Epílogo

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Una luz blanca y cegante inundaba con intensidad una estancia, lo único que se podía percibir era un sonido parecido a las olas del mar y un fuerte aroma a arena húmeda. Unas pálidas y finas manos sostenían entre sus dedos una hermosa flor.


"Emily, pídeme el deseo que más anheles en tu corazón y te aseguró que lo tendrás, ese es mi regalo"

La luz cegante se transformó en una noche estrellada y en un parpadeo Emily se encontró en la pradera del peñasco; era más hermosa de lo que lo que había sido hace diez años, habían muchas flores de distintos colores y las luciérnagas iluminaban con su tenue luz. De pronto comenzó a caer una lluvia de estrellas, el océano se iluminó de un azul cristalino y del polvo de las estrellas se materializaron tres personas. Emily se llevó la mano a la boca y las lágrimas nublaron su vista mientras corría hacia ellos.


-¡Papás, Lahatiel!...    

Un deseo a las estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora