Capítulo veinticinco: La música consigue unir a personas.

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—Hay una cosa que no entiendo chica de las pizzas. —Le pregunté mientras que me llevaba un trozo a la boca. —¿No quieres ir a la universidad? ¡Eres joven! Tienes veinte años, no deberías desaprovechar el tiempo.

—Supongo que estoy buscando a un chico que me mantenga. —Dijo burlesca.

—¿Qué haces entonces tomando pizza con un chico como yo? Te aviso, no tengo dinero para mantenerte. —Añadí mientras que la señalaba.

—¿O no quieres dármelo? —Preguntó siguiendo mi juego.

—Mi casa me ha delatado ¿verdad? —Chasqueé mi lengua. —Sabía que la fuente que tengo en medio de la sala de estar me iba a dar muchos problemas.

—Creo que la fuente es lo que mejor queda en tu casa. —Soltó una carcajada. —Y más si es trasparente. No sabía que había fuentes trasparentes.

—Va a revolucionar el mundo. —Me levanté acercándome a su sillón. —Al igual que el jacuzzi que tengo en el baño.

—Claro que lo hará. —Asintió divertida mientras que imitaba mi gesto. —Y más si consigue volver al agua trasparente también.

—¿Te digo un secreto? No tengo ninguna fuente, te he mentido. —Susurré en su oído.

—Vaya... Entonces no podré prometerme contigo. —Hizo un pequeño puchero fingido.

—Se te ve una chica lista. —Me separé un poco de ella. —Deberías ir a la universidad.

—Tengo que ahorrar. —Alzó sus hombros. —Pero deja de hacerme preguntas señorito. Sigues siendo un desconocido.

—Pensaba que esto era una cita. Las citas están para conocer a la otra persona. —Dije mientras que fingía ofensa.

—¿Una cita en tu casa y comiendo pizza? —Enarcó sus cejas. —Que cutre.

—Siempre podemos bailar. —Ofrecí mi mano. —¿Quiere bailar señorita?

—¿En serio? —Preguntó riendo.

—Oye que soy un buen bailarín, de esos que salen en películas como Dirty dancing.

—La cita sigue siendo cutre. —Aceptó mi mano. —Y no estoy muy segura de que quiera una cita contigo.

—Lo siento pero aceptaste cuando entraste por esa puerta. —Le di una vuelta haciendo que girase sobre sus talones.

—Aparte de la cita, tú también eres un cutre James. —Respondió mientras que pasaba sus manos por mi cuello. —Y no tienes ni música.

—Tengo la música del ordenador, eso sirve. —Me separé de ella y encendí una canción en mi portátil.

—Deberías comprarte un tocadiscos. —Comentó mientras que empezaba a bailar.

—¿Ya empiezas a pedir en nuestra primera cita? No me estás dando razones para que tengamos una segunda. —Observaba mientras que sus caderas moviéndose al son de la música.

—En todo caso tendríamos la primera. —Hizo una señal para que me acercase a ella.

Las cosas como son: la chica de las pizzas es totalmente increíble y su baile... Aún más.

—Para mí será la segunda. —Posé mis manos en su cintura.

—¿Y quién dice que volveremos a vernos?

—Te he enseñado mi piso y te he invitado a una cena de lujo, soy todo un partido. Claro que volveremos a vernos. —Sonreí. —Además, sé dónde trabajas.

—Es verdad. —Bufó. —Aunque siempre puedo desaparecer.

—No lo harás. —Apenas nos separaban cinco centímetros. —Sabes que iría a buscarte. Soy un acosador.

—Ya sabía yo que me metía en un lío aceptando tu propuesta. —Acarició mi pelo.

—No acepto arrepentimientos. —La alcé en mis brazos.

—Y yo no acepto segundas citas.

—Entonces los chicos te durarán poco. —La posé en el suelo. —Por eso tienes que tener tan larga cola tras de ti.

—Ligar no es lo mío. —Confesó.

—¿Por qué eres terriblemente fea? ¿Qué clase de chicos son que solo se fijan en la estética? —Bromeé.

—¿Me acabas de llamar fea? —Simuló asombro.

—No te preocupes, yo no soy tan superficial. Además, cuando tengamos dinero podrás operarte.

—Ahora tu manera de ligar también da asco. —Carcajeó.

—Yo creo que es la mejor. —Alcé mis hombros. —Seguro que no te olvidarás de mí.

—Ni aunque quisiera me dejarías. Recuerda que eres un acosador.

Juraría que sus ojos me habían adentrado a un mundo fuera del real. Uno tan extraordinario y cautivador como ella misma. Nunca pensé que mi adicción a las pizzas pudiese ser tan placentera, y mucho menos que esta adicción me fuese a traer mi salvación.

Una chica que quizás no se siente guapa, puede que sea insegura por su temblor a acercarse a los demás aunque aparente ser totalmente extrovertida. Una chica con carácter, lanzada aunque algo miedosa. Supongo que una chica con miedo a arriesgar, pero que después de todo arriesga. No sabía nada de mí y yo nada de ella, y aún así la noche no la podría estar siendo mejor.

—Son tontos. —Agregué después de unos minutos silenciosos solo hablando con las miradas. Ella me miró confusa. —Los chicos que no saben ligar contigo. Ellos se lo pierden.

Sus mejillas comenzaron a tomar un color rojizo, sus manos a moverse con nerviosismo y cautela. Notaba como sus piernas podía flaquear y como empezaba a intentar disimular su risa nerviosa.

—Eres un cachondo, ¿lo sabías? —Y totalmente desconfiada.

—Tienes que aprender a encajar bien los halagos. —Sonreí de forma reconfortadora.

—Y tú a ligar mejor. —Sonrió de vuelta.

Consiguió algo que nunca pensé que alguien conseguiría y mucho menos tan rápido. Consiguió que durante esta noche, quitase a Ana momentáneamente de mi cabeza al igual que al mundo que nos rodeaba.

MUY CORTITO, LO SÉ, PERO OS COMPENSARÉ MAÑANA CON UNO MÁS LARGO :( PERO LO QUE OS PROMETÍ ES DEUDA: DIJE QUE UN CAPÍTULO YA ESTE VIERNES Y OTRO ESTE SÁBADO

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MUY CORTITO, LO SÉ, PERO OS COMPENSARÉ MAÑANA CON UNO MÁS LARGO :( PERO LO QUE OS PROMETÍ ES DEUDA: DIJE QUE UN CAPÍTULO YA ESTE VIERNES Y OTRO ESTE SÁBADO. 

ESPERO QUE OS GUSTE AUNQUE SEA CORTO, MAÑANA TENDRÉIS OTRO. 

BESOS. <3

PD: Ahí os dejo una representación de James y la chica de las pizzas bailando. ;)

Twitter e instagram: andrea8_r

¡Suerte, sonríeme! (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora