Un aliado para el Príncipe Mestizo

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Severus besaba los labios de su pelirroja favorita. Después besó la nariz de Lily y sonrió.

-Eres preciosa-dijo el pocionista acariciando la mejilla de la mujer.

Ella se sonrojó. Había notado el cambio de Severus en esas semanas, pero definitivamente nunca habría imaginado que fuese un hombre tan cariñoso.

-Oh, Sev...¿Damos un paseo?

-Con la condición de que sea a tu lado y dados de la mano.

Ella deseaba hacerlo, pero...¿y si los veía alguien?
Él intuyó lo que la pasaba y añadió:

-Te aseguro que el lugar por donde iremos no nos verá nadie.

Así pues ambos se pusieron a pasear como dos niños que acaban de hacer una travesura. Severus acariciaba con el pulgar la mano que sujetaba de la pelirroja y se sentía feliz. Lily se sintió cómoda, como si por primera vez en su vida no tuviera que hacer otra cosa más que dejarse cuidar por esas manos.

El fin del día llegó y Severus se despidió de Lily con cierto pesar, pero con gran esperanza.
El pocionista llegó a su despacho con el sabor de los labios de su amor y una sonrisa que le hacía parecer el mayor de los idiotas enamorados. Suspiro.

-Ah, Lily...mi amor...

Aquella noche pudo dormir como nunca lo había hecho y se sintió el hombre más feliz.

Al día siguiente se levantó y se puso a pasear con los recuerdos del día anterior. Desde uno de los pasillos pudo ver a Lily canturreando por el patio. Estaba realmente preciosa. "Joder, te comería a besos Lily" Suspiró al ser consciente de que en los terrenos del castillo era mejor no acercarse a ella en plan romántico o lo echaría todo a perder, pero...
Hizo aparecer una pluma y un pergamino e hizo que su mente le trayera algunos versos que había leído en alguna parte de un tal Diego Ojeda. Invocó a su patronus y colocó el pergamino en el cuello de la cierva junto con un lirio.

-Ve bonita, llévale el mensaje a Lily-dijo el pocionista con dulzura acariciando la cabeza de la cierva plateada.

Vio como el patronus volaba hasta la pelirroja quien muy sorprendida sonrió ante la presencia del etéreo animal. Tomó el lirio y lo olió sonriendo como una jovencita que recuerda a su novio y leyó el pergamino:

Paracaidas

"Amor, tengo miedo a las alturas,
vértigo de perdernos
hipotecados en una comodidad de temporada.

Nuestra historia se escribe con nombre propio
y siempre llega tarde a su cita con la rutina.

No vamos a conformarnos
con vivir sin querer la vida que hemos tenido,
vamos a vivir
sabiendo que esta es la vida que hemos soñado.

Ahora vuelve a ponerte
ese vestido blanco de tus dieciséis
sobre este cuerpo de tus treinta y dos
y salgamos sin miedo a la calle
para incendiar de futuros la ciudad
mandando a la hoguera
esos días en que vivir fue una tormenta.

Amor, tengo miedo a las alturas
pero no quiero paracaídas."

Siempre...mi amor

S.S.

Ella miró hacia arriba desde donde él la contemplaba y le sonrió...nunca había leído esa poesía y le encantó saber que Severus tenía inquietudes culturales. Al menos no había recurrido a los clásicos Byron o Neruda. Definitivamente era una caja de sorpresas.

-Buenos días, Severus-saludó Remus Lupin.

El aludido se giró con pesar por tener que dejar de mirar a Lily.

-Hola, Lupin...¿Necesitas algo?

James y Sirius aparecían en ese preciso instante por la esquina del pasillo. El primero vio a su esposa paseando por los jardines y la saludó.

-Lily, cariño, deja de pasear o tendrás la mala suerte de encontrarte con algún murciélago.

Severus apretó los puños y gruñó. Le jodía más ese "cariño" que el apelativo de murciélago. Sin embargo, Remus le detuvo con el brazo y los dos merodeadores decidieron pasar de largo para no tener problemas con su amigo Lupin.

-¿Se puede saber que haces?-dijo el profesor de pociones al hombre lobo.

-Intento ayudarte para que el idiota de James pierda a Lily.

Los ojos de Severus Snape se abrieron de par en par y tuvo que intentar mantener la compostura.

-No sé qué quieres...

-No disimules, Severus. Hermione y yo os vimos besándoos.

-¿La señorita Granger y tú?

El pocionista empezó a ponerse nervioso. Lily podría...y si ella se enteraba de que Remus sabía que...

-Tranquilo. No voy a decir nada, al contrario.

-¿Qué quieres entonces Lunático?

-No, Lunático se acabó, Severus. Cometí el gran error de hacerme el ciego con James y Sirius en el pasado. No va a volver a pasar.-dijo Remus con verdadero arrepentimiento.

-Sigo sin entender-dijo el pelinegro confuso.

Remus Lupin tendió su mano hacia el hombre y añadió:

-Esta vez prefiero ser un aliado del Príncipe Mestizo.

El profesor de pociones estrechó la mano de éste y sin saber por qué sonrió.

-Supongo que ahora no podré poner veneno en la poción matalobos.

Una carcajada salió de la garganta del aludido ante ese comentario. Era increíble lo cómodo que podía ser bromear con el temible Snape. Era una persona más, pero con una vida muy difícil.

-Oh, profesor Lupin, Teddy ha dormido como un bendito.-dijo Minerva McGonagall que llegaba con el pequeño en brazos.-Buenos días Severus, Remus...

-Gracias Minerva. Lamento que anoche se quedara dormido tan pronto.

-Oh, no te preocupes. Es encantador cuidar de una cosita tan bonita-dijo la mujer besándole la mejilla al niño y poniéndole en los brazos de su padre.

Teddy movía las manos y los pies contento al ver a su padre. Sus ojitos se detuvieron en el hombre vestido de negro y estiró las manos hacia él.
Snape levantó una ceja hacia arriba y el bebé estalló en carcajadas insistiendo en apuntar con sus brazos hacia el pocionista.

-Quiere que le cojas Severus-afirmó la profesora de Transformaciones con convicciones.

-¿Yoo? Ah, no, no...

Los chillidos del niño porque aquel hombre le sostuviera en brazos se incrementaron.

-Vamos, Severus, solo un minuto-dijo el padre de la criatura con una sonrisa.

Las manos del pocionista empezaron a sudar por la tensión, pero suspiró con resignación y estiró los brazos recogiendo en ellos al niño. Éste empezó a sonreir por haber logrado lo que quería a la vez que sus pequeñas manos jugueteaban con los botones de la levita del hombre. Éste sonrió.

Lily Potter que llegaba por el pasillo presenció la escena, su mirada se cruzó con la de Severus y creyó que jamás había visto algo tan tierno.

Continuará...

Todos los muertos resucitan: Lily, James,  Sirius...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora