– ¡feliz cumpleaños hermanito!– la interminable energía de Mabel lleno la habitación, acompaña por el agradable aroma de Hotcakes recién preparados– levántate, que hoy es un gran día.
– Mabel... Hoy es un gran día para ti; para mi es solo otro cumpleaños– gruño sentandose aún con los ojos cerrados– no se porque siquiera insistes en celebrarlo.
– eres mi gemelo... Hermano; es obvio que quiera celebrar– dejo la bandeja sobre las piernas del chico, sentandose en el borde de la cama, observando al menor con algo de tristeza– ¿aun piensas en él?
– sabes que no puedo olvidar lo que viví– murmuró bajando la mirada, tomando el tenedor y jugando un poco antes de llevar el primer bocado a su boca– Bill fue el primer y único novio que he tenido, y no puedo evitar extrañarlo.
– lo sé... Me pasa lo mismo con Pacífica– Dipper sintió un escalofrío al escuchas ese nombre, no sabía de ella ni de Bill desde hacía cuatro años.
Aquel cumpleaños era el cuarto desde que había regresado con su familia, era el cuarto treinta y uno de agosto en que estaba pensando sin darse cuenta en lo mucho que extrañaba la presencia del mago. Constantemente se preguntaba si él también lo extrañaría o si se habría olvidado de él en cuanto estuvieron separados completamente.
Suspiro dejándose caer de nuevo en la almohada, espero a que su hermana dejara de insistí en que era un buen día y se fuera para poder pensar con más tranquilidad; se había convertido en lo más cercano a un hijo para Ford, su aprendiz y muchas cosas más, sin embargo no podía dejar de pensar en aquello que le hacía falta, en lo mucho que extrañaba la libertad de viajar junto a Bill por el mundo.
– Tengo que salir de aquí... Necesito pensar– murmuró sentandose en el borde de la cama, recogiendo del suelo la gorra azul celeste que reemplazaba la vieja gorra de pino que alguna vez había usado– veamos... ¿Qué tiene para mi, diario número tres?
Se pasó la mañana encerrado en su habitación, leyendo y pensando en la forma en que su tío le había encontrado, planeando hacer lo mismo para ver una última vez al mago, casi rogándole al universo que este aún no le hubiese olvidado por completo.
Era cerca de medio día, el sol se alzaba esplendoroso en lo alto del cielo, no más que un par de nubes le hacían compañía en aquel momento en que una mariposa de alas brillantes se posó en la ventana. Una mariposa de alas azules.
Nos volveremos a ver.
Levantó bruscamente la cabeza al escuchar la voz del mago resonar por toda la habitación, buscando con la mirada una simple señal de su presencia en aquel lugar. Dio con la mariposa parada en el marco de la ventana triangular del ático, quedando perplejo un momento.
Se colocó la gorra y una sudadera delgada antes de bajar corriendo las escaleras, ignorando por completo la vos de su hermana, que le llamo para saber a dónde iba.
– ¡Dipper! ¿vas a salir?– la voz de Ford le trajo a la realidad por un instante, recordando que tenía que responder a su tutor legal.
– si, trataré de no tardar mucho– y con aquello salió; la mariposa le rondo un momento antes de empezar a volar hacia la entrada del bosque– ¡espera!
Corrió tras el pequeño insecto, sintiendo su pulso en las sienes con cada paso que daba, hasta que finalmente se perdió. Bajo la intensidad de la carrera hasta verse caminando por una parte poco conocida del bosque. Al menos hasta que volvió a ver la mariposa posada en un árbol.
Cuando y donde no se...
Se acercó lentamente, tentando su suerte para atrapar al insecto, si bien reconocía aquellas mariposas, necesitaba estar seguro que no había perdido ya la cabeza.
Se adentró aún más, siguiendo la mariposa hasta un claro reconocible, en aquel lugar, después de todo, había tenido sexo por última vez con Bill. Se detuvo antes de asomarse por entre los arbustos, escuchando la suave brisa por entre las hojas de los árboles.
Todo aquello le traía una sensación de paz, de tranquilidad espiritual que jamás había sentido. Respiro hondo y apartó los arbustos de su campo visual, encontrándose algo que le hizo temblar de pies a cabeza.
– pero nos volveremos a ver, un día soleado– murmuró rodeandose de mariposas, escuchando como todas ellas repetían lo que acababa de decir, sonriendo al sentir la presencia del castaño– bienvenido, Mason.
– Bill...– susurro a duras penas, corriendo a los, ahora abiertos, brazos del mago, encontrando el calor que tanto le hacía falta– maldición... No sabes cuánto te extrañe Bill.
– yo también te extrañe, Pino– rompió el abrazo para tomarle el rostro con las manos, descubriendo algo no muy agradable– estas más alto, no puedo llamarte "pequeño Pino" nunca más.
– no soy el único que cambio– comento notando el nuevo color de cabello del mayor, no aguantando más las ganas de llorar– me gusta como te vez, Bill
– te amo Pino– susurro antes de besarlo como nunca antes, sintiéndose finalmente completo.
La mirada rojiza de Zack y la azulada de Will se adivinaban por entre las ramas de un árbol alto, contemplando como ambos chicos se entregaban a la sensación de tenerse de nuevo.
– ¿listo Will? Sabes que no te obligo a venir– murmuró flotando frente al peli-celeste, ofreciéndole una mano a modo de invitación.
– Zack, te seguiré hasta el fin de los días, solo si puedo estar contigo– dijo tomando la mano del demonio, confiando ciegamente en que no caería por efecto de la gravedad.
Estaremos juntos, hasta el fin del mundo.
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Amenme u odienme, pero saben que les gustó.
Nos leemos en los agradecimientos y despedida final.
Saben que los amo ¿no?
Nos leemos luego :).
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Cirque du Mystère| BillDipp| #PremiosGravity2018
FanficHay una leyenda que cuenta la historia de un circo, uno con un espectáculo fuera de este mundo, lleno de magia y cosas asombrosas; la leyenda cuenta que este circo aparece en lugares aleatorios del mundo, en busca de público y nuevas atracciones. L...