Capítulo 20 (POV Mer)

38 2 0
                                    

Salí disparada hacia mi colegio. Era el único lugar de mi época que ya había sido construido, pero antes no había querido ir porque... Ya saben... La escuela no era el sitio en donde pasaba los mejores momentos de mi vida. Yo sabía que era muy antigua así que debía existir en ese año. Correr hacia allí fue instintivo, como si mi cuerpo lo hubiera hecho automáticamente. Seguramente era porque cuando algo en mi vida andaba mal, mis amigas me consolaban ahí. A pesar de los esfuerzos que hacíamos, se había convertido en algo así como nuestro lugar de reunión y secretos.

Jason era muy rápido así que prácticamente me pisaba los talones. Luego de correr una cuadra, me alcanzó.

- ¡Espera, Mer! – me tomó de la manga de la remera.

- ¿Qué quieres? – pregunté furiosa. Él parecía muy sorprendido.

- Estas roja – explicó esbozando una pequeña sonrisa.

- Es imposible – le dije segura de mi misma -, mi piel no es lo suficientemente clara para poder sonrojarme. Nunca lo he hecho.

- Pues siempre hay una primera vez para todo, ¿cierto? – lo fulminé con la mirada -. Está bien, está bien, tranquila. Es claro que sé lo que planeabas al salir corriendo. La única oportunidad que tenemos de salir de aquí es por donde entramos, pero... ¿planeabas hacerlo sin mí? No te creí alguien tan inteligente, la verdad. – sonrió arrogantemente mientras se me caía la mandíbula hasta el piso por la sorpresa y la frustración.

¿Cómo es que Jason sabía por dónde salir? ¿Siempre lo supo y no me lo dijo? ¿O tuvo ese pensamiento de una manera tan fugaz que no pudo decírmelo, como si se le acabara de ocurrir? No, no iba a engañarme. Él sabía más de lo que creía. Y la verdad era que yo había corrido hacia la escuela por un único motivo: había sido algo espontáneo, me dirigí al único lugar que conocía, al único lugar en donde me podía sentir mejor.

Definitivamente Jason se había portado como un idiota, y él entendió que yo no sabía nada de cómo salir, ya que palideció. Intentó retroceder un paso pero sus piernas no respondieron, así que le di una bonita, fuerte y concisa cachetada, para luego sonreír fingiendo inocencia.

- Por imbécil – canturreé.

- Me lo merezco – se masajeó la mejilla, que poco a poco se fue volviendo más roja.

- Claro que sí.

- Ese era el momento en que te fascinabas por mi ternura y me abrazabas – me miró como si fuera un bicho raro al que sus encantos no afectaban.

- Sorprendo a la gente – comenté al pasar, como si fuera lo más normal del mundo.

- Sí que lo haces Mer, eres diferentes a todas las demás chicas. Me sorprendiste a mí al contestarme sarcásticamente en el rincón de la escuela. Me sorprendiste al pegarme el rodillazo en la entrepierna, como también cuando demostraste lo fuerte y segura de ti misma que eres al desafiar al dueño del bar; y cuando me exigiste las respuestas que realmente necesitabas. Me sorprendiste cuando accediste a disfrutar del pasado conmigo y al darme la bofetada. Me sorprendes todo el tiempo. Siento que eres una caja de sorpresas infinitas, Mer.

Yo estaba asombrada. Completamente asombrada. La ternura de sus palabras ablandaba la coraza de mi corazón ya que era una de las cosas más bonitas que me habían dicho. Se acercó hasta quedar a un centímetro de mí pero antes de que nuestros labios llegaran a tocarse recordé quién era él. El chico malo de la escuela que usaba a las chicas como trapos. Antes de que algo emocionante pasara lo empujé fuertemente hacia atrás.

- ¿América? – preguntó extrañado y un poco asustado.

- Cr-cr-creo que debemos enfoca-ca-carnos en otra cosa – dije rapidito.

- Si eso es lo que quieres... - dijo desilusionado.

No, eso no era lo que yo quería. Pero era lo que debía hacer, porque el miedo me había invadido al darme cuenta de lo que más temía.

Me gustaba Jason.

***

Caminamos en silencio hasta la escuela. No quería demorarme ni un minuto más. El miedo de que algo pasara entre Jason y yo hacía que mis piernas se movieran energéticamente.

- Así que, Jason, tú sabes de que va esto del pasado, ¿no? – pregunté tímidamente.

- He vivido algo parecido de niño.

- ¿Por qué estamos aquí?

- Por lo que he logrado averiguar, los portales que dan al pasado pueden abrirse aleatoriamente. Tengo este aparato, ¿lo ves? – sacó una cosa electrónica de su bolsillo, a la que asentí – puede abrir portales, cerrarlos, y rastrearlos. Lo encontré en una biblioteca, entre las pilas de cosas para tirar.

- ¿Qué querías decirme ayer en la mañana cuando te pegué?

- Lo único que quería hacer era impedirte entrar al baño. El aparato había rastreado el portal, a lo que me propuse cerrarlo rápidamente. Pero tu amiga llegó primero, y mucha gente me estaba mirando para poder entrar al baño de mujeres sin causar sospechas pervertidas.

- ¿Amiga? – rápidamente comprendí que se trataba de Micaela - ¿Qué pasó con ella exactamente?

- Lo mismo que a ti. Está en el pasado, pero en otro. Creo que más adelante en el tiempo.

Analicé la información y lancé un suspiro. Así que Mica estaba sufriendo igual que yo. En ese momento comprendí cuanto la extrañaba. "Igual, ella es muy inteligente, podrá salir" pensé ilusionada.

- ¿Mis papás estarán buscándome desesperados? – le pregunté a Jason.

- Se supone que no. Los portales duran entre quince y cuarenta y cinco minutos, y luego de eso, se cierran. Si alguien ha pasado por él, el tiempo se detiene hasta que la persona vuelve a su época – explicó.

Eso me tranquilizó. Saber que mi familia no estaba sufriendo era un verdadero alivio. Además, su explicación aclaraba varios aspectos: yo había entrado en el portal alrededor de veinte minutos después que Micaela, lo que me introdujo en un pasado diferente al de ella. A pesar de entender las diferentes razones de lo que me había pasado, mi cabeza no dejaba de dar vueltas.

- Jason, ¿entiendes lo que significará esto para mí en un futuro? Saber que la realidad puede mezclarse de esta forma con algo que yo nunca habría creído cierto, cambiará mi vida para siempre. Entender esto despertará mi curiosidad por el mundo. Me refiero a que, si esto existe, ¿qué más cosas podrán estar a mi alrededor sin que me dé cuenta? Miles de criaturas mágicas, presentes paralelos, futuros inciertos que quizás podrían ser averiguados... Todo cambiará. Es como el Caos, una mezcla infinita de objetos superficiales que dejan de serlo en cuanto nos damos cuenta de que vivimos en una completa mentira que nosotros mismos creamos. Nuestro temor a lo desconocido nos manipuló para que nunca podamos ver este Caos, donde la realidad, lo ficticio, el pasado, el presente y el futuro son una misma cosa, una misma masa – me expresé desde el corazón.

- Tienes razón – me miró impresionado -. Vivimos ciegos ya que preferimos ignorar a lo desconocido, pretender que no existe, porque no podemos manipularlo, moldearlo a nuestro beneficio.

Asentí inspirada. Era extraño pensar en todas las cosas que los humanos ignorábamos. Y en ese instante de tiempo, me sentí feliz, ya que me di cuenta de que solo yo y un grupo limitado de personas podíamos entender la verdad sobre la Tierra en la que vivíamos, una Tierra inundada en misterios.

Luego de nuestra conversación, seguimos caminando hacia la escuela.


No todos los sueños se cumplen a la perfecciónWhere stories live. Discover now