Capitulo 47.

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-¿Estas segura que esta todo bien?- preguntaba Scott cuando ya se iba.
-Estoy bien. Sólo quiero que se me pase un poco el golpe y sentir un poco más las piernas. Aún las tengo dormidas.-contestó ella, caminando con dificultad.
-Esta bien, pero si llegas a necesitar algo promete que me llamarás.-decía Scott con tono protector.-Soy tu hermano y debo cuidarte.
-Si, mamá.-dijo Lynn en tono sarcástico. Le dió un abrazo de despedida y lo acompañó hasta la puerta. Luego tomó su teléfono y marcó el número de Liam. Cuando estaba a punto de llamar, se detuvo. ¿De verdad valía la pena molestar a Liam en un día de escuela, para algo tan absurdo como eso? No quería molestarlo y más cuando la temporada de lacrosse se acercaba. En su lugar, marcó el número de Lydia.
-¿Hola?- contestó Lydia.- ¿Esta todo bien Lynn?
-No lo se...necesitó que me acompañes a buscar al doctor Deaton, algo muy extraño me esta pasando...-le dijo mientras le contaba todo lo sucedido con detalles.
-Ahora que lo mencionas, me han pasado cosas extrañas a mi también. Hay periodos donde no recuerdo nada y sólo tengo esa sensación de muerte que tengo cuando alguien va a morir.-
Lydia hizo una pausa. Ambas estaban sufriendo por culpa de CUMULUS. ¿Estaba esto relacionado con él? ¿Acaso no se había ido?
Las chicas siguieron hablando y estaba decidido que aquella tarde irían a buscar a Deaton. Pero ellas no eran las únicas pasándolo mal. En el otro extremo de Beacon Hills, Kira luchaba para que el zorro en su interior, que había aprendido a domar, se apaciguará. Todas estaban perdiendo el control.

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Daniel estaba cansado. No había podido dormir en toda la noche.
Hace mucho tiempo, su hermano le había contado toda la verdad. Era adoptado.
Desde aquel momento era extraño estar en casa. Decir "mamá" y "papá" era algo ajeno.
Algo en su interior había cambiado. Había odio en su interior. Estaba sólo.
-No estas sólo, Daniel.
Dijo una voz glacial, sacándolo completamente de sus pensamientos.
-Soy yo, hermanito. No tengas miedo de mi.
No podía creer lo que escuchaban sus oídos.
-Te extraño mucho, hermanito. Pero ahora es momento de que regrese. ¿Me ayudarás?
Entonces, la mente de Daniel no dudó. Haría lo que fuera para recuperarlo. Al único ser amado que tenía.
-Te ayudaré...Caleb.

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