3 de Septiembre del 2015, al otro día
Se encontraba de pie, conversando con una mano en los bolsillos. Shawn quería demostrarle a Ben Watson, un amigo, que efectivamente conocía a la líder de las porristas y que hace poco hablaba con otra también. Las cheerleaders estaban haciendo un ensayo, porque en pocos instantes se haría el primer partido de fútbol americano del año universitario, ellas como porristas debían tener todo el físico y la disposición anímica para alentar al público y a los jugadores, mantener una reputación era la prioridad de muchas. Shawn se había dado cuenta que muchas veces los prejuicios son sólo eso y nada más. Creía que los comentarios sobre Camila Cabello, la nueva, eran reales. Mas bastó que ella hablase con él para darse cuenta que nada era cierto, la chica era agradable y de manera sorprendente le contó algo privado sin siquiera conocerlo. Bien, pues era alguien interesante con quien hablar y posiblemente entablar una amistad. Cuando salió una de ellas del gimnasio, Shawn frunció el ceño por no entender a que se debía esa expresión en el rostro de Dianna.
Shawn: Discúlpame un momento Ben –dio unos cuantos pasos para hablarle a la porrista- ¿pasa algo? ¿Por qué ese rostro?
Dianna: -sonrió sin muchas ganas, Shawn era un chico agradable- No es por mí, es por Mila -miró preocupada para todas partes. Empujó un poco al chico para que asomara el rostro y lo viese con sus propios ojos- Hoy anda extraña, como si la felicidad del viernes hubiese sido un lindo sueño nada más, esa chica me preocupa. -El muchacho veía como Camila estaba parada mirando la nada, vestida con el traje de las cheerleaders pero sin prestar atención a cada movimiento que sus compañeras hacían. Sus ojos estaban sin brillo alguno, sus labios estaban apretados y tenía los brazos cruzados sobre su pecho- por más que le pregunto que ocurre, sólo me niega con el rostro, hasta pareciera que quiere llorar y no sé por qué.
Lo que ocurría era que ni ella ni Shawn tenían idea de las cosas que pasaban por su mente.
Flash Back
Se sintió tan cómoda, tan tranquila y no sabía el porque. Lentamente movía los dedos de sus pies para tocar la suave sábana de su cama. Cuando abrió los ojos, el incómodo y habitual rayo de sol le llegaba directamente a ellos, no importaba, eso quería decir que era de mañana. Con pesar y algo de somnolencia levantó un poco el rostro para ver a su alrededor y comprobar que estaba acostada en su cama. No quería levantarse, estaba tan cómodamente arropada que salir de su cama sería un crimen imperdonable, pero antes de volver a acomodarse, notó una bolsa sobre el mueble de su habitación. Extrañada y con molestia se levantó de todas formas para acercarse a aquella cosa. La tomó entre sus manos para abrirla de inmediato y ver las cosas que contenía dentro. Su chaqueta, su blusa y sus jeans. Las cosas que había dejado en la casa de aquella mujer. Acercó su nariz a las pertenencias y comprobó que estaban lavadas y planchadas. Antes de cuestionar todo, notó una pequeña hoja escrita con bella caligrafía dentro de la bolsa. La sostuvo con delicadeza para leerla.
"Camila, aquí te he dejado las cosas que olvidaste en mi casa. No quiero que pienses que deseaba quedarme con ellas, es sólo que mi trabajo me impide tener muchas veces tiempo libre. Dentro del pantalón también he dejado tu teléfono celular. Espero no te moleste que te haya dejado acostada en tu departamento, pero era lo más sano antes de que te profirieran un calmante intravenoso. Es importante que vayas a ver los resultados derivados del examen de sangre. El doctor ha decidido no explicar a nadie más que a ti y ha dejado para el martes 4 una cita en la misma clínica, cuida tu salud. Atentamente la mujer a quien querías atacar con una cuchara".
Inmediatamente el corazón comenzó a martillarle de una manera tan fuerte que le dolió el pecho. Con lágrimas en los ojos y la desesperación al borde de sus límites, llevó las manos a su rostro y comenzó a caer sobre la cama. ¿Cómo pudo olvidarse de aquel detalle? La mujer de ojos verdes que la había sostenido en el hospital anoche cuando se había enterado que Austin había muerto a causa del SIDA. Comenzó a mirar sus manos temblar y a respirar desesperadamente, el miedo comenzó a invadirle toda el alma. En pocos segundos se cuestionó como esa mujer de la que no sabía nada, había dado con su dirección, como había entrado y la había acostado. Eso no importaba ahora pues de su mente no quería salir la imagen de Austin cuando lo vio por primera y última vez después de tanto tiempo. Estaba tan delgado que apenas podía reconocerlo, su piel era medio morada con manchas extrañas, su aspecto era tan enfermizo, pero no creyó que moriría.
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Bitter Sweet Symphony {Adaptación Camren}
FanficCuando tenía 15 años, creía fielmente en el amor. Creía en la fidelidad de un hombre. Le atribuía todo lo bueno que un príncipe azul pudiera poseer, sin saber que ese hombre de príncipe no tenía nada. Él le prometió el cielo y la tierra, la luna y e...