En lo alto.

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Algunos de los esclavos que los Altasangre habían traído consigo lloraban por la pérdida de su líder, otros simplemente bajaron la mirada rehusandose a ver lo que quedó del mutante al cual seguían.

-no... Kankri...- Mire mis manos, sucias por la tierra y sangre seca. No pudimos hacer nada para salvarlo.

¿No se suponía que estaríamos juntos como una familia por siempre?

¿Qué pasará ahora con el sueño de un mundo de igualdad entre sangres?

Dejaron caer el cuerpo de Kankri al suelo y nos soltaron. Corrimos hacia él con la esperanza de que el siguiera con vida, que abriera los ojos como si tan sólo hubiese estado durmiendo y que sonría diciendo que todo estaba bien.

Pero no lo hizo.

Dolorosa lo recosto en su regazo, lágrimas y sollozos era lo único que había en ese momento. Mituna estaba sangrando pero no le dio importancia.

-KK, esto no es n-nada gracioso...- Dijo. -KK...-

Cubrí mi rostro en el hombro de Porrim, rompiendo en llanto y manchando su vestido con mis lágrimas. No podía seguir mirándolo, no podía soportar verlo de esa manera. Sentía que no lo merecía ya que no pude mantenerlo a salvo. Mituna nos abrazó a ambas para tratar de consolarnos, pero él estaba tan roto como nosotras.

Las lágrimas no paraban.

-El tiempo se acabo, traidores.- Dijeron detrás de nosotros. Mire a Porrim y a Mituna, al menos por una última vez. Pero Porrim me entregó algo en mis manos.

Un prenda de ropa ensangrentada.

La única prueba de que el SinSigno había existido.

Dolorosa aún tenía los grilletes en sus manos y cuello, y Mituna aún tenía el objeto extraño en su cabeza. De un momento a otro Mituna empezó a gritar de nuevo arrastrándose hacia atrás con sus manos en la cabeza y los grilletes de Porrim fueron jalados por un Altasangre.

-¡LLEVENSE A ESOS DOS Y DESHAGANSE DE LA SANGRE OLIVA!- Gritó quien tenía en sus manos las cadenas de Porrim.

Dos sangre violetas tomaron a Mituna y se lo llevaron a una mujer de cabellos realmente largos, sangre fucsia y una gran sonrisa de satisfacción en el rostro.

A Porrim terminaron noqueandola para que dejará de resistirse. Se la llevaron junto a otro grupo de baja sangres, esclavos.

Yo los miraba irse y como se llevaron al cuerpo sin vida de Kankri. A pesar de tener la vista nublada por las lágrimas, pude ver a una silueta negra y azul frente a mi.

Él era mi futuro ejecutor.

Él iba a matarme.

Me apuntaba con una flecha en el arco, lista para disparar. Abrace con fuerza la prenda ensangrentada, cerrando mis ojos esperando por el disparo que nunca llegó.

Él disparo.

Pero su flecha ni siquiera me tocó.

Abrí mis ojos y vi la flecha clavada en el suelo frente a mi, Levante la mirada. Él bajo su arco y desvío la mirada.

-Vete...- Dijo él con voz ronca.

-¿Qué?-

-¡He dicho que te vayas de aquí!- Gritó. -¡Antes de que acabe contigo!-

Me levanté del suelo y salí corriendo de allí. Pude escuchar a lo lejos gritos de los Altasangre que anunciaban mi escape y exigían mi muerte también.

Logre entrar dentro de un bosque, ya no podía escuchar a los Altasangre. Estaba rodeada de árboles y plantas.

-Has logrado escapar ¿No es así?- Dijo una voz conocida. -Esto es muy jodidamente sorprendente, que uno de nuestros putos mejores ejecutores te haya dejado viva.- Me Di la vuelta y lo vi. Era el mismo troll que nos había atrapado. Souflikar.

Gruñí ante su comentario.

-Te propongo un jodido trató.- Dijo mientras sacaba una de sus porras. -Si logras llegar hasta la cima de esa colina no acabaré con tu puta vida, sólo serás desterrada. Si te atrapó, mueres.- Sonrió. -¿Aceptas, mi jodida hermana?- Asenti con la cabeza.

-Bien, te daré diez segundos de ventaja.- Dijo cerrando sus ojos. -Uno.-

Empecé a correr. La colina no estaba muy cerca, pero aún tenía oportunidad de vivir, a pesar de no tener muchas razones para ello.

Dos.

Mire hacia atrás, aún podía verlo desde la distancia.

Tres.

Lo perdí de vista. Aún faltaba mucho para llegar, pero dudaba que el pudiera atraparme a esta distancia.

Cuatro.

Sentía mis pies sangrar y me dolían. Seguía corriendo, pisando ramas y rocas afiliadas que habían en la tierra.

Cinco.

Caí al suelo.

Aún no soltaba la prenda ensangrentada. No podía perderla.

Seis.

Me levanté de nuevo. Sólo estaba a mitad del camino.

Aunque... ¿Valía la pena?

Siete.

Estaba sola. Ronise murió al salvarme, Mituna estaba sufriendo, Porrim ahora estaba destinada a servir como esclava a in Altasangre y Kankri... sólo quería hacer de un mundo mejor, pero fue juzgado injustamente por el color de su sangre.

Ocho.

Empecé a correr de nuevo. Por alguna razón no podía aceptar mi muerte, no aún.

Como si tuviera que hacer algo primero.

Nueve.

Estaba cerca de la colina. No habían rastros de él.

Diez.

Mire hacia atrás.

Empecé a escuchar que se acercaba de entre los árboles y arbustos. Para cuando me di cuenta, en menos tiempo de lo que me costó llegar aquí, ya lo podía ver a pocos metros.

Corrí de nuevo, Sólo me quedaba llegar a la cima.

Podía escuchar sus pasos acercándose cada vez más, hasta que me tomó del cabello y me derribó.

Trato de tomarme del cuello, levantando su porra para golpearme. Pero le rasguñe el rostro con mis uñas, por encima del ojo derecho.

Él se cubrió el rostro y tome la oportunidad para patearlo en el abdomen y alejarlo de mi.

Volví a levantarme y correr. Él hizo lo mismo.

Mis pies me ardían y caí.

Mantuve mi mirada baja, esperando el golpe.

Nada paso.

Mire hacia arriba y allí está el. Sin decir nada.

-Ganaste.- Finalmente hablo. -Puedes irte.-

Lo había logrado. Había caído justo en la cima de la colina.

-Yo siempre cumplo con mi palabra. Siéntete honrada de haber sido la primera en vencerme.- Dijo dándome la espalda. -Es una lástima que la próxima vez que te vea tenga que matarte, por eso, vete de aquí.-

Me levanté y me fui de allí caminando. No tenía que preocuparme por él.

En lo alto había ganado mi libertad.

The Life of a Catgirl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora