Esa noche Emily no pudo dormir por tantas emociones, así que se puso a escribir tratando de que sus compañeros no despertaran.
La vela que le alumbraba se fue apagando dejando consigo huellas de cera en el piso de madera. La niña quedó profundamente dormida con las hojas que había escrito en manos. La luz de luna que se colaba por la ventana le alumbraba con sutileza, y hacia escasamente visible a Lahatiel que permanecía a su lado, cuidándola y arrullándole tiernamente.
- Nunca me separaré de ti...ahora entiendo ese sentimiento que tanto anhelan los humanos....-
Sin querer, una lágrima del rostro de Lahatiel cayó sobre la mano de Emily.
La vida de la pequeña cambió de manera rápida, su verdadera esencia por fin se exteriorizó y cada instante que pasaba lo vivía al máximo. Emily vivía el presente y sus compañeros y toda la gente del orfanato lo notaron de inmediato porque ahora reía y platicaba con ellos.
Cuando tenía una oportunidad les contaba los cuentos que había escrito. Ahora la niña favorita de Gaadrel era Emily, todos pretendían estar a su lado, todos la querían mucho y eso era gracias a Lahatiel, porque él con su ejemplo y sabiduría, todas las tardes le enseñaba a amar la vida, a amar la brisa del mar sobre su cabello, a amar los rayos del sol que tocaban su piel al ocaso, a amar el canto de los pájaros, a amar a todo ser viviente y sintiente que se cruzara en su vida.
Y el amor todo lo cura. Y así Emily dejó de ser invisible para los demás.
Todas las noches Emily se escapaba del orfanato y caminaba hacia las praderas del peñasco, que con la luz de luna parecían plateadas, allí era el único lugar donde el ángel se hacía enteramente visible.
La niña siempre le esperaba con una sonrisa y un abrazo en el momento en que aparecía a su lado.
Ambos jugaban con las luciérnagas que se escondían en el sotillo y antes de que la pequeña se marchara de la pradera y Lahatiel se volviera a hacer invisible, Emily le contaba uno de los cuentos que escribía por las mañanas.
- Este me ha gustado más que el anterior, tienes mucho talento para escribir. Espero que cuando crezcas no pierdas ese gusto por la literatura y te conviertas en una famosa escritora de cuentos para niños para que así nunca se pierda toda esa inocencia y bondad que existe en tu corazón.-
Emily sonrió y lo abrazó con todas sus fuerzas.
- Gracias... ¿sabes? Pronto escribiré un cuento que hable de ti, verás que será el mejor de todos.-
Los dos sonrieron y a cada paso que se alejaban de la pradera, Lahatiel se desvanecía delicadamente detrás de la niña.
Como todas las noches antes de acostarse, el ángel le cantó cariñosamente al oído, pronto Emily quedó dormida.
Esa noche el viento se sentía misterioso, así que Lahatiel salió al balcón del cuarto del orfanato y allí permaneció de pie esperando algo que sabía que debía de pasar.
Una fuerte ráfaga de viento llevó consigo una hermosa flor que brillaba como diamante a la luz de la luna y despedía un agradable aroma, el ángel la tomó y cerró los ojos, esa flor llevaba en sus entrañas un mensaje de Dios.
"Pronto adoptarán a Emily, tu trabajo ha terminado. Lo has hecho muy bien, mañana antes de la media noche partirás de la Tierra para volver al reino celestial, es hora de salvar a otro corazón herido."
Al terminar de oír el mensaje Lahatiel no pudo evitar derramar sus lágrimas sobre la bella flor.
- No le quiero hacer daño a Emily, pero debo de obedecer...Sólo debí haber hecho mi trabajo... ¿porque...siento...tristeza?....-
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Un deseo a las estrellas
Short StoryUna estrella fugaz se deslizó por el manto estelar salpicado de estrellas. Al fin había llegado lo que Emily pedía todos los días antes de dormir: dejar de ser invisible por lo menos para una sola persona y esa persona era Lahatiel. Él, le enseñó...