Abrazos

1.8K 149 4
                                    

Hermione paseaba por los pasillos. Lily se había quedado en el baño de los prefectos con la mirada perdida y la cabeza hecha un lío. La castaña se sentía mal por ella y algo culpable. ¿Le habría sido demasiado franca? Suspiró. A decir verdad Lily ya era mayorcita, podría ser su madre. Sin embargo...¿cómo podía dudar entre el amor a su marido y lo que sentía por el profesor Snape? No sentía apatía por el segundo, pero...
Sus cavilaciones se detuvieron cuando se encontró de frente con el hombre-lobo.

-Hola Remus.

Éste parecía algo molesto y despistado y se sorprendió ante el inesperado saludo de la chica.

-Hola Hermione, perdona no te había visto.

-No importa. ¿No estabas con James y Sirius?

El hombre se puso algo rojo y apretó la mandíbula para añadir con pesar:

-Creo que no me necesitarán más, se han vuelto idiotas.

Ella abrió los ojos sorprendida por las palabras de Lupin. Siempre era bastante calmado y educado. Debía haber sido una pelea bastante fuerte para referirse así de sus amigos.

-Vaya...lamento que la tarde no haya ido como esperabas.

-No te preocupes...Voy a buscar a Teddy, estar con él me relaja. ¿Vienes?

-Claro-dijo la castaña sonriendo.

Ambos llegaron al despacho de Minerva McGonagall quien estaba leyéndole un cuento al pequeño Lupin. Cuando vio aparecer al padre y a la castaña pausó la lectura.

-Oh, profesor Lupin, ¿ya ha vuelto?

-Sí, profesora McGonagall. Y no hace falta que me llame con el título de profesor.

-Creí haber entendido a Albus que aceptaría el puesto como profesor de Defensas Contra las Artes Oscuras.

-Bueno, sí...Pero aún no ejerzo como tal.

-Bobadas...¿Cómo está señorita Granger?-dirigió el saludo la profesora a la alumna.

-Bien, profesora.

-¿Finalmente nos acompañará este curso o no?

-Sí, lo he estado meditando y cursaré este último año.

-Estupendo. Supongo que quiere llevarse a Teddy, ¿no es así profesor?

-Sí, quiero pasar un rato con él.

Minerva McGonagall colocó en los brazos de Remus al pequeño Teddy quien sonrió de inmediato y se abrazó a su padre, quien no pudo reprimir una sonrisa de satisfacción y bienestar ante tal muestra de cariño.

-Espero que cuentes conmigo siempre que quieras una niñera, Teddy es encantador-añadió la profesora de Transformaciones con dulzura.

-Gracias, profesora. No se preocupe, así será-respondió Remus Lupin con media sonrisa.

Hermione y el padre con su hijo salieron del despacho de McGonagall para dirigirse a la habitación de Remus.

-Pasa Hermione. Tengo que cambiar el pañal a este pequeño.-dijo el hombre sujetando la puerta con el pie.

-Gracias Remus. ¿Quieres que lo haga yo?

-Oh, no hace falta. Además tengo que practicar.

Con cariño y cuidado, Remus limpió el culito de Teddy. El pequeño reía y se sujetaba los pies con las manos. El hombre-lobo sonrió al verle tan risueño y como un acto reflejo le hizo un par de pedorretas en la tripa.
Hermione sonrió ante esa imagen tan dulce. Sus ojos se quedaron fijos en el rostro de Remus. Era un hombre guapo...demasiado.

-Hermione, ¿me pasas un pañal, por favor?

La castaña salió de su ensimismamiento y le pasó un pañal al padre del pequeño Lupin.
Después de cambiarlo y ponerle un pijama para que estuviera más cómodo, Teddy empezó a quedarse dormido. Sus pequeños ojitos dieron un par de parpadeos junto con algun bostezo para terminar dormidito encima de la cama de su padre.

-Qué angelito...-dijo Hermione mirando al niño.

-Sí, se parece a su madre-añadió Remus con melancolía.

Hermione suspiró. Lupin se había quedado en silencio mirando a su hijo y no parecía tener mucho de qué hablar, así pues le acompañó en ese silencio.

-¿Dónde está Lily?-preguntó tras un rato Remus.-No hemos hablado mucho...

-Oh, bueno, ella...Está en una fase complicada...

-¿Fase complicada?

-Sí, bueno no...es decir...creo que está algo disgustada con James porque no la presta atención.

-Y lleva toda la razón...

-¿Qué te ha pasado con James y Sirius para que pienses así?-preguntó la castaña volviendo al tema de los merodeadores.

-Pasa que ya no son unos críos y deberían dar gracias por seguir vivos, pero parece que sólo saben hacer el payaso y emborracharse. Me he cansado de esos jueguecitos.

-Bueno...es normal que estén así...han sufrido mucho.

-Todos hemos sufrido, Hermione. Y Lily no se merece a un capullo como James. Hasta Severus sabe cuán valiosa es.

-¿Lo...lo sabes?-preguntó la castaña alarmada

-¿El qué?

-Lo de Lily con...el profesor Snape.

-No es ningún secreto que Severus quiera a Lily. Harry lo confirmó, pero yo ya lo sospechaba desde hace muchos años.

Hermione se mordió la lengua. Por un momento había pensado que Lupin conocía las dudas de Lily sobre lo que sentía por el pocionista.

-Bueno, no sé mucho de ese tema, Remus. Aunque no sé si sabes que el profesor Snape se va de Hogwarts.

-¿Ah sí? No tenía idea...Aunque supongo que lo que menos necesita es ver a James, a Sirius...o a mí.

-Tú no le has hecho nada.-dijo Hermione con cariño.

-Todos le hemos hecho algo a ese hombre, Hermione. Ninguno hubiésemos dado la vida por él y sin embargo él la ha dado por todos. No tienes idea de cuánto me duele la forma en que le tratamos de jóvenes.-añadió Lupin con una lágrima cayendo de sus ojos.

Hermione se acercó y le abrazó. El hombre-lobo se dejó abrazar por esos brazos cálidos y se encontró bien. Se sintió tranquilo, seguro y querido.

Mientras tanto, una Lily con los ojos rojos deambulaba por el pasillo. Se había pasado horas y horas llorando sin encontrar consuelo. ¿Qué narices la pasaba? Había estado años sin Severus y ahora que era él decidía marcharse para dejarla con su vida, ella no quería. ¿Por qué?
Chocó contra algo fuerte sin darse y estuvo a punto de caer, pero unos brazos la sujetaron.

-Lily, perdona, no te vi y...-Severus Snape se quedó contemplando la cara de la pelirroja. Sus preciosas esmeraldas lucían hinchadas y rojas. ¿Estaba llorando? Definitivamente, sí.-Lily, ¿qué pasa?
Ella vio en los ojos del pocionista la preocupación. Él acarició su mejilla con mucho cariño y ella se estremeció. No pudo contestar a su pregunta, pero no pudo evitar lanzarse a su pecho a llorar abrazándole como si fuera a desaparecer en cualquier momento.
Él respondió al abrazo con mucha delicadeza, como si la mujer fuera a romperse ante cualquier movimiento. "Estoy en casa"-pensó el pocionista con media sonrisa  al abrazar a la pelirroja.

-Severus...¿me quieres?-preguntó sin premeditación Lily Potter.

Continuará...

Todos los muertos resucitan: Lily, James,  Sirius...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora