Capítulo 54.

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Lunes :

Abrió los ojos muy despacio mientras sentía que todo volvía a la realidad.

Suspiró con pesadez y miró la hora es su móvil.  Tenía media hora para preparse y bajar a desayunar.

Cogió lo primero que encontró en su maleta, que aún seguía sin deshacer, una blusa negra, unos vaqueros,  la toalla y la ropa interior .

Una vez cambiada y duchada regresó a su habitación para preparar su mochila.

Sencillamente no tenía ganas de hacer nada,  absolutamente nada.  Sólo de tumbarse en su cama y mirar el techo durante el recurrir de las horas.

Miró de nuevo la hora para confirmar que no llegaría tarde a clase. 

No desayunaria, tenía hambre pero no le apetecía dar bocado. La sensación de hambre la hacía pensar en otra cosa que no fuese Alex. Y era lo primero que necesitaba en ese momento.

Bebió de la botella de agua que descansaba en su cómoda.
Cogió su móvil y se dirigió hacía la salida con otro suspiro pesado.

Había pasado el día anterior tirada en la cama mirando al techo,  ni siquiera habló con su madre,  con Adrian o Lenna.

Sólo quería estar sola para torturarse a si misma mientras dejaba que sus demonios se apoderasen de su mente.

Abrió la puerta pero no pudo dar ni un paso más.
Sus pulmones colapsaron dejando sin respiración mientras el pánico corría por sus venas

Se quedó plantada en su lugar mientras sus ojos, incrédulos,  se entremezclaban con el azul de los de Alex.

Su semblante era serio, seguro e intimidante.

La miraba con frialdad. Sus ojos no destilaban ninguna expresión.

Los segundos pasaron lentos e indecisos, pero ambos no movieron ni un músculo.

Quedaron en shock,  o al menos Anna.

Entonces su corazón se aceleró.

Dio un paso hacia atrás,  sin poder creer lo que sus ojos miraban, cogió con fuerza el pomo de la puerta dispuesta a cerrar la puerta pero él no la dejó. Puso su mano firmemente en la puerta y tras largos segundos de batallas entre miradas, habló :

- Tenemos que hablar - su voz la hizo temblar y sentirse más nerviosa de lo que ya estaba.

No estaba preparada para ello,  aún no.

Sentía que iba a desfallecer en cualquier momento,  en cambio, se mantuvo fuerte y desvió su mirada hacia la puerta.

Encontró su voz de donde no estaba y se limitó a decir :

- Ahora no puedo -  medio susurró - tengo cla...

- Quiero hablar contigo ahora - la cortó. Fue una orden,  eso hizo que ella se exhaltase un poco y frunciese el ceño. 

Él nunca le había hablado así.

Alex dio un paso al frente y le arrebato la puerta de sus manos,  cerrandola de un portazo seco.

El pánico y el miedo incrementó en ella y dio varios pasos hacia atrás.

No sabía si era por miedo a él o si era por que la había cogido desprevenida, el caso era que no estaba ni preparada ni en condiciones para soportar la situación.

Tragó saliva y dejó el móvil encima de la cama y con la poca seguridad que tenía se las arregló para elevar su mirada.

Esta conectó con el ceño fruncido y la tensa mandíbula de Alex.

Ayúdame (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora