Keeper. (Sueño)

15. La mejor sensación

La verdad es que sabía que no iba a dormir esa noche, así que no ganaba nada con lanzarme a la cama.

Cierro mis ojos y me doy animo mentalmente.

— Yo también puedo sentir cuando estás dañada, Maya.

Abro mis ojos y me asusto un poco al ver que Max estaba en la puerta de mi habitación.

— ¿Cómo entraste? No creo dejar algo abierto.
— Tengo mis métodos.

Max se acerca y limpia mis mejillas con sus dedos.

— ¿Puedo hacer algo para hacerte sentir mejor?

Su pregunta me toma por sorpresa, pero sonrío levemente.

— Si hay algo que me hace sentir mejor, pero no creo que tú lo hagas.
— Pruébame.
— Un abrazo, quiero que me abraces.

Max sonríe y me acerca a él. Lo hace, me está abrazando.

Mi cabeza llega exactamente a la altura de su pecho, incluso creo que puedo sentir mucho mejor su aroma desde aquí.
Sus manos acarician mi espalda y me dan tranquilidad, no creo haber estado en un lugar mejor que este. No puedo creer lo que me está pasando con el.
No quiero soltarlo, nunca.

— Maya.
— Dime.
— Tu cabello huele bien.

Me río y lo abrazo aún más. Me encantaría quedarme así.
Luego él se separa levemente y toma mi rostro.

— ¿Estás mejor?
— Si.
— ¿Por qué no duermes un poco?
— No puedo.
— ¿Y si yo me quedo contigo?
— ¿Qu...qué? —Trago saliva.—
— Tranquila Maya, no te voy a violar, si tú no quieres obvio.

Sonrío incomoda y observo mis pies. ¿Qué hago?

— ¿Sabías que siempre cuando estás nerviosa observas tus pies?

Evito mirar al suelo y miro sus ojos. Al parecer está divertido.

— ¿Sabías que somos intensos?
— Lo sé. —Digo nerviosa.—
— ¿Sabías que mi padre está encargado de tu abuela?
— Lo sé.
— ¿Sabías que me encantan tus ojos?
— Lo ¿qué? —Lo miro y el sonríe.—
— Tus ojos pequeña, y tus labios...

Su pulgar se desliza por mi labio inferior y yo deseo que él no acabe. Las sensaciones que él me provoca, me están gustando mucho.

— Te he observado desde que aprendiste a dibujar. Es mi pasatiempo favorito creo, tu rostro cuando dibujas es único.
— Por eso siempre mi abuelo decía que alguien me cuidaba.
— No era él por supuesto.

Sonrío y el observa mi habitación.

— Nunca me habían dejado entrar a tu habitación.
— Que miedo.
— No lo creo.

Me mira coqueto y yo no sé qué hacer.

— ¿Quieres ir a ver a tu abuela?
— ¡Si! —Digo emocionada.—
— Pues duerme, mañana podrás hacerlo.
— Pero no puedo dormir.
— Ok, no quería hacerlo pero yo puedo hacerte dormir.
— Me lo imaginaba...
— ¡A la cama!

Me meto a la cama y antes de que pueda replicar, Max se quita la ropa quedando solo con bóxers. ¿Por qué me haces esto Dios?

— ¿Tienes calor? —Pregunto mirando mis dedos.—
— Moriré si duermo con ropa.
— ¿Dormir?

Levanto mi mirada y Max se acuesta a mi lado sonriente.

— ¿Esperabas que te dejara sola en casa?
— Hay una habitación de invitados.
— ¿Y a mí que? Yo quiero dormir contigo.