«segundo acto»

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Dipper forcejeaba en contra del demonio, luchando contra las cadenas que le mantenían cautivo; tenía miedo, su mirada lo reflejaba y solo le causaba gracia al demonio. Sus ojos habían dejado de brillar, al menos el derecho, dejando ver un bello tono ámbar en lugar del azul.

- vamos Pino ¿no te gustaría viajar por todo el mundo?- cuestionó con una sonrisa psicótica, causando escalofríos al menor- ¡conocer miles de ciudades si tener que pagar un centavo! ¿Qué hay mejor que eso?

Dipper clavó la vista en los ojos del demonio, por alguna razón le pareció que estos solo querían cariño ¿en qué pensaba? Tenía que regresar con Mabel lo más pronto posible, antes que su hermana le comentará a sus padres la situación. Suspiró rendido, bajando la cabeza y deteniendo cualquier intento de escape que se le pudiera cursar por la mente ¿de qué servía? Era él, un chico de quince años, débil y torpe, contra un demonio fuerte y poderoso.

- así me gusta más- susurro sobre el cuello del chico el demonio, lamiendo la zona con lentitud- aunque admito que me gusta verte luchar- un beso allí mismo, causó que Dipper jadeara por la sorpresa. Bill sonrío y enterró los colmillos en la piel de Dipper, arrancándole un gemido sonoro al menor.

- pa... para- jadeo sintiendo como su cuerpo temblaba, intento de nuevo escapar de las cadenas que le mantenían allí, indefenso; y de nuevo fue completamente inútil todo intento de escapar- Bill... por favor para.

- ¿por qué~? Si es divertido- con una risa burlona, mordió de nuevo la piel ajena; empezaba a resaltar el tono rojizo de la mordida- hmmm... tu piel es dulce.

Podría haber continuado, podría haberse aprovechado del chico, pero la pequeña parte humana que aún existía en su ser le obligó a detener su actuar. Le molestaba, tantos años atrapado en el mismo cuerpo, luchando contra el sentido común de un humano simplemente le molestaba; pero no podía hacer nada, el Bill humano aún tenía fuerzas para existir y él tenía que aguantarlas.

Dejó al castaño suspendido en el aire mientras revolvía su cabello con molestia, murmurando cosas que el menor no alcanzaba a entender. Finalmente le soltó, o al menos eso parecía querer hacer.

- Bill... ¿te sientes bien?- detrás del demonio estaba el chico que sería hermano del mago, Will sabía de los problemas que pasaban por la mente del mayor y solía preocuparse por él, aunque la mayoría de veces salía lastimado- yo me encargo del humano, ve y relájate si lo necesitas.

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La noche se hizo presente en poco tiempo, todos excepto él estaban ocupados ensayando sus actos. Él simplemente los observaba desde las gradas, a la espera de su hermano y el chico que había  decidido conservar para sí mismo; le había ordenado a Will vestirlo de una forma atractiva pero bien vista en público.

Una falta tos le llamo desde la izquierda, para al girar encontrar a su hermano y el chico humano, observándolo el primero con una sonrisa y el segundo con un fuerte sonrojo.

- es lo que mejor le luce- argumentó el chico del mechón azul, ignorando la asesina mirada del castaño junto a él- además, si viste como un chico, lucirá como tú y podría robarte algo de atención

Bill sonrío ladino, levantándose y acercándose a Dipper con lentitud, pidiendo a Will retirarse a practicar la poca magia que sabia usar. Dipper le rogó con la mirada que no le dejara solo con el demonio, recibiendo nada más que silencio y el caminar alejándose de Will.

- si doy una orden, nadie la desobedece- comentó Bill, caminando al rededor de Dipper, analizando la vestimenta que llevaba- te queda bastante bien, nada más perfecto que un chico bien vestido.

Dipper no logró registrar los movimientos que siguieron a las palabras del moreno, solo supo que había hecho algo cuando sintió su cuerpo tan pesado como el acero, obligándolo a caer de rodillas en el lugar que se encontraba

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Dipper no logró registrar los movimientos que siguieron a las palabras del moreno, solo supo que había hecho algo cuando sintió su cuerpo tan pesado como el acero, obligándolo a caer de rodillas en el lugar que se encontraba. Bill mantenía su mano izquierda, aún cubierta por un guante, extendida frente suyo, envuelta por peculiares llamas de tono azulado y una sonrisa psicótica en el rostro.

- vamos Pino, dime la verdad ¿qué eres y de dónde vienes?- gruñó cerrando la mano en puño, arrancando un gemido sonoro por parte del humano- no quiero borrar tus recuerdos ¿sabes? Hay cosas en ellos que me resultan curiosas.

La respiración del castaño era acelerada, irregular y pesada; Bill le estaba cortando la respiración sin siquiera tocarlo, le privaba de la posibilidad de detenerlo con el paralizar su cuerpo; se estaba desesperando, asustando de que allí pudiera terminar su vida. Bill comenzó a reír de manera cínica, aunque igualmente psicótica, disfrutando de la agobia del chico frente suyo.

- el dolor es hilarante ¿no crees Pino?- comentó entre risas, ignorando las súplicas mentales del chico, sabiendo bien que quería que se detuviera- vamos, resiste un poco más; los recuerdos no son muy fáciles de obtener ¿sabes?- los ojos de Dipper se tornaron completamente blancos, de su boca ya no salía ningún sonido, solo pequeños jadeos que buscaban oxigenar sus pulmones y cerebro- no se porque los humanos viven en el pasado, es más divertido olvidar el pasado y vivir el presente; pero descuida, ya no tendrás que soportar eso.

Finalmente cayó desmayado, de su frente (revelando su marca de nacimiento) salió una nube de color azul, mostrando imágenes de su vida pasada, junto a su hermana, sus tíos y su familia. Bill ahora tenía los recuerdos de Dipper bajo su poder, podía manipularlos como le placiera y eso es justo lo que pensaba hacer.

- lo lamento Pino, pero se que por tu cuenta jamás te habrías quedado aquí.

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El sol le golpeaba el rostro, acompañado por un tenue aroma a algodón de azúcar. Abrió lentamente los ojos, tratando de recordar algún suceso que explicara el fuerte dolor de cabeza que ahora sentía. se levanto de la hamaca en que había dormido y camino hacia la salida de la carpa, encontrando a Will esperándolo afuera.

- Bill quiere hablar contigo- le informó con expresión seria- espera que estés vestido y preparado para cuando acudas a él.

Dipper asintió confundido, no recordaba haber hecho algo mal, así que no entendía la razón del moreno para querer hablarle en esta ocasión.

- Will ¿acaso hice algo mal? O ¿desobedecí una orden?- cuestionó al chico que tenía en frente, rascando su nuca en evidente condición.

- no lo sé Dipper, solo mando llamarte, no dio razones o explicaciones.

El castaño asintió, regresando a la carpa a buscar las botas de su traje y encaminarse a ver a Bill, con el corazón en la garganta por el miedo, aunque tal vez solo fueran paranoias suyas.

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Hey ¿qué cuentan? Lamentó la tardanza, he estado muy ocupada con las clases y pues me quede sin tiempo de escribir.

Aunque ya regrese, espero les haya gustado este capítulo.

Nos leemos luego :)

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