Al otro día
Cuando dejó de besarla, repasó su mano por la cabellera de la muchacha que se apoyaba en la puerta. Que ayer la hubiese llamado para poder contarle lo que la afligía, le hacía sentir que la atracción física podía pasar a ser otro tipo de cosa. No, no podía negar que la única noche de sexo había sido maravillosa, pero si se daba la oportunidad para algo más sentimental, estaría dispuesta. Sabía que algo atormentaba a la ojiverde y ese motivo era Camila. No se molestaba porque ella no quisiera decirle exactamente qué pasaba, porque tenía conocimiento de los protocolos que siguen muchos médicos, uno de esos era la privacidad del paciente. Claramente no era algo bueno, sino Jauregui no estaría con la barbilla temblando o la voz quebradiza en algunos momentos.
Fiore le susurró que cualquier problema que tuviese, ella estaba a tan sólo una llamada de distancia. Había quedado fascinada cuando conoció a Clara y Mike, sus padres que paseaban con el pequeño Daniel por la ciudad y por haber estado cerca de la cafetería, pensaron en encontrarse allí. Notó que eran las 8 de la mañana y se dieron otro pequeño beso para despedirse, la italiana tenía que ir al trabajo mientras la ojiverde debía ir a buscar a la morena, además de que no tenía la personalidad para que uno de los padres de ésta la viese cariñosa con su hija.
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¿Por qué cuando uno más desea estar acostada en cama no se puede? Aquella pregunta se hacía Camila mientras se acurrucaba contra la almohada y las sábanas, de fondo alguien tocaba la puerta de su departamento. Primero levantó un párpado como si pesase una tonelada, luego el otro mientras bostezaba y con lamento recordaba que en los últimos 3 meses se sentía demasiado cansada, incluso habiendo dormido las horas correspondientes. ¿Que sacaba con negarlo? El VIH era el culpable y esperaba que no fuese otra cosa más. Al levantarse sintió un dolor tan fuerte de cabeza que necesitó sentarse en el borde de la cama mientras alguien seguía tocando la puerta. Había respondido a las llamadas de Dianna y Shawn para decirles que no iba a ir a clases, no porque su ánimo se lo impidiese sino porque había decidido ir al médico. Cuando pasaron unos minutos y sintió que había vuelto a la normalidad, con los pies casi arrastrando caminó hacia la entrada. Debía ser cautelosa porque bien sabía que podía ser Sinu. Se asustó, sí, y no precisamente porque fuera ella, sino porque un extraño dolor de estómago que le dio al comprobar quien era. Abrió lentamente la puerta mientras Lauren exhalaba todo el aire contenido por el nerviosismo.
Lauren: Pensé que te había pasado algo porque no abrías la puerta -rápidamente su instinto primitivo le pidió a gritos bajar la vista y notar el particular pijama que llevaba puesto.
Camila: -bajó la vista para mirarse a sí misma y ver su pijama corto de seda roja- uhm, me iré a cambiar, puedes pasar a la sala de estar. -Sonrojada a más no poder, corrió hacia la habitación mientras Lauren aún se quedaba parada como idiota. ¿Qué había sido eso? Bueno, al parecer se le olvidaba que también se había quedado cual idiota en su cumpleaños al contemplar a la muchacha con su particular disfraz.
Se sentó en el sofá mientras su nuca comenzaba a sudar de la ansiedad. Le había costado manejar hasta el departamento de ella porque no quería enfrentarse a los médicos. Camila apareció después de 10 minutos con un rostro que reflejaba de igual forma el miedo. Ninguna de las dos quería hablar del tema hasta llegar a la clínica, así que casi en silencio se retiraron de allí, cerrando la puerta con máxima seguridad posible como siempre. Prefería evitar robos o que de un momento a otro apareciera el departamento vacío por culpa de Sinu.
Camila se colocaba el cinturón de seguridad y atinaba a bajar la mirada para que Lauren no pudiese ver que estaba aguantándose las ganas de llorar. Era como si su inconsciente le dijese que algo malo iba a pasar, pero de todas formas quería aferrarse a una oportunidad y esperanza.
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Bitter Sweet Symphony {Adaptación Camren}
FanficCuando tenía 15 años, creía fielmente en el amor. Creía en la fidelidad de un hombre. Le atribuía todo lo bueno que un príncipe azul pudiera poseer, sin saber que ese hombre de príncipe no tenía nada. Él le prometió el cielo y la tierra, la luna y e...