Capítulo 5 (POV Mica)

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-¿En 1980...?-balbuceé con la boca abierta y me pellizqué intentando creer que esto no era verdad. Ahora comprendía porque mi nombre era extraño para ella. Todo el mundo sabía que mi sueño era viajar en el tiempo, aparecer en otra época, conocer como se vestían, como hablaban y todos los paisajes de aquel año. Pero no le di importancia, nunca había pensado que un día común y corriente de escuela, termine en un viaje al pasado a través del espejo.

Íbamos caminando por unas lejanas calles del colegio ya en ese momento me había ubicado en donde estábamos, y había estado pensando en correr hacía los brazos de mi familia, pero luego entendí que ellos no sabían todavía que yo en algún momento iba a llegar al mundo, ni yo sabía donde vivían en aquel momento.

-Entremos- dijo Clara.

-Claro- dije desconcentrada.

Ya había oscurecido, la luna no se veía, pero la luz del hotel alumbraba lo que no iluminaba ella. Los arboles hacían ruido con sus hojas, el viento rozaba mi piel con mucha intensidad, pero por suerte ya habíamos llegado.

-Hola- Saludó Clara a su marido.

-Veo que me trajiste a una nueva clienta- se bajó los anteojos el abuelo y me enseño su sonrisa cálida al parecer.

-Soy tu esposa y te traigo clientes, ¿Algún roll más querés que cumpla?- soltó una risita encantadora.

-Hola- intenté dibujar una sonrisa en mi cara, pero no podía por la confusión que tenía- mi nombre es Micaela.

-Bueno Micaela, dejame ver en que habitación te puedo ubicar- respondió con un tono de abuelo dulzón- creo que la numero 111 está adecuada a lo que supongo que necesitas.

Subí hasta el piso catorce en donde se encontraba mi cuarto. Lo que pude observar del hotel parecía muy bonito, pero a simple vista se ve que la gente está acostumbrada a ir de hotel lujoso en otro todavía más precioso, yo nunca había estado en uno de estos, el viaje que hice con mis mejores amigas luego de una recolecta interminable, en ese caso el hotel era maravillosamente hermoso, igual a comparación de este, ninguno era hermoso. Pensé en decirle algún alago a Simeón, pero soy pura vergüenza.

Luego de que Clara me dejó en mi habitación, me quede un largo tiempo mirando el techo de brazos cruzados.

-¡Esto no pasa todos los días!-murmuré- no todos los días sos absorbida por un espejo al terminar una evaluación de matemática, no siempre te encontrás con una hermosa abuela que su esposo es casi dueño del hotel mas lujoso de esa época.

Aquella mañana había pensado que lo más raro que me había sucedido era un problema de matemática que jamás se me hubiese ocurrido que la profesora lo tomaría en una evaluación, pero por eso no lloro, se que tengo puntos extras en otros ejercicios. Pero en ese momento, en el instante que estaba en el borde de la cama, mirando fijamente a la puerta, sentía que mi vida no podía volver a comenzar, ya me había costado trabajo 17 años y cada día mejoraba algo de ella, no era perfecta pero la construí con la ayuda de todos los que hoy no tenía al lado mío.

-¿Cómo estarían las chicas?- me surgió esa duda que no podía dejar de revolotear por mi mente- se que están bien y que no están pensando en mi porque no se dieron cuenta de que yo faltaba- intenté consolarme.

Toda mi vida siempre quise ser notable entre un grupo de personas que me interesaban, aunque hoy, quería ser invisible, pasar desapercibida, porque si se dan cuenta que yo no estoy, si algún día vuelvo, mis padres me armaran un sermón de aquellos.

-¿Estoy muerta?- intenté pensar en otra cosa pero no pude- si es así, no tuve tiempo de despedirme de mis seres queridos, pero como todos sabemos las cosas no se dan como queremos- intenté calmarme con esas últimas palabras.

Recién entiendo la frase "Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde".


No todos los sueños se cumplen a la perfecciónWhere stories live. Discover now