dos veces por minuto.-dice Farûq muy asustado.- ¿Eso es bueno?
-No. No lo es. Si no detengo la hemorragia, la coso y hacemos que baje la fiebre morirá. Pero la hemorragia no cesa. Ha debido de rasgar algún vaso sanguíneo.
-¿Qué significa eso?-el temor de Farûq se materializó en sus ojos tan abiertos como platos.
-¡Que tengo que abrirla para taponar el orificio de salida de la sangre!-dice Daira mientras pasa su manga remangada, hasta la axila, por su frente para secar su sudor.
-¡Daira, no puedes hacer eso!
-¡Si no lo hago la perderemos!
***
-¿Me estás diciendo que La Dama Negra ha venido a tu mansión y ha robado MI dinero?-dice el gobernador recalcando el "mi" lo más que puede.
-Básicamente, en resumen, es eso.-dice Gisbourne temblando de miedo al informar al gobernador el cual caminaba de un lado a otro por la estancia de la mansión Locksley.
Un profundo suspiro emana de lo más profundo del interior del gobernador y muy lentamente se acerca a Gisbourne, coloca su mano derecha en el hombro izquierdo del joven, el cual era pocos centímetros más bajito que él, y le susurra en el oído.
-¿Sabes una cosa...? Es una verdadera pena que seas mi primo. Eso y que le pro-metiese a tu madre, en su lecho de muerte, que cuidaría de mi adorado primito.
El gobernador mira fijamente a Gisbourne y esboza una picara sonrisa lateral imaginando la de torturas experimentales que probaría gustosamente con él.
Gisbourne, que lo conocía como a la palma de su mano, se hace ligera idea de lo que puede estar imaginando su primo mayor y traba saliva bruscamente, reflejo de su atroz miedo.
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ROBIN HOOD, LA LEYENDA
FanficLAS AVENTURAS DEL HEROE MÁS FAMOSO DEL MUNDO QUE JAMÁS TE CONTARON. LAS AVENTURAS DE ROBIN HOOD Y SUS AMIGOS AL COMPLETO, CON TODO LUJO DE DETALLES.