Capítulo 57

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Tres semanas llevaba encerrada en ese zulo llamado centro psiquiátrico.

Tomando por obligación agua y suero.

Escuchando discursos continuamente e iguales pero con palabras diferentes.

Según los médicos necesitaba salir del shock post-traumático en el que se encontraba y debía de estar vigilada por sí cometía cualquier tontería.

¿ Qué estupidez iba a cometer ?

¿ Hablaban de quitarse la vida ?

¿ Que vida ? Si ya estaba muerta.

Tomaba tres pastillas antidepresivas cada día, que la dejaban tonta durante la mayor parte del día. Pero como ella no había hablado aún, como no había reaccionado aún, debía seguir estando en esa cárcel.

Aunque a ella le daba igual estar donde estar, todos los lugares tenían pared, luces, cama, baño... Todos eran lo mismo.

Desde el día del juicio todo y nada cambió.

El mundo seguía siendo igual y su mundo seguía siendo horrible.

Y aquella respuesta que la ayudó a establecerse a la normalidad, se convirtió en una de las mentiras más dolorosas que había experimentado jamás . Ahora solo eran palabras clavadas como dagas en su corazón sangrante.

Sonó la alarma y ella no abrió los ojos.

Ya los tenía abiertos.

Se levantó, entró en el baño y se miró al espejo. Solo veía una imagen carente de sentido.

Pero como había decidido durante toda la noche, ese día iba a ser diferente, por lo que pintó en el espejo una carita sonriente .

Era hora de desayunar pero ella nunca salía de su habitación, por lo que Minerva se sorprendió cuando se acercó a la habitación de Anna y la vio salir de esta.

- Hola Anna... ¿ Te encuentras bien ? - preguntó la enfermera aún confusa. Anna le sonrió, cosa que no hizo desde hace un mes y pocas semanas, haciendo que los ojos de Minerva se abrieran como platos.

- Sí ¿ porqué he de estar mal ? Hoy me apetece desayunar . ¿ Si no te importa, podrías acompañarme ? No recuerdo donde está el comedor.

- Claro... ¿ Seguro que estás bien ? - Anna asintió y se cogió del brazo de ella para que la guiase en su camino.












Un mes y dos semanas antes:

- Alex.

- Dime - respondió él aún mirando hacia la carretera que se abría paso con asfalto negro. Anna giró su cuerpo hacia la ventana, mirando colores pasar.

- Ha llegado la carta del juicio.

- ¿ El juicio ? Oh... ¿ El último ?

- Sí - Alex tensó la mandíbula y la miró por unos segundos, preocupados .

- ¿ Cuándo es ?

- En dos semanas - su mente divagaba en la oscuridad mientras oía la voz de Alex que la ayudaba a anclarse en la realidad.

- ¿ Quieres que te acompañe ?

- Sabes que no puedes...

- Ya... - suspiró fastidiado - ¿ estás bien ? - No sabía como pero esa pregunta siempre la hacía reaccionar. Y como costumbre su rostro se ponía una máscara despreocupada.

- Sí - le sonrió - es lo que estoy un poco preocupada, pero no es nada - le restó importancia. No tenía por que preocuparlo .

- No tienes por que estarlo - él buscó su mano, sentir su calor la protección que él le proporcionaba la calmó un poco. - es un juicio que determinará lo que ya todos sabemos, no estarás sola. No va a pasar nada.

Ayúdame (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora