Psiioniico(falta de inspiración para esto.)

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Toda mi vida ha sido así.
Desde el momento en que me arrebataron a mi lusus, me han usado como una herramienta, me han vendido a diferentes trolls como si no significará nada.

Me habían dejado en claro que sólo vivía para servir a los Altasangre y nada más.

Mi vida no era nada. Sólo dolor y desesperación.

He visto a muchos con mi mismo "don" sangrando, muriendo frente a mis ojos.

He visto como un troll, atado a una infernal máquina, perdiendo su fuerza y energía lentamente, sin capacidad de siquiera decir una palabra, suplicaba con la mirada que terminarán con su dolor.

Afortunadamente, trolls con mi misma habilidad no son tan maltratados en el exterior como a otras sangres bajas, todos saben que tenemos un destino peor a que ser golpeados.

He sido "afortunado" (no es realmente esa es la palabra que busco) ya que nadie, por alguna razón, se atreve a quedarse conmigo permanentemente, ser mi "dueño" en otras palabras. He pasado en manos de diferentes trolls, diferentes rostros para diferentes actividades.

Ya sea ser el motor de una nave.

Ser la base de datos de una computadora.

Todos trabajos agonizantes, pero ninguno permanente para mi.

Ahora mismo escribo esto en código binario ocultó en la base de datos de alguna computadora. Es lo único que puedo hacer además de ser explotado por los altasangres.

Alguien se acerca. Tal vez me lleven a mi nuevo trabajo.

psiioniicoCondenado [PC] se ha desconectado.

Un troll adulto caminaba por las calles de un pequeño pueblo. Este estaba hambriento y cansado, había escapado de un sangre violeta que quería usarlo para darle más potencia a su nave. Sus "amos" siempre le alimentaron, no querían que muriese de hambre, no querían que su hora de descanso se adelantará.

Miro a su alrededor.

Un grupo de sangres azules y púrpura se acumularon alrededor de un anciano. Un sangre baja.

Ese no era su problema, no tenía por que involucrarse. Debía de buscar una forma de conseguir comida y un lugar donde dormir. Decidió irse mientras que las risas de sus superiores rondaba en su cabeza.

Entonces....

Silencio.

Sólo habían sido unos cinco segundos de silencio, pero se habían sentido eternos. Sintió como si todo fuera en cámara lenta.

Se dio la vuelta. Un joven troll de cuernos pequeños estaba parado frente al anciano, defendiendolo.

-¿Qué crees que haces idiota? ¡Sal de ahí!- Pensó el sangre amarilla. -No es tu pelea.-

Entonces las risas volvieron. Dos sangres azules tomaron al más bajo, dejándolo indefenso.

El primer golpe no tardó en hacerse presente. El encapuchado pudo haber caído al suelo si no fuese por quiénes aún lo sostenían.

El segundo golpe nunca llegó al troll al cual estaba destinado. El sé había atravesado entre la cara del joven iluso y el puño del agresor.

A pesar del dolor que sentía, se rehusó a caer al suelo tan fácilmente. Limpio la sangre que caía de su labio inferior. El no iba a dejar que su estado actual estorbara en descargar unos sentimientos de ira.

Al menos una hora después, ambos se encontraban caminando alejándose del pequeño pueblo.

-Gracias por eso...- Dijo finalmente el más bajo.

-Esta bien...- Contestó el alto. -¿pero porque te arriesgaste por ese anciano? ¿Acaso eres idiota?-

-En realidad, me pareció muy injusto lo que esos altasangre le hacían.-

-Pero ellos te ganaban en número, además del hecho de que eres un mutante.-

-No puedo dejar que eso me detenga...- Dijo con la mirada en el cielo. -Quiero cambiar Alternia, sin importar que.-

-Eso es demasiado noble... y estúpido.- Contestó el contrario. -No eres nada, o mejor dicho, no somos nada comparado a los Altasangre y a la Condesa.-

-Entiendo si no quieres ayudarme, puedes alejarte y olvidar todo lo que te he dicho...-

-Espera, espera, espera... nunca dije que iba a dejarte.- Dijo el sangre amarilla, sonriendo a pesar de sus heridas.

-Realmente te lo agradezco.- Contestó el sangre caramelo, devolviendo la sonrisa.

Ambos siguieron su camino juntos.

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Falta de inspiración últimamente, algunos problemas escribiendo.

The Life of a Catgirl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora