Capítulo 05: "Secretos oscuros"

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Capítulo 05:

Más allá de los laberínticos pasillos y del comedor, Jihoon tomaba lo último que quedaba de su café y terminaba el informe del día. Aquellos ojos penetrantes que lo observaban desde el umbral de la puerta de su habitación, solo causaban que él lo maldijera por lo bajo y los pelos de su nuca se erizaban uno a uno.
Si tenía que describir quien era el mayor del grupo Lotto, no podría, porque no había frase o palabra en el diccionario que fuera con su personalidad. Seungcheol mataba a sangre fría cada persona o cabeza que se le pusiera en frente, pero donaba la mitad de su sueldo a una familia pobre y sin recursos; era callado pero sus ojos hablaban más que un relator, era tranquilo pero Jihoon no alcanzaban a contar las veces que quiso volarle la cabeza pero no pudo. Choi Seungcheol, había llegado a su vida de una forma muy peculiar para, luego convertirse, en la persona de la cual tenía que velar. Su misión.

-¿Qué necesitas?- selló los papeles en un sobre y acomodó su escritorio.- Si vas a perder el tiempo allí sin decirme nada, te recomiendo que descanses.

-No quiero dormir hoy.- Seungcheol era un año mayor que él, tenía fuerza, tenía más altura que Jihoon, cada vez que cometía un asesinato para el gobierno, meditaba en su sala. Ahora, estaba cerrando la puerta con fuerza de la habitación de "Jihoonie", un apodo que se había ganado desde que lo conoció.

El menor lo miró con sorpresa, aquel cuerpo se movía hacia él y lo primero que pensó era en tomar su arma para mantenerlo lejos, no podía creer que Seungcheol otra vez se transformara de esa manera. Con un poco de torpeza logró apuntarle en el medio de pecho pero, él solo lo miraba con una ceja en alza.
Poco a poco la tensión comenzó a apoderarse de la pequeña habitación individual que el menor no había ocupado durante cuatro años. Sostenía un arma sin dudar, con el seguro abajo solo debía presionar el gatillo y acabaría con aquella batalla de miradas, después de todo, Seungcheol solo era un asesino.

-Sea lo que quieras saber, no te lo diré y sabes que yo puedo dejar la razón de lado para poner plomo en cualquier parte de tu cuerpo.- las frías palabras de Jihoon solo lograron un suspiro como respuesta de Seungcheol que corrió suavemente el brazo del menor para que el arma le pegara directamente en el corazón.

-Hazlo... mátame. Sabes que es lo que busco, quiero que acabes con mi vida Jihoonie. – el de pelos liliáceos solo lo observó por un tiempo más, no podía soportarlo, en el momento en que aseguró de nuevo el arma y la dejó sobre la mesa, comenzó a relajarse.

-No te daré el gusto esta noche...-admitió.- No quiere decir que alguna vez lo haga pero, hoy nos haces falta. La organización no te esperó cuatro años para que cumpla con mi promesa luego de todo lo que ha pasado.

-Jihoonie, necesito respuestas.- dijo seriamente.- Me has evitado todo el día.

-¿Cómo está 1004?- respondió no dando importancia a lo que había dicho el mayor, pero si dándole a conocer que el no tuvo tiempo de ir a ver a su superior en todo el día.

-Está estable, le inyectaron calmantes... -observaba solo la espalda de menor trabajando. - ¿Cómo te sentirías tú en su lugar?

-Igual...-respondió secamente y sin despegar la vista de sus papeles, no era que no sintiera nada por Jeonghan pero era el shock, el estrés y la presencia del mayor en sus aposentos lo que lo ponía nervioso.

Seungcheol se acercó un poco más y lo subió arriba del escritorio con brusquedad, allí lo tenía sentado a su altura y podría mirarlo directamente a los ojos.

-Lo último que quiero hacer antes de irme al infierno, es verte por última vez...

Jihoon sabía lo que venía, sus ojos se cristalizaron al saber que el tiempo era cruel y no quiso esperar, el también necesitaba sentir ese calor que los muertos y la sangre no daban, pero Seungcheol sí. Sus bocas se unieron luego de un largo tiempo sin estar unidas porque, antes de que el mayor matara a su última víctima, el menor no había aparecido hasta que lo encontró en el cementerio y ahora que los dos trabajan en la misma organización, no tenían tiempo.
Poco a poco se acercaron más, las rasposas manos del mayor comenzaban a tocar la suave piel de su amante, mientras este iba bajando sus manos por las el cuerpo del contrario. Con suaves gemidos e incontables minutos solo ropas se hallaban esparcidas en el suelo y dos cuerpos se amaban bajo las sabanas en donde Seungcheol besaba el cuello de su menor bajo su pecho. La muerte era el cielo cuando las caricias de ambos se encontraban, pero una historia oscura estaba dentro de ellos.

Operación LOTTO: Take your Number. [1er libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora