Capítulo 15: Emma

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La luz de un nuevo día traspasó mis párpados, causando que me despertara y abriera los ojos perezosamente.

No tenía un reloj, pero deduje por la posición del sol y que la mayoría del grupo estaba despierto, que eran cerca de las seis de la mañana.
Mis ojos ardían y pude sentir que unas ojeras se habían instalado bajo ellos, lo atribuí a que anoche hice dos turnos de vigilancia, dado que ayer mientras caminábamos, mi mamá se desmayó y me tenía preocupada. El grupo decidió armar el campamento en el mismo lugar donde ella cayó inconsciente.

A mi lado se encontraba Amy, en mi boca se formó una leve sonrisa al verla dormir tan tranquilamente y me di el lujo de observarla detalladamente.

Puedo apreciar su hermosa cabellera color miel aún corta, la tonalidad de esta es exactamente igual a la de mi madre, por contrario a la mía , que es de color café como la de mi padre.
Luego miré su pequeño cuerpo inmóvil de unos 60 centímetros, con una mano formaba un puño y la otra reposaba sobre su pecho.

Me paré del suelo ya que todos estaban alistando sus cosas para seguir con nuestra marcha sin rumbo y caminé saludando a mis compañeros, quienes seguían manchados con sangre ya seca, al igual que yo, también estamos llenos de tierra por haber dormido sobre ella, me sentía horriblemente sucia y cansada.

Busqué con la mirada a Olive, al verla aún durmiendo mi preocupación aumentó y me arrodillé junto a ella, estaba pálida y sus labios estaban secos.

-Debemos seguir adelante- oí la voz de Mike y sentí una presión en mi hombro, me di vuelta para mirarlo.
-¿Qué sentido tiene caminar por un bosque donde quizás hayan infectados si no sabemos a dónde vamos? Quizás no haya ningún lugar en el que no quieran matarnos, esclavizarnos o experimentar con nosotros- se notaba que estaba alarmada.

-Él tiene razón- abrí los ojos como platos y me di la vuelta de nuevo para ver a mi madre, quien ya se había incorporado.
-¿Estás bien?- dije mientras con una mano acariciaba su espalda.

-Mejor vámonos, se nos hace tarde- dijo ignorando mi pregunta, pero al primer paso que dio, tambaleó para luego acabar tirada en el suelo. Le ayudé a pararse y pasé un brazo por su cintura para que no cayera al caminar, Chad se posicionó al lado izquierdo de mi madre y imitó mi acción.

Recogimos nuestras mochilas, Haiden se ofreció a llevar a Amy y nos marchamos del lugar.

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Mi madre se rehusó a comer, ni siquiera aceptó un solo trago de agua.
Luego de intentar convencerla durante más de media hora, acepté que hiciera lo que quiera, después de todo es su vida, no la mía, pero de todos modos no me pude quedar tranquila, sé que algo le pasa.

Decidí dejar de pensar en eso, saqué una fruta de las que Chris encontró y la preparé de un modo que Amy la pudiera comer.
Mientras estuvo en los laboratorios, no sé qué le dieron pero Amy había ganado peso y tamaño.

Saqué su mamadera, vertí agua de mi botella en ella y la sostuve mientras se la tomaba, miré dentro de mi mochila y vi que quedaba muy poca leche maternizada de la que saqué del barco, contando que ella consume esa leche 4 veces al día, aproximadamente alcanzaría para unos tres días más, necesitábamos urgentemente encontrar más leche, de lo contrario Amy morirá.

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Ya son aproximadamente las 8 pm y el grupo armó un campamento, encontramos unos conejos que en este momento se están cociendo en la fogata.

-Mamá- me acerqué a ella con un pedazo de conejo, se encontraba recostada en la tierra, no tenía una muy buena apariencia.-Debes comer- ella apartó el conejo que yo le había acercado.-Por favor- supliqué, si no comía en tanto tiempo no tendría fuerzas y moriría.

-Hazlo por Amy- repliqué con esperanzas de que recapacitara.-Escucha- me habló con voz entrecortada, seguía pálida, tenía escalofríos repentinos y sudaba como loca.

Sin previo aviso me abrazó, al sentir el tacto de su piel, al notar que estaba hirviendo en fiebre, inmediatamente me di cuenta de lo que pasaba, los síntomas eran los mismos.

-Te han mordido- declaré con un tono duro pero dejando escapar una lágrima. Ella se limitó a llorar en silencio y levantó lentamente su camisa dejando que pueda ver una horrible mordida, la herida se había infectado y la infección avanzaba por su vientre.

-¿Cuándo fue?- pregunté destruida.-Cuando fuimos por Amy y los chicos- respondió cabizbaja.-Por eso llorabas antes de irnos- argumenté, ella asintió sollozando.-¿¡Por qué no me contaste!?- me descontrolé llamando la atención de todos, ella miró a los demás para luego volver su vista hacia mi.-No pude, no tuve el valor para decírtelo. Recién habías perdido a esa pequeña que sé que significaba mucho para ti, luego me dijiste que no soportarías que muriera- ella también estaba un poco descontrolada y no paraba de llorar.

Ninguna de las dos dijo nada, todos estaban petrificados observándonos, el lugar se sumió en un profundo silencio un poco aterrador y triste.

Recordé a todos los seres queridos que había perdido, mi padre, Cristina, Katie y ahora se sumaba mi madre, y no había nada que pudiera evitar su muerte, luego pensé en Amy, ella no tendría un recuerdo ni de su madre ni de su padre, me prometí a mi misma que la cuidaré sin importar qué y seré su figura materna.

Esta vez fui yo quien la abrazó repentinamente, ella me devolvió el abrazo y lloramos juntas. El grupo se puso de acuerdo en tener una persona vigilándola toda la noche y yo me ofrecí, ya que mi madre dijo que quería vivir todos los minutos que le quedaban y yo también quería estar con ella.

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-Agh- escucho una voz, ese mismo sonido se repite varias veces, era un infectado, decido acercarme para matarlo, él no me ha visto y yo avanzo sigilosamente para no ser descubierta.

Al dar el último paso y alzar mi cuchillo, el infectado se da la vuelta, quedando frente a mi. Quedo impactada al ver que ese infectado era mi madre.

Ella me mira, por un momento sentí que mi madre todavía estaba ahí, dentro de ese cuerpo, algo me impedía retroceder, yo miraba sus ojos en busca de una señal de vida pero de un momento a otro ella se lanzó sobre mi.

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Abro los ojos de golpe, me encontré respirando con dificultad y con el pulso acelerado, puse una mano sobre mi pecho y respiré hondo para calmarme. El aire frío de la noche inundaba mi nariz y me incorporé al ver a mi madre en ese estado, estaba jadeando y sudando por montones, tenía los ojos cristalizados y se retorcía de dolor.

-Mamá- me acerqué a ella y ella agarró mi mano apretándola débilmente pero con todas sus fuerzas.-Hija- su voz sonaba entrecortada.-Yo sé que eres fuerte y que vas a poder sobrevivir junto a Amy- esta vez sí que estaba con mucha fiebre.-Ten- comenzó a temblar, cada vez le costaba mas hablar-Ten cuidado con Adam- esta vez terminó la oración, me di cuenta que le costaba mantener los ojos abiertos.

-Te quiero mamá- dije besando su frente y cerrándole los ojos con las yemas de mis pulgares, luego de no encontrar su pulso y notar que no respiraba, saqué una pequeña daga y hice un corte al cerebro para que no se convirtiera en un infectado. Derramé una lágrima sobre ella:

Se ha ido

Llamando a tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora