Lahatiel volvió en sí, Emily lloraba acurrucada sin consuelo alguno. El ángel quedó viendo a la niña por un par de minutos, y gritó mirando hacia el cielo:
-... ¿Cómo cree que esta niña me pueda hacer tanto daño, si yo le estoy haciendo uno peor... ¿Por qué?... ¿¡Por qué no me permite quedarme con Emily otro tiempo más en la Tierra!?
Todo quedó en silencio solo se oían los sollozos de Lahatiel y la niña que se perdían con el canto de los grillos.
El viento sopló fuertemente y una hermosa flor como la de aquella noche volvió a caer cerca de las manos del ángel.
Entre lágrimas Lahatiel oyó el nuevo mensaje que Dios tenía para él.
"No quiero volver a sentir el dolor de un corazón puro destrozado... Emily crecerá y la maldad pronto entrará a su corazón. Ahora es una niña pero lo inevitable llegará al convertirse en adulto...Además, las leyes espirituales separan para siempre a los seres humanos de los ángeles, enviándoles a lugares distintos cuando mueren. Si desarrollan algún tipo de sentimiento, nunca podrán volverse a ver. No tendrán la misma oportunidad que tienen los humanos de reencarnar y encontrarse una y otra vez con sus seres queridos para corregir errores. Entonces, sus almas sufrirán mucho y nunca lograrán trascender hacia el amor que es la única finalidad de la espiral del espacio y tiempo; la única razón por la que el mundo existe. El sufrimiento es inevitable, lo hago por los dos..."-
El ángel imaginó que el pesar que sentía en esos momentos nunca se desvanecería de su corazón. La pequeña volteó a ver al ángel, sus ojos reflejaban una tristeza similar a la que cargaba antes de que Lahatiel le encontrara aquella noche que vio la estrella fugaz y suplicó por su deseo.
De pronto Emily fingió una sonrisa entre la humedad de sus lágrimas
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Un deseo a las estrellas
Short StoryUna estrella fugaz se deslizó por el manto estelar salpicado de estrellas. Al fin había llegado lo que Emily pedía todos los días antes de dormir: dejar de ser invisible por lo menos para una sola persona y esa persona era Lahatiel. Él, le enseñó...