Capítulo 3 (POV Mica)

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Abrí los ojos luego de pestañar y estaba en un sitio desconocido, no me encontraba frente al espejo, sino frente a una enorme casa que al parecer de ahí provenían los ruidos. Esta era muy antigua, tenía ventanales como los de una iglesia, dibujados con colores haciendo la figura de algún dios importante para la historia cristiana, pero en este caso había figuras indefinidas. La puerta no era tan ancha, lo que si suponía es que por esta si pasarían mis amigas sin ningún percance. Aunque lo intenté por un largo rato no pude reconocer en que calle me encontraba, me parecía muy conocida, sentía que en algún momento había estado allí, pero lo que no entendía, era por que la gente me miraba como si fuese un extraterrestre, no miraban mi cara, sino que mi ropa. Ellos tambien llevaban un atuendo raro, se parecían a esos videos de películas de cuando mi mamá era chica.

-¿Dónde estoy?- susurré-¿Es un sueño?

Mis manos estaban mojadas de cuando me las lavé en la canilla de la escuela.

Escuché una canción que sin darme cuenta la comencé a cantar mientras miraba confusamente a mi alrededor, no me salía el nombre, estaba sonando dentro de una discoteca en donde parecía que estaban probando el sonido porque cada dos por tres se detenía la melodía.

-No te conviene quedarte mucho tiempo acá- dijo una señora acercándose a mí y haciendo que me sobresalte.

- Emm... ¿Es malo este sitio?- pregunté curiosamente al oírla- y... ¿Quién es usted?

- ¡Pero querida!, ¿En qué mundo vivís?- gritó desaforadamente como cuando desapruebo una evaluación y mi mamá me reta- los robos acá son muy seguidos. ¿Necesitas que te alcance a algún lado?

-Es que no vivo acá, es decir, no se donde estoy...- sentí algo raro, sabía que muy lejos de la escuela no podía estar, pero tenía la sensación de no encontrarme en mi sitio.

La mujer hizo una mueca de pena por mi.

-Vení, mi marido trabaja en uno de los hoteles más lujosos de la zona, creo que nos podrá ayudar a que nos entendamos mejor en una de las cálidas habitaciones de este- me alentó la mujer, pero todavía no me respondía quien era.

Mi madre muchas veces me había dejado en claro que no era correcto irse con algún desconocido o aceptar ofertas de estos, aunque parezcan adorables como esta mujer. Como sabía que lo que estaba por hacer no era acorde a lo que me había reiterado una y otra vez mi mamá, pensé:

«¿Qué hace uno cuando de repente nota una tenue luz en el espejo de su escuela en el momento que miraba su cara a las 9:45 AM, de pronto es absorbida mágicamente por el este que casi todos los días veía y finalmente aparece en otro lugar donde nunca había estado, o al menos un sitio en el que me sentía rara?»

Al no encontrar resolución a mi pregunta decidí aceptar la oferta de la señora mayor, pero igual no estaba muy segura de lo que hacía.

Salimos de la calle peligrosa doblando por una que al parecer era más aún, pero de todas formas la que más conocía sobre ello era la dama que tenía a mi derecha y a ella no se le notaba ese apuro que a cualquier persona en un lugar no muy confiable se le nota.

-¿De dónde eres?- fue como comenzó la conversación la mujer.

-Nací en Argentina- respondí intentando parecer normal, aunque definitivamente nunca lo fui.

No entendía si debía hablar como nos demostraba la profesora de historia que según ella imitaba excelente a las personas de 1810 o debería hablar como se habla en la actualidad (2014), por lo tanto intentaba no hablar o responder con pocas palabras a las preguntas.

-Si buscabas tu país natal, acá es el lugar correcto- exclamó-pero, sinceramente, no sé lo que estas buscando, espero que tu si lo sepas.

«Bien por mi, tengo un dato importante, sé que estoy en Argentina»-pensé.

-¿Cómo te llamas?- se me ocurrió interrogarle por segunda vez.

-Clara- miró al cruzar la calle- aunque mis amigas me dicen la abuela Clara por mi edad o Clarita- ¿Y vos?

-Me llamo Micaela- dije- me dicen Mica.

-¡Que nombre más raro!-me dijo la abuela Clara.

Creo que iba a ser difícil esto, ya que todo lo que decía yo, la sorprendía. ¿Dónde carajo estaba?

-Sin embargo mis papás dicen que es muy bonito y que está completamente a la moda. Sé que esta pregunta no es muy común que digamos, pero me da mucha curiosidad, y ya entenderá por que. ¿En que año estamos?- finalmente pregunté.

Es muy posible que haya deducido que estoy loca, aunque yo también lo pienso de mi misma, pero sino le hacía la pregunta a ella, ¿A quién se la haría?

-Estamos en 1980- exclamó por fin sin sorprenderse.


No todos los sueños se cumplen a la perfecciónWhere stories live. Discover now