16. ¿Su chica?

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Eran exactamente las cuatro de la mañana, y yo aún no me podía quitar la sonrisa idiota que había dejado Max.

Fue el mejor beso del mundo.

Ni siquiera me sentí incomoda, solo atine a sonreír y luego él me enseño el lugar.

La verdad es que no quería irme, me estaba acostumbrando a su compañía.

Cuando llego a casa, mi abuela ya se encontraba mejor, al parecer mañana la traerían de vuelta, si todo salía bien.

Recorro nuevamente mi habitación, ya que mi corazón aún parece decirme que está muy feliz. Observo por la ventana y luego me voy a la cama. De todas formas tengo que intentar dormir...

¡No!

Ese insoportable dolor en el pecho vuelve a aparecer. Siento que la respiración es limitada y mi cabeza va a explotar.

Eso solo puede significar una cosa. Max está dañado.

Siento como si mi alma estuviera llorando, mientras observo la ventana. ¿Y si salgo al bosque?

Gimo. El dolor es muy fuerte.

Lo siento padres, pero necesito salir.
Tomo mi chaqueta y corro hacia el bosque.

No creo haber recordado llorar por otra persona de la forma en que lo estoy haciendo ahora. No quiero ni imaginar en la forma en que lo pueden estar dañando.

El bosque parece vacío, pero sigo corriendo, llego incluso mucho más allá de lo que había llegado antes.

Susurro su nombre mientras camino, necesito encontrarlo.

Llego a un sitio muy oscuro, los árboles cubren todo el cielo y cada vez están más cercas entre sí.

— Max por favor...

Escucho el sonido de alguien caminando, y me doy vuelta rápidamente.

— ¿James?
— Maya, ¿qué haces aquí?
— ¿Dónde está Max? —Pregunto rápidamente.— ¿Está bien?
— ¿Cómo pudiste entrar? —James me observa de forma extraña.—
— ¿De qué hablas? No había ninguna puerta.
— Olvídalo. Ósea... ¿Es cierto que sientes cuando le hacen daño?
— Si. ¿Y tú qué haces aquí? ¿Max está solo? ¿Por qué no lo estas acompañando?
— Porque Max me dijo que vendrías acá. Lo sintió.
— ¡Llévame donde está!

James asiente y empieza a caminar, yo lo sigo mientras siento que mi dolor disminuye.
Llegamos a lo que parece una pequeña cabaña.

— Entra.
— ¿Y tú?
— Tengo que resolver algunas cosas, pero tranquila, Max está bien.

Cuando entro, veo a Max acostado en una cama, sosteniendo su brazo que estaba lleno de sangre.

— ¡Max!

Su mirada se levanta y yo corro a su lado.

— ¿Qué tienes en el brazo? Estás lleno de sangre, ¿estás bien?
— Tranquila Maya, es solo una herida.
— ¡Una herida! ¡No me mientas Max! Eso es más que una herida, sentí un dolor inmenso.

Camino alrededor tratando de tranquilizarme, mientras Max me vigilaba con su mirada.

— No debiste venir.
— ¡Pues fíjate que vine igual!
— ¿Por qué estás tan molesta?
— ¡Porque tú estás ahí tan calmado, mientras estás lleno de sangre, y yo... Yo...!
— Tranquila. —Se levanta y se acerca a mi.— Estoy bien, todo pasó.
— Me siento horrible.

Lo rodeo con mis brazos y escucho su risa ronca.

— ¿Por qué te ríes?
— Es que pareces mi esposa. Retándome y todo eso.
— No es gracioso.
— Bueno, tú no deberías venir a verme cada vez que me hacen daño, recuerda que es mi trabajo.
— Solo haré lo que mi corazón dice hacer.
— Testaruda.

Keeper. (Sueño)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora