Capítulo 12

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Boda.




El blanco, lo que desbordaba en ese lugar era el color blanco, era todo demasiado brillante a sus ojos. Apenas se podían notar matices de otros colores, pero principalmente todo parecía ser de un blanco tan inmaculado.


Observó el lugar con detenimiento mientras caminaba por los alrededores, viendo que todo estuviera en el lugar apropiado.


El salón era enorme y habían grandes ventanales hacía los costados del lugar, afuera se podía notar la nieve blanca de la noche anterior, que había cubierto todo el lugar. Sin embargo, la tormenta había pasado y la luz del sol hacía la nieve mucho más brillante.


Las paredes del lugar tenían unos pequeños adornos de dorado por las esquinas y techo del salón, que le daba un toque elegante y de realeza al salón.


Las mesas y sillas del lugar estaban puestas con manteles blancos por su encima y como centro de mesa se pusieron floreros con rosas blancas, eran muy hermosas y casi no se podían ver el verde de su tallo.


Su boda iba a celebrarse en ese lugar y quería que todo fuera de ese color, quería que ese lugar se llenará de pureza, bondad, de luz y amor. De cosas que no había tenido antes, un lugar cálido donde todo sea felicidad.


No quería que la oscuridad ni la maldad predominaran ese día, no quería ver solo negro en su futuro. No quería que ese día existiera el dolor y la tristeza.


Sin embargo, aunque el lugar estuviera listo, y él también con un elegante traje blanco, no podía ver a la persona que se casaría con él.


No podía ni imaginar como sería, tampoco sabía si esa persona existía, pero quería creer que así era.


No obstante, tampoco podía ver a los invitados, había querido que el lugar sea grande para que entrarán todos. Pero no podía ni imaginar a una sola persona que vaya a asistir a su boda y que lo felicitará o le diera los buenos deseos.



Empezaba a sentirse todo tan vacío y silencio. Sin embargo, tenía fe de que muy pronto las personas empezarán a pasar por la puerta principal para entrar al lugar. Que todos lo abrazarían para saludarlo y estar ahí con él.


Pero, sobre todo, esperaba que entrará su prometida para recibirlo con un beso y que estuviera tan nerviosa como emocionada por ese gran día.


Que tomará su mano y juntos emp...


—¡Malfoy, baja ahora mismo!


Había soltado un suspiro cuando oí el grito de Potter. Lo mejor era bajar antes de que su humor empeorará más, así que cerré el cuaderno en el que escribía y me levanté de la silla para abrir la puerta e ir en dirección hacía las escaleras.


No había pasado mucho tiempo de la herida en mi mano, aún no sanaba y seguía vendada. Muchas cosas se pospusieron porque me creía un inútil al tener solo una mano sana. Lo peor de todo es que se lo demostre. Me había encargado tareas tan simples en las que solo causaba mil y un desastres al intentar cumplirlas.


Pero había conseguido mi cuaderno, mi propio cuaderno para escribir, algo que era solo mío, donde anotaba todos mis pensamientos, sueños y esperanzas. Había terminado de ordenar la biblioteca ayer, dos semanas después desde que inicié, y fue una semana antes que lo encontré. Claro que primero tuve que pedirle permiso a Potter para que me lo regalará.


A cargo de ti. (Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora