Capítulo cinco: A falta de uno, tres. ¡Necesito beber!

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—¿Me puedes explicar quién era ese y dejar de arrastrarme por las calles estas? —Se quejó James, haciendo que frenáramos el paso.

Sinceramente no tenía ganas de hablar con él, y menos empezar con una discursion. O sea, llevamos días sin hablarnos y en vez de arreglar las cosas, las empeoramos. ¡Vivan las relaciones en pareja!

<<Nota mental: La vida en pareja es una mierda. Jamás os caséis niños.>>

—Es que no sé qué quieres que te explique. —No soy una mujer que huya de sus problemas.

—¿Qué tal si empiezas por quién era el guaperas ese con el que estabas tonteando en la fiesta? —Preguntó retóricamente.

Vale, no soy una mujer que huya de los problemas pero afrontar todo esto sobria... ¡Es imposible!

—¿Por qué no vamos a tomar algo y lo hablamos? Si mis cálculos no fallan cuando lleve unos seis cubatas estaré más que cuerda para debatir este tema. —Comenté pensativa, pero llevándome una mirada reprobatoria de su parte. —¿Qué pasa? Pienso mejor borracha.

—Ana, nadie piensa mejor borracho. —Contestó frunciendo cada vez más el ceño.

¡Yo no quería ponerle seriedad a esto! ¡ME NIEGO A HACERLO! Si alguna vez James se pone serio, es mejor irse a suicidar. Es tan... no tengo palabras.

—Pues yo sí ¿vale? ¡Tú piensas mejor sin pantalones! —Le señalé de forma acusatoria.

¿Acaso es normal que se pasee por la casa en calzoncillos solo porque se inspira y le llegan las ideas a la cabeza? Y luego dice que soy yo la rara por necesitar alcohol para beber... Pf, por favor. ¿Qué tonterías son esas? ¡Si él parece sacado de un manicomio!

—¡Es que sin pantalones te llega mejor la sangre al cerebro, está comprobado! —Alcé mi mano y me di una pequeña palmada en la frente por la tontería que acababa de decir.

—En serio, ¿por qué todos los tontos me tocan a mí? —Murmuré.

—Un respeto a tu novio ¿no crees? —Ups, pues parece que me ha oído. —Bueno, eso si lo sigo siendo después de lo visto...

¡Esto ya era el colmo! ¡¿Por qué decía tantas tonterías?! ¡No estábamos haciendo nada como para que se supusiese tal cosa! Lo que yo decía, todos los tontos me tocan a mí.

¿Es que acaso no confía en mí? ¿Se cree que le voy a ir poniendo los cuernos con todo el mundo? ¿No piensa que si no lo quisiera lo más mínimo no estaría con él? ¿No se da cuenta de que me alegra los días y de que odio tener que pelear con él? ¡Pues no amigos! Tengo un novio con cierto retraso mental. Y un retraso mental severo por lo que veo.

—De verdad James, ves a un manicomio. Entre lo de los pantalones y que ahora dices tal estupidez como la de que te pongo los cuernos... Que te manden tratamiento urgente.

—Si llevamos enfadados unos días en los que no me coges las llamadas, no respondes a mis mensajes, te ocultas tras las cortinas cada vez que voy a hablar contigo y lo primero que me encuentro es que estás hablando con un tío... No sé, llámame loco.

Bueno... ¡eso no era así! Es que si lo miramos de esa manera parezco hasta una mala novia. ¡Con lo buena que soy yo!

Para que luego digan que las mujeres somos las manipuladoras. Já.

—¡Eso es que tú ves muchas películas! ¿En serio me ves capaz de engañarte? Piensa un poco con esas dos neuronas que tienes y deja tus estúpidos celos a un lado, pedazo de simio.

—¡Oye! Sin insultar, pedazo de idiota. —La sonrisa que sacó solo me confirmó una cosa que ya sabía: es bipolar.

—No sé cómo puedes tener celos de Raúl... —Seamos realistas, esto es un comentario reconfortante, pero honestamente yo también los tendría.

—Tienes razón, tú tienes principios y valores y no me engañarías. —Dijo mientras que se acercaba a mí sonriente.

—¡Eh, quieto ahí! Sigo enfadada por ocultarme que hablabas con Álex. —Él bufó notablemente molesto. —¿Ya has olvidado que soy una rencorosa o aún no te dio tiempo a descubrirlo?

—¡Pero es que eso es una tontería Ana! —Protestó.

—¿Ah sí? ¿Y tener celos de Raúl solo por verme hablando con él no? —Rodó sus ojos. —No hagas eso, estamos hablando de algo serio James.

—¿Ahora te pones seria?

—Soy una mujer seria y respetable, por favor no insultes a mi querido honor y prestigio. —Contesté con tono de superioridad.

Sí, está bien, no me lo estaba tomando muy en serio. ¡Pero es que tenía sueño y quería ingerir alcohol!

—Ya, cuando ocurra eso será el fin del mundo. —Que exagerado... Ni que provocara catástrofes mundiales. —No te conté lo de Álex porque no quería perderte...

Vale, ahora sí que se pone serio.

—Pero James...

—Déjame hablar. —Me interrumpió. —No es cuestión de ser egoísta o al menos yo no lo veo así, simplemente aparte de que no te quería perder, no quería que sufrieras. Al principio eras mi mejor amiga, ¡por el amor de Dios me subí a un avión contigo sin importarme nada más! Y él no pudo hacerlo, y no, no es por su hermana, porque si te quisiera de verdad hubiese encontrado la forma. —En cierto modo, llegaba a entenderlo... —Miraba por tu bienestar y no creo que decirte que hablaba con él te fuese a beneficiar en algo, al revés, te perjudicaría porque conociéndote seguro que empezarías a comerte la cabeza del por qué no te llamaba, no se ponía en contacto contigo o porque no venía a verte cuando era algo que te prometió.

Cierto, que falló su promesa... Ni si quiera sé por qué la prometió si sabía que no era capaz de cumplirla. Yo confiaba en él, nunca había faltado a su palabra y de verdad, tenía fe ciega en que eso no ocurriese pero... Ya ves. La vida da muchas vueltas y a veces pensamos que las personas son de una manera y luego son totalmente de otra...

—¡Y qué demonios! —Su exclamación hizo que pegase un brinco. —¡Claro que te quería para mí, joder! Te quería y quería estar contigo, ¿había manera de enamorarte si no dejabas a tu pasado atrás? ¡Claro que no! Y sí, entonces enfádate porque soy un completo egoísta.

¿Cómo enfadarme? Ya no me importaba nada. En verdad, habíamos discutido por cosas sin importancias y de críos. James y yo habíamos pasado muchos momentos juntos y sinceramente no me apetecía perderlo en absoluto, quería que permaneciéramos juntos y que Álex haya vuelto no significa que los problemas vuelvan ¿no?

—Vámonos a casa anda. —Mencioné después de un gran abrazo.

¿A quién iba a engañar? ¡Claro que son problemas! Hace una semana solo tenía a un tío en mi vida y era James, no me iba nada mal... ¡Y ahora tengo a tres! ¡TRES! Por falta de unos tres. Venga, esto tiene que ser una maldita broma. ¡Solo he visto a Álex un día y ya han salido cosas de la nada! Y todos son o han sido novios míos... Genial ¿no? ¡Necesito beber! No estoy preparada para afrontar lo que se me avecina encima.

Aunque bueno, siempre puedo construir una máquina del tiempo y regresar al pasado, matarlos a todos y problema solucionado. O algo menos cansado, encontrar a Doraemon y robarle la puerta mágica.


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¡Suerte, sonríeme! (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora