Capítulo 13. Bryana Holly

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—¿Y dónde está la rubia?—pregunté sentándome en el sofá de la sala de estar.

—Ya debería de haber llegado—dijo Ashton mirando su reloj—solo quédate aquí, iré a darme una breve ducha.—lo miré de pies a cabeza.

—Vas a necesitar más que una breve ducha—dije tapándome la nariz asqueada—solo lárgate antes de que comience a llorar.

—Como sea—rodó los ojos y se fue a su habitación.

Miré el lugar un poco incomoda. Solo he estado en la casa de Calum y fue para pedirle disculpas e invitarlo a una cita con Nina. Si, Nina. Suspiré algo aburrida cuando el timbre suena. Debe de ser Briana. Me levanté del sofá y caminé hacia la puerta donde cuando la abro se encontraba una rubia con un escote que muestra más de lo necesario. Así que inconscientemente le cerré la puerta en la cara. Iba a caminar de nuevo al sofá y el timbre vuelve a sonar. Puse los ojos en blanco.

—¿Qué quieres?—pregunté abriendo la puerta de mala gana.

—¿Disculpa?—preguntó ella—¿quién eres tú y qué haces en la casa de MI novio?—hizo énfasis en la antepenúltima palabra.

Me recargué del marco de la puerta.

—Con que tú eres Briana—dije mirándola de pies a cabezas—Ashton se puede conseguir a alguien mejor pero si él te ama no soy nadie para interponerme.—dejé la puerta abierta para que pasara. La rubia me miró indignada pero entró a la casa.—¿Tomaras asiento cariño?—pregunté subiendo mis pies a la mesa de madera que hay en el medio de la sala.

—Estoy confundida—dijo sentándose—¿quién se supone que seas tú? ¿La chacha?

Si tuviera con que golpearla lo haría en este instante. Usaría mis manos pero no quiero estropearlas así que opté por sonreír forzadamente para evitar las ganas de estrangularla.

—Iré por algo de tomar, ¿quieres algo?—pregunté.

—Agua—respondió sacando su celular sin ni siquiera mirarme.

No le deseo el mal, solo espero que se quede sin carga y que no haya traído el cargador.

Entré a la cocina la cual estaba echa un desastre, claro está, aquí vive Ashton. Abrí el refrigerador donde saqué un extraño jugo color verde. Quizás no deberías tomar nada de aquí dijo mi conciencia, podría ser una sustancia que te convertiría en alguna especie de monstruo mutante.

Sip, en definitiva no tomaré nada de aquí. Cerré la nevera y busqué un vaso de cristal el cual llené con agua de pluma para la rubia aunque posiblemente el agua de aquí también esté contaminada. Le di un sorbo y sabe a pies, si ¡a pies! Hice una mueca de asco antes de escupir la bebida, no es como si fuera a empeorarla más, y caminé de nuevo a la sala donde no pude evitar escuchar una conversación que estaba teniendo la tal Briana.

Lo sé, también te extraño—hizo silencio—yo también quiero que ya este maldito contrato se acabe—resopló—es decir, pensé que sería divertido pero es una mierda, se cree el chistoso pero no sirve ni para payaso—bufó. Fruncí el ceño, ¿de quién habla?—es un iluso, ni que pensar que lo amo, por Dios, todo esto es demasiado para él—hizo silencio.

Esperen, no puede estar hablando de Ashton...¿o sí? No, no lo creeré hasta que escuche su nombre salir de la boca de esa rubia.

Ahora mismo iremos a una aburrida cena en un restaurante, quizás uno de esos baratos—la escuché sentarse—se llama Ashton.

Guerra de NiñerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora