Capítulo 8

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Capítulo dedicado a: @KryzCruz y @DaliFujoshi




No más.




Antes de subir por las escaleras miré por un segundo a Weasley, había tantas cosas que quería decirle, pero dedicarle una simple mirada no era suficiente.


Llegué a la habitación que Potter me designó y cerrando la puerta me quedé ahí parado mirando el lugar.


Había esperado una especie de calabozo o un cuarto horrible, pero la habitación era muy normal, hasta tenía un baño con una tina.


Me acerqué otra vez a la puerta para tratar de escuchar lo que hablaban, pero apenas podía oir unos murmullos.


No sabía si el hecho de que no se estén gritando era bueno o malo.


Lo más seguro es que Weasley esté aquí para convencer a Potter de echarme de aquí, ya que no creo que venga a felicitarlo por salvar a una persona de sufrir una violación diaria.


Sin embargo ante la idea de salir de aquí y dejar a Potter, no sabía si reír o llorar, si ponerme feliz o ponerme triste, no sabía si era mejor irme o quedarme sabiendo también lo que me espera con Potter, pero lo que si sabía es que la espalda me estaba doliendo mucho.


Aun traía la camisa puesta. Potter no me dejo quitarmela antes de empezar a golpearme y la verdad tratar de quitarmela me producía dolor, pero también me estaba incomodando mucho.


Tendría que quitármela en algún momento y limpiarme las heridas, no podía dejarlas así, pero no sabía cómo haría esas dos cosas sin ayuda.


Supongo que los golpes son algo de lo que mis padres no pueden protegerme.


Cuando era niño los amigos de mi padre solían golpearme. Y yo no lograba entender que clase de morbosidad podían tener en golpear a un niño.


¿Qué clase de persona enferma se puede excitar golpeando a un niño? ¿Qué clase de persona enferma puede ser feliz viendo a un niño llorar y ser golpeado?


No lograba entenderlo, no podía. Mis padres no pasaban tiempo en casa y ellos lo sabían, en cuanto veían a mi padre fuera de casa, ellos venían conmigo.


Aun ahora podía escuchar sus risas a mi alrededor mientras me golpeaban o en el caso de otros que se masturbaban para terminar encima mío, cuando yo lo que más quería era que todo parará y poder respirar normalmente.


Al terminar, ellos me curaban las heridas, me volvían a vestir y me daban dulces, dulces que yo me encargaba de tirar a la basura, me dejaban como si no hubiera pasado nada y como un muñeco con el cual jugarían después.


Cuando se iban solían amenazarme con no decir absolutamente nada, ya que sino las cosas serían mucho peores y para mí las cosas ya eran lo suficientemente peores.


Supongo que debo agradecer que jamás me hayan violado, ya que no, su excitación no estaba en eso sino en golpearme y cubrirme el cuerpo de su semen y mi sangre.


No sabía por qué me hacían eso a mí, yo no les había hecho nada, no sabía si era porque odiaban a mi padre o porque, aparte de mí, existían otros niños que pasaban lo mismo que yo, pero si sabía que los odiaba profundamente.


El día que llegó mi carta de Hogwarts a casa me sentí tan feliz y enojado al mismo tiempo que empecé a llorar en medio del salón.


Me sentía feliz porque ya no tendría que volver a verlos, ya no volverían a golpearme ni a humillarme, pero también estaba enojado porque al final tuve que escapar como un cobarde sin poder enfrentarme a ellos como un hombre.


A cargo de ti. (Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora