Uno, dos, tres veces y un poco más; se mantuvo así, golpeando el borde de su escritorio con la punta de sus dedos. La conversación con el neurorradiólogo no la había dejado del todo contenta, de hecho no quería recordar que su pequeña tenía el tumor tan al centro del cerebro y con ramificaciones, que el SIDA exponía su salud a caer en cualquier momento. Quería y deseaba protegerla, darle una vida perfecta antes de que falleciera. No, no quería pensar tampoco en la muerte así que se paró, enderezó su cuerpo y miró el reloj en su muñeca, sí, Perrie debía estar por salir de su turno así que iría a buscarla. ¿Mantener la calma? A esa tipa no la soportaba.
Caminó hacia el pasillo, saludó a una asistente de enfermera y continuó su camino. Estaba sin el delantal blanco, era su hora libre.
Notó como Perrie caminaba y frenaba al verla de vuelta. Era evidente que le extrañaba verla ¿Acaso no había pedido Jauregui permiso para esta navidad y año nuevo?
Lauren: Supongo que ahora tienes tiempo libre, puedes venir, tú y yo tenemos que conversar.
Perrie: -miró su reloj unos segundos- Habla, y dime que quieres Jauregui.
Lauren: Este no es lugar, vamos afuera o a tu oficina. –Perrie negó con la cabeza y cruzó los brazos, apoyándose en la pared con una postura arrogante- Bien, si quieres que todos escuchen no hay problema. Quiero saber si pagaste la radiografía de Camila, supongo que te harás cargo ¿no?
Perrie: Sí, me hice cargo, ya pagué, podrías decirle a tu amiguita que aprenda a cruzar la calle.
Lauren: -apretó el puño con rabia, no quería llegar a los golpes porque podía meterse en problemas- Eres tú quien debería hacer de nuevo el curso de manejo. Andar a toda velocidad por las calles no es la cuota que te falta, ni te da crédito con las mujeres. –Un hombre del aseo que barría cerca, se rió un poco de lo que Lauren le dijo a Perie, causando la molestia de ella.
Perrie: Tú cállate y sigue limpiando, que eso es lo único bueno que has de hacer. –Enderezó el rostro y miró a Lauren con enojo.
Lauren: - Sin soportar ver como el hombre del aseo agachaba la cabeza y seguía barriendo con un rostro de "humillación", perdió los estribos y empujo a su colega contra la pared- Lo único bueno que has de hacer tú es cagarles el ánimo a las personas con tu mal humor, no te creas Dios ni mejor que esa persona sólo por tener el título de médico, das vergüenza –la soltó y se enderezó- tuviste suerte Perrie, porque si hubiese estado yo ese día, te rompo tu dentadura, agradece que no le hiciste más daño a Camila porque si la hubieses matado con tu maldito auto y tu mala forma de conducir, yo te hubiera dejado en coma o simplemente no estarías escuchando esta historia.
Edwards entrecerró los ojos al percibir la rabia y verdad de sus palabras. No quería asegurar nada pero era casi inevitable pensar que Jauregui estaba vinculada más allá con la muchacha esa. Estar en presencia de la "médico estrella" le repugnaba y ese era claro signo de un grado alto de envidia, la cual claro no admitiría por su ego. Llevarse bien con casi todo el mundo, que los pacientes la quisieran mucho, ser feliz con su trabajo. ¿Acaso no eran motivos para odiarla? Claro, Perrie era todo lo contrario, todo lo que Jauregui tenía ella lo carecía, sobre todo la unión y amor de la familia.
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Sábado 31 de diciembre 2015
Colgó la llamada con una media sonrisa, dejando el teléfono donde habitualmente estaba para luego quedarse en silencio y pensar. Acababa de terminar de hablar con su abuela y los pronósticos para Jacksonville y en general para todo el resto del estado de Florida iban mejorando, la próxima semana se restablecerían los vuelos y si Dios lo permitiría, una de las dos viajaría para ver a la otra. El día anterior no había visto a Lauren porque se mantuvieron ambas sumamente ocupadas, una con su trabajo en la clínica y ella con los últimos ajustes de la publicidad que lanzaría Ecko Red, era la última vez que faltaría a las charlas psicológicas porque extrañaba a las personas que asistían ahí. Claro, no había visto a la "doctora Jauregui" pero aquella bella mujer la había llamado por teléfono por la noche para preguntarle cómo había estado su día y desearle buenas noches. En su rostro se dibujó una sonrisa instantánea, se mordió los labios y cerró los ojos al recordar la boca de Lauren besar de maravilla, sus brazos rodearla por completo y hacerla sentir de una manera tan segura.
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Bitter Sweet Symphony {Adaptación Camren}
Fiksi PenggemarCuando tenía 15 años, creía fielmente en el amor. Creía en la fidelidad de un hombre. Le atribuía todo lo bueno que un príncipe azul pudiera poseer, sin saber que ese hombre de príncipe no tenía nada. Él le prometió el cielo y la tierra, la luna y e...