Capítulo 52. (p. 2 )

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Volvió a cerrar los ojos y suspiró profundamente. 

Con un único movimiento se dió cuenta de que su cuerpo ardía de dolor, especialmente el brazo vendado.

Con mucho pesar consiguió ponerse de pie, pero ahora todo a su alrededor giraba irregularmente, con el pitido agudo en sus oídos volvió a sentarse  en el sofá para estabilizarse.

Una vez recobró su equilibrio,  se fue directa al baño a lavarse la cara.

Cerró la puerta del baño una vez se miró al espejo se quedó paralizada con la vista fija en los profundos ojos que la miraban igual de vacíos que los suyos

Mi reflejo.

Tardó unos segundos en darse cuenta de que seguía viendo su reflejo.

De que esos ojos vacíos que la miraban con lastima eran los suyos.

Patético.

Demasiado patético.

Rostro  destacado por su palidez y por las oscuras ojeras que han decidido no borrarse.

Se obligó a mirar a otro lado y abrió el grifo para en friar su piel.

Una vez el agua tocó su piel,  cada célula de su rostro despertó como si se tratase de una bocanada de libertad para su corazón

Salió del baño y se dirigió a la habitación, en la cama seguía posado el frágil cuerpo de su amiga que aún seguía en un profundo sueño.

Se sentó a un lado de la cama y comenzó a analizar cada parte de rostro.  Estaba ligeramente fruncido,  Anna solo esperaba que ella no hubiese tenido una pesadilla como la que había pasado esa noche.

Se quedó unos minutos más observándola y antes de darle un beso en la mejilla,  sonrió con el pensamiento que cruzó por su mente.

Es imposible no quererla.

Salió de la habitación haciendo el mínimo ruido posible al cerrar la puerta.

Volvió de regreso al comedor, y ahí fue cuando notó la ausencia de Adrián.

Miró hacia la cocina,  pero ésta estaba desierta, era obvio que no estaba en casa.  El silencio era ensordecedor al igual que inquietante y eso no le hacía ningún bien a Anna.

Arregló el sofá doblando el edredón y acomodando las almohadas.

Se preguntó porque había dormido ahí.  En teoría iba a dormir con Lenna y el sofá seria el sitio de Adrián.

Entonces...

El ruido de la puerta la sacó de sus pensamientos y la obligó a desviar la mirada hacia ella.

Adrian entró con dos bolsas de supermercado y las dejó encima de la mesa con la llaves mientras se dirigía hacia Anna.

- Buenos días - le sonrió -  ¿ Qué tal has dormido ?

Anna se abrazó al si misma y le devolvió la sonrisa.

- Muy bien gracias - le miró a los ojos  - ¿ y tú qué tal has dormido ? - Ante la pregunta Adrian ríe aún con el intento no de hacerlo pero no consiguió esconderse lo.  Anna frunció el ceño sin entender que era lo que le hacían tanta gracia.

- Pues un poco acalorado. - el ceño de ella se profundizó más al igual que la sonrisa de Adrián.

- Adrian no te entiendo...

Tras meditar un poco sus palabras dijo :

- Se podría decir que... Me tenías engatusado entre tus brazos - Anna aún sin entender muy bien lo que decía,  sintió como sus mejillas comenzaban a tornarse rojas -  he dormido a tu lado.- lo soltó finalmente.

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