Capítulo 41: Carter

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Después de varias semanas fingiendo y estudiando la situación, al fin terminamos nuestro ingenioso plan.

-Listo- añadió Becca al terminar de escribir los últimos apuntes en su libreta.-Lo haremos, yo sé que nos va a ir bien-

Miré en dirección a Zoe, quien estaba sosteniendo su cabeza con su puño, con la vista baja y pensando en quién sabe qué. Luego miré a Thomas, él se encontraba sentado en uno de los sillones, alejado de la mesa en la que todos nos encontrábamos, y estaba lanzando y atrapando continuamente una pequeña pelota que no sé de dónde consiguió , con una mirada indiferente.

Después alcé la vista, y me di el lujo de observar a todos los presentes, uno por uno, Mike tenía una postura erguida y una mirada preocupada, Nat miraba nerviosa a todos igual que yo, Becca movía un dedo sobre la mesa impaciente, Chad estaba casi recostado sobre su silla cruzando los brazos, John tenía el ceño fruncido, haciéndole resaltar su vejez a causa de las arrugas, Pauline repasaba las hojas en donde estaba escrito el plan minuciosamente y Amy estaba sentada sobre la alfombra, jugando con unos juguetes.

-Papá- dijo Amy y todos nos dimos vuelta para mirarla y Chad se paró y la tomó en sus brazos.
-¿Qué, pequeña?- Amy sonrió con una de esas sonrisas traviesas.
-Puf- habló con voz tranquila y de repente comenzó a llegar a nosotros un apestoso olor a mierda.

-Oh no- Chad comenzó a recoger todas sus cosas apresuradamente.
-Lo siento, debemos irnos- dijo y cerró la puerta de golpe.

Todos rieron y alguien comentó "pobre Chad, lo que le espera..." de a poco las carcajadas se fueron estinguiendo hasta que todo quedó en un silencio incómodo, así que decidí hablar para romper la tensión.

-Y...¿Qué hacemos ahora?- Zoe se encorvó dispuesta a responderme.
-Supongo que sólo esperar a que sea mañana por la noche-

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Salimos de la casa de Mike y Becca, ya era de noche y todos nos encaminamos a nuestras respectivas casas.
Pauline le murmuró algo a Nat, su hermana, y ella le sonrió y asintió, luego se fue corriendo para alcanzar a Thomas.

Pauline se acercó a mi, me tomó del brazo y comenzó a jalarme con fuerza para que yo la siguiera.
-¿Qué haces?- le pregunté siguiéndola a paso apresurado.
-Podría pasar cualquier cosa mañana, así que hay que aprovechar esta noche- la miré con las cejas alzadas y ella me golpeó juguetonamente.
-idiota, ¡No hablo de eso!- lancé una carcajada y ella me llevó finalmente al bar.

-Otra, por favor- Pauline extendió el vaso al lado del bartender, para que el chico se lo rellenara.
-Y para mi amigo también- dijo cuando yo también había terminado mi trago.
-Relajate, pásalo bien- añadió al ver mi expresión incómoda y se tomó al hilo su cerveza.

Y así fueron pasando copa tras copa, ella probó diferentes bebidas, mientras yo me quedaba con la escusa de que aún no había terminado lo mío.

-Vamos a bailar, Carter- la ebriedad se hacía presente en su voz.
-No creo que sea buena idea- ella pasó su brazo alrededor de mi hombro y yo la alejé.
-No te preocupes, ya lo he hecho muchas veces- rió y yo la dejé ir mientras me quedaba sentado y aburrido dándole vueltas al vaso de cerveza, como un niño que no se quiere comer sus verduras.

Alcé la mirada hacia el reloj que colgaba en la pared y me di cuenta que ya había pasado media hora, y comencé a preocuparme por no ver qué estaba haciendo Pauline, me tomé rápido el contenido de mi vaso y partí a buscarla.

-¡Pauline!- llamé reiteradas veces y me hice paso a través de las personas, me sorprendió cuánta cantidad de gente venía aquí.
Hasta que finalmente la encontré, pegada a un tipo que parecía estar igual de borracho que ella.

-¡Carter!- me abrasó al verme, luego se dirigió al hombre con el que ella estaba antes.
-No tienes idea de lo que mi amigo y yo planeamos hacer la próxima noche- soltó y yo me abalancé sobre ella a taparle la boca.
-Perdón, no sabe de lo que habla- nos justifiqué con el hombre, Pauline casi revela nuestro plan.
-Descuida, entiendo- dijo él, me guiñó el ojo y luego se alejó con otra chica.

-¡¿En qué demonios estabas pensando?!- le grité y ella puso una mano sobre mi pecho de forma provocadora.
-Cariño, no te pongas celoso, sólo es un amigo extremadamente guapo- reí y negué con la cabeza.
-Ya es tarde, debemos irnos- le tomé de la mano y la arrastré a la salida.

-¿A dónde me llevas?-
-A tu casa, es hora de dormir- mi voz sonó molesta.
Ella no protestó y comenzó a tararear desafinadamente una canción que yo desconocía.
Caminamos juntos por el sendero a casa de Pauline, noté que ella comenzaba a temblar a causa del frío de la noche y le presté mi chaqueta, instantáneamente después de eso ella se abrazó a mí para conservar el calor y también el equilibrio.

Entramos a su casa y la llevé directamente a su habitación, le saqué los zapatos y le ayudé a entrar en su cama.
-Por favor, quédate- dijo cuando yo estaba a punto de cerrar la puerta, retrocedí unos pasos para mirarla.
-Duerme conmigo- ella estaba hecha un rollito dentro de su cama, con los ojos cerrados.

No me opuse y me metí en la cama junto a ella, Pauline juntó su mano con la mía por debajo de las sabanas, y dijo.
-Tengo miedo- no tuvo que decir nada más para que yo entendiera a qué se refería, esas dos palabras fueron las causantes de mi insomnio.

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ambos nos levantamos con una jaqueca y desayunamos un delicioso desayuno con un café bien cargado en la cafetería, luego comenzamos a preparar todo.

-Becca irá a la bodega y robará las armas sólo por si es necesario, Pauline irá a desviar las cámaras a un punto en el que no nos vean pasar-
Repitió Mike, ya falta 1 hora para llevar a cabo todo y ahora nos encargamos de memorizar y comenzar a ejecutar las cosas.

Becca se fue a concretar su misión, mientras Mike seguía ordenándonos.
-John, recuerda que tu misión es proteger a Amy, te debes quedar escondido hasta que nosotros les indiquemos que es seguro salir-

-Y el resto ya sabe que hacer, estudiaremos los lugares en los que se encuentran los guardias y trazaremos un camino lo más libre y seguro posible, luego llamamos a todos por los dispositivos que nos entregó Pauline, nos juntamos y saltamos la reja hacia la libertad-
Todos asintieron aburridos lo que Mike repetía por décima vez.

-La última advertencia, no podemos fallar, tendremos armas, pero de todos modos si nos descubren lo más probable es que nos maten...- le quedamos mirando fijamente, un poco asustados.
-Entonces, empecemos ya-





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