23.Como un idiota

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Antes que todo y para no perder el hilo, podrían releer los capítulos anteriores para que no se sientan tan perdidos, después de tanto tiempo sin subir.
No es tan largo, pero era lo necesario para terminar el capítulo anterior. Desde ahora tratare de subir todas las semanas :) disfruten. ❤️

Abro los ojos y me molesta lo blanco de las paredes.

— ¿Maya?

Me acostumbro a la luz y observo a Bella.

— ¿Estás bien?
— No, no hasta que vea a Max.
— Lo sé, pero no te levantes.

La miro mal y dispongo a levantarme rápidamente.

—¡Maya!
— Ya estoy bien, Bella. Necesito ver a James.
— Eh...
— ¿Qué pasa?
— El te vino a ver a la enfermería y mientras le explicaba lo que te pasó...
— ¿Que?
— El me dejó sola y se fue corriendo.
— ¡Lo sabía! Esto no puede significar algo bueno.

— ¡Maya! —La enfermera entra y me sonríe.— Veo que estás mejor.
— De maravillas, ¿me puedo ir?
— ¿Estás segura?
— Si, mil por ciento.
— Bueno, si es tan así, puedes irte.
— Gracias.

Salgo de la enfermería y Bella le da las gracias. Me detengo de camino al salón y me llevo a Bella por un pasillo lejano.

— Tienes que buscar mis cosas y avisarle al profesor que me tengo que ir.
— ¿Qué?
— Dile que me dieron reposo, invéntale algo. Bella, no me puedo quedar así, necesito saber de Max.
— Está bien.

A los minutos después, llega Bella junto a mis cosas. Ella solo me da una mirada y yo la abrazo. Sé que ella me entiende.

Regreso a casa y para mí suerte, está sola. Cojo el collar que me dio Max y me dirijo al bosque.

Mientras camino, cierro los ojos pero nada funciona. Al parecer Max está desconectado del todo.

Antes de llegar al riachuelo, me encuentro a James.

— James.
— Sabía que vendrías.
— ¿Cómo está Max? ¿Sabes algo de él?
— Si, tengo información.
— ¿Bien?
— No sé si decirte, Maya, de seguro querrás entrometerte y eso es lo menos que quiere Max.
— Solo dímelo James, haré lo mejor que sea para Max.
— A Max lo tienen los Inanimatum. Ellos lo castigan de una forma que ni te imaginas, es por eso que sentiste tanto dolor.
— Pero... ¿Por qué?
— Porque somos su objeto de estudio. Hace muchos años que ellos tratan de capturarnos para sus investigaciones. Ellos encuentran muy interesante nuestros poderes, poderes que ellos jamás podrán tener, siendo que ellos son muy fuertes, pero aún así no entienden.
— Pero es porque no sienten amor.
— Si, pero ellos no lo saben.
— ¿Piensan rescatarlo? ¿A Max?
— Por supuesto que sí, pero no será fácil.
— ¿Puedo ayudar en algo?
— Quédate en casa.
— Pero...
— Solo formarías problemas, entiéndelo Maya. Ellos están esperando que tu aparezcas tras Max.
— Está bien...
— Te mantendré informada.
— Ok. Gracias James.
— Bien.
— Y, James.
— ¿Si?
— Dile que lo amo.

No entiendo porqué, pero me desperté cerca de las cinco de la mañana. Al abrir mis ojos, me asusto levemente al ver a James a los pies de mi cama.

— No hagas ruido. —James pone su dedo índice en los labios.—
— ¿Y bien? ¿Qué pasó con Max? —Pregunto rápidamente.—
— Lo logramos sacar.
— Uff que alivio.
— Pero...
— ¿Pero qué? —Los nervios vuelven.—
— Creo que...
— Dilo.
— Creo que ha perdido la memoria.

Cierro los ojos y oculto mi tristeza. Ni siquiera alcanzo a alegrarme por el hecho de que estuviera bien. ¿Me habría olvidado?

— Quiero verlo.
— Maya, son las cinco de la mañana.
— ¿Y a mí que me importa? Puedo caminar de todas formas y sigo respirando a las cinco de la mañana como a las cinco de la tarde.
— ¿Y tus padres?
— Les diré que me fui temprano al colegio.
— No creo que sea buena idea.
— Necesito verlo, James. Tú sabes la conexión que tenemos, no puedes hacerme esto.
— Bien.

Me pongo ropa rápidamente y James me guía a su auto. Miro una vez más mi casa y al parecer nadie notó que salí.

Durante el camino noto que James sonríe sin razón alguna. Lo dejé pasar, ya que era extraño que sonriera en estos momentos, pero luego me gano la curiosidad.

— ¿Por qué sonríes?
— Lo siento, no lo sabía.
— Te veías feliz.
— Es que... Puedo ver en mi mente a mi chica.
— Ah, ¿estaba soñando contigo?
— No precisamente.
— ¿Se pueden comunicar?
— No es eso. —Sigue sonriendo.—
— ¿Entonces qué?
— Se está duchando.

Sonríe y yo miro por la ventana.
Mierda. ¿Nos pueden ver mientras nos duchamos? Antes que pueda preguntarle, llegamos a la casa de Max.

James toma mi brazo y me dirige con cuidado a una habitación subterránea que no tenía idea que existía.

— Está tras esa puerta, entra con cuidado ya que solo recuerda levemente los rostros. Puede volverse violento.
— ¿Entrarás conmigo?
— Estaré aquí fuera por cualquier cosa.
— Ok.

Abro la puerta y veo una sombra sentada en una cama. Camino con cuidado y me acerco más a él, tratando que mi ansiedad por tocarlo y verlo no me maten.
A esta distancia puedo reconocerlo. Tiene un rostro agotado, pero sigue igual de guapo que siempre. Solo quería abrazarlo y besarlo, pero tenía que tener cuidado.

— Max.

Max alza sus ojos cafés y me observa.

— Maya.

Suelto un suspiro y me siento a su lado.

— ¿Me recuerdas? —Logro pronunciar.—
— ¿Cómo podría olvidarte? —Su mano acaricia mi mejilla y yo sonrío.—
— Pensé que...
— ¿Me crees tan debil?
— Por supuesto que no, pero James me dijo que habías perdido la memoria.
— Creo que fue el impacto de despertar, pero ya estoy recordando todo de a poco.
— Que bien.
— Pero a ti, jamás podría olvidarte.

Mi felicidad vuelve y lo abrazo. Sentir su perfume nuevamente, me hacía recordar lo mucho que lo necesitaría si él no estuviese.

Max toma mi rostro y sonríe.

— ¿Fue muy horrible ahí dentro?
— No quiero hablar de eso, pero como sé que seguirás preguntando, sí, fué horrible.
— ¿Cómo pudiste sobrellevar todo eso? Ni siquiera lo puedo imaginar, ¿cómo puedes? —Cierro los ojos y aprieto su mano.—
— Fácil, pensando en ti. Tú eres mi más grande fuente de fortaleza, Maya. Si tú estás viva, yo tengo una razón por la cual estar vivo. ¿Crees que te dejaría sola?
— No. —Suspiro nuevamente, ya que estaba llorando.—
— Pensaba en ti y en lo fuerte que tenía que ser para seguir viviendo, para poder seguir viéndote. Aparte, no estoy solo, confío en mis chicos.
— Estaba aterrada.
— Pero ya estoy aquí.
— Si y no te pienso soltar.
— Por mí está bien. —Besa mi frente.— Te extrañé como un idiota.
— Cada quien extraña como puede. — Max se ríe.— Yo también te extrañe como una idiota.

Max acaricia mi nariz con la suya y luego me besa.

Sentir sus labios nuevamente, es como si mi sangre volviera a recorrer mi cuerpo. Ese calor que estaba ausente, ahora vuelve. Todo está bien, si estoy con el.

Juntamos nuestras frentes y Max sonríe.

— James me dijo que algo que jamás podría olvidar.
— ¿Qué cosa?
— Que me amabas.

Lo miro a los ojos, aunque sé que tengo las mejillas color rojo flúor.

— Es así. Te amo.
— ¿Me amas? O ¿me amas como una idiota?
— Te amo de mi forma más inteligente.
— Que bien, porque yo sí que te amo como un idiota.

Keeper. (Sueño)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora