Bitter Sweet Symphony {Adaptación Camren}

Capítulo 8

Shawn estacionó el automóvil en la parte subterránea de la clínica. Podía apreciarse claramente en el rostro de Camila que apenas podía contener el terror y nerviosismo. ¿Qué estaba pasando? Él no tenía idea de lo que realmente le pasaba a ella, lo que pensaba o porque temía a los resultados del examen de sangre, sólo podía apreciar que de salud no estaba bien. Con la mano temblando Camila abrió la puerta del vehículo, soltando un pequeño quejido al sentir una punzada en el centro de su cabeza, era tan fuerte aquella sensación que debió apoyarse en la puerta. El muchacho se quitó el cinturón de seguridad, abrió rápidamente la puerta y se colocó al lado de ella para afirmarla.

Shawn: Es oficial, no vas a ir sola -le sonrió ampliamente para ver si ese rostro de preocupación desaparecía, mas no lo consiguió porque Camila seguía con el terror en los ojos- recuerda que ya cuentas conmigo para lo que sea aunque nos hayamos conocido la semana pasada, tengo un amigo, Ben, que de seguro te caería bien. Tú, Dianna, él y yo, sería fantástico como grupo -ella asentía tratando de esbozar una pequeña sonrisa. Lo que le causaba alegría era saber que alguien se le estaba acercando para ofrecerle su amistad.

Apoyando su rostro en el hombro de Shawn, ella caminó hacia el lugar donde debía esperar al médico. Nunca le gustaron los recintos hospitalarios porque le recordaban a su abuelo paterno, esposo de Teresa. Cuando era niña había visto a su abuela sufrir por ver al hombre que amaba morir a causa del cáncer pancreático. Ella iba a ir sola a la consulta , necesitaba tener ese momento de privacidad con el doctor a cargo, pero claramente Shawn estaría afuera esperándola.

Camila: Es sólo anemia, tranquila -murmuró pasa sí misma y con el ceño fruncido el castaño se le quedó viendo.

Cuando habían salido del ascensor en el cuarto piso, vio a la mujer de ojos verdes, con una criatura entre sus brazos. Estaba despojada de su delantal blanco, de su fachada de doctora. Él bebé jugaba con su rostro e intentaba morderlo, haciendo sonidos de alegría cuando ella le daba permiso para hacerlo. Había sido una imagen preciosa que a más de una enfermera llamaba la atención, a su lado había una hermosa mujer castaña. Shawn le preguntó al oído si le sucedía algo.

Camila: Nada, ¿vamos? –le dolió la boca del estómago al recordar que un médico la esperaba. Tratando de no interrumpir el momento de esa mujer, su "esposa" y su "hijo", pasó cabizbaja al lado de ambas pero no logró lo que esperaba. Daniel se le quedó mirando fijamente como si fuese un juguete, alzando su manita y haciendo sonidos, reclamando con un gorgojeo para que Lauren girase a verla.

Shawn: Parece que el bebé se ha enamorado de ti -murmuró entre risas.

En ese instante, Lauren levantó la vista y se sorprendió de ver a esa muchacha allí mismo, más aún porque su sobrino clamaba tanto la atención de ella.

Taylor: -miró a Camila y luego a su bebé- ¿Tenías novia y no me contaste? A mami hay que contarle –con una sonrisa, la morena la miró. Observó el reloj en su muñeca y supo que no podía perder más tiempo allí, mas, antes de dar 5 pasos la escuchó hablar.

Lauren: ¿Estás bien muchacha? –giró medio rostro para verla aún con el bebé en brazos, eran idénticas, de hecho creía que eran madre e hijo cuando la única verdad era que estaba viendo a la tía más orgullosa del mundo con un sobrino en brazos.

Camila: Muy bien, gracias -murmuró sin creerse lo que había dicho. Su amigo sin decir palabra alguna les sonrió a Lauren y a su hermana para luego acercarse a la morena. Quería estar a su lado para que no se mareara y cayera al suelo duramente. La doctora, más bien la amiga de Dianna Agron, no perdió de vista la figura cansada y notoriamente preocupada de Camila.

Lauren: -tragó saliva, su trabajo como médico le impulsaba a ayudar a todo el que la necesitara- Miente, ella no está bien -su voz sonaba sumamente preocupada. Su hermana la observó fijamente, notando el brillo característico de sus ojos verdes al estar pendiente de alguien que necesitabaayuda suya. De aquel extraño trance en el que se quedó la pelinegra, su sobrino de 7 meses la sacó, deformándole a su antojo y diversión el rostro.