Capítulo 36: Emma

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-Déjame pasar, James, tengo que ir a la comunidad- le empujé intentando escapar de sus brazos, que me tenían bien sujeta, pero todo lo que logré fue que un mareo incontrolable inundara mi cuerpo.

Luego de lo que Carter me había contado, decidí que tendría que verlo por mi misma para poder creerlo, y me encontraba en estos momentos demasiado impactada para pensar correctamente.

-No puedes, hazte un favor a ti misma y vete antes de que llame a los demás guardias- dijo egocéntrico.
-¡Qué sucede contigo!- le grité mientras intentaba soltarme de su agarre de todas las maneras posibles, pero comencé a sentirme cada vez más mal, dejé de moverme y mi vista se nubló.
-Me pregunto lo mismo de ti- comentó y lo último que recuerdo fue desvanecerme sobre sus brazos.

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Desperté dentro de una cama perfectamente ordenada, un sentimiento extraño de conformidad me llenó y me hizo removerme en mi espacio. A mi lado habían aparatos médicos, por lo que deduje que estaría en la sala de un hospital.

Estaba con la mirada perdida en un punto de la sala, cuando me enfoqué en el mueble que se encontraba a un lado de la cama y vi unos papeles, los tomé y leí rigurosamente cada palabra.

La mayoría de lo que estaba impreso en el papel eran unos complicados gráficos y no supe bien de qué se trataban, pero deduje que me habían tomado unos exámenes, leí la parte de abajo, donde salían todos mis datos, mi edad, condición médica, peso, altura, etc. Pero mi corazón se detuvo al leer las últimas palabras y por un momento dejé de respirar, me habían hecho unas pruebas de embarazo, y salieron positivas.

Doblé apresuradamente el papel y lo escondí bajo las sábanas de la cama al escuchar a alguien aproximándose.
-¡Emma!- Chilló, pero sin subir el volumen de su voz.
-Vine aquí apenas me enteré, ¿Estás bien?- Chad apoyó una de sus manos en mi pierna, masajeándola suave y cariñosamente.
-Si, sólo estoy un poco enferma y parece que me deshidraté- mentí, pero por alguna razón algo dentro de mí me decía que no podía contarle nada.

Él se quedó observándome preocupado por unos segundos.
-Si, te ves muy pálida, te conseguiré un vaso con agua- dicho esto se marchó apresurado, y aproveché ese momento para darle una segunda mirada rápida al papel.

Lo volví a guardar en mi bolsillo y me tapé la boca con la mano, mientras se me fue imposible reprimir el llanto, al asimilar la situación.
Chad entró con el vaso en sus manos, noté que él iba a decir algo, pero se calló al encontrarse con mi mirada saturada en lágrimas.

Y sin decir nada, pero con una expresión de confusión, se recostó a mi lado y me abrazó. Yo me dediqué a dejar todos los sentimientos que sentía en el momento, empapados en su pecho.

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Decidí olvidarme del tema del embarazo y le planteé a mi padre el tema de visitar la comunidad,y finalmente accedió, por lo que ahora estaba lista con una mochila, ropa adecuada y armas en la entrada de Hounganville, esperando a las demás personas que quisieron ir.

Una vez llegados todos, que simplemente éramos los inyectados con LED a excepción de Amy, quien se quedaría al cuidado de Carter en Hounganville, apareció James, que sería nuestro guía de camino a la comunidad.

-Vamos, que debemos estar de vuelta antes del atardecer- habló él con un tono de aburrimiento, contrariamente a el resto de nosotros, que nos encontrábamos ansiosos y con un nudo en el estómago.

Salimos, una capa de humedad roció nuestros cuerpos y nos llegó una ráfaga de viento acompañada por el sonido que hacen las hojas de los árboles al chocar entre sí.

Creí que íbamos a ir caminando, pero para mi sorpresa había un auto estacionado a un lado de un camino de tierra, con una mujer al volante.
Nos subimos, el auto era lo suficientemente grande para que cupiéramos todos nosotros y aún sobrara espacio. Nadie dijo nada, creo que simplemente por el hecho de que nadie sabía qué decir, fue un trayecto tan silencioso, que sólo hacía que mi nerviosismo y mis ansias empeoraran.

-Llegamos- anunció la mujer, mientras a lo lejos comenzaba a verse la silueta de escombros, muros quemados y rejas caídas. Miré a mis compañeros y todos tenían la misma expresión que yo.

Nos bajamos del auto y no fue necesario abrir el portón de la entrada, porque éste ya no existía. Corrimos un par de escombros para pasar, y pude admirar el desastre que había quedado, las plantas ya habían comenzado a adueñarse del lugar, todo estaba destruido y tuve que taparme la vista al ver cuerpos de personas quemados, baleados y hasta explotados, es realmente horrible, sin mencionar el olor a putrefacción.

Nos acercamos al centro de la comunidad, y contemplamos, por unos segundos, como haciendo un minuto de silencio, "la estatua" se encontraba partida en dos, la figura se veía hasta la cintura del ángel guerrero, y el resto de él estaba deshecha en el suelo.

-Debemos volver al auto- anunció James, viendo una horda de infectados acercarse, de pronto recordé el árbol de Haiden, debía verlo.
-Chris- le hice señas al asiático para que me siguiera, tenía que ver en qué estado se encontraba el árbol de su novia.
Nos escabullimos entre los escombros, haciendo que los demás no se percataran de nuestra repentina desaparición.

-Por aquí- le susurré, llegamos a una parte donde el camino sorpresivamente estaba libre de escombros, y ahí estaba su árbol, intacto y tan hermoso como la última vez que lo vi, pareciera que irradiara una luz brillante, que de cierto modo te trasmite esperanza.

Chris se acercó a él, yo nunca se lo había enseñado antes, pero pareciera que él sabía perfectamente el origen de aquel árbol.
-Haiden hizo esto,¿No?- yo afirmé repetidas veces con la cabeza y él apoyó su cabeza contra el fuerte tronco, como intentando escuchar que de ese árbol salieran palabras de ella.

De pronto las ramas del árbol se agitaron abruptamente, como si las estuvieran meciendo unas fuertes ráfagas de viento, Chris se separó de él y ambos miramos a un costado, habían muchos infectados viniendo en nuestra dirección.

-¡Sube al árbol!- le indiqué y luego yo le seguí, nos aferramos a unas ramas mientras el árbol era sacudido fuertemente, los infectados sabían que estábamos ahí, por suerte no saben escalar, pero tantos juntos ejercían una presión descomunal contra el árbol, ladeándolo completamente hacia atrás.

-¡Van a tirar el árbol!- grité asustada, Chris miró hacia abajo y luego volvió su mirada hacia mí.
-Dile a Chad que no fui egoísta- cerró los ojos y pude concluir lo que estaba apunto de hacer.

-¿¡Que!?, ¡Chris, no lo hagas!- grité pero él no me escuchó, fleccionando sus piernas y lanzándose contra el suelo, llamando la atención de todos los infectados, que se precipitaron contra él.

Y escuchando los horribles gritos de mi amigo, supe que no tardarían en devorarlo, así que salté por el espacio que ellos habían dejado libre y corrí lo más rápido que pude, con lágrimas en los ojos, vi a Chad al final del camino buscándome como loco, corrí y salté sobre él, abrazándolo mientras lloraba otra vez.

-Todo ha ocurrido tan rápido- gimotié y él acarició mi nuca, desenredando mi cabello.
Los infectados acabaron de devorar a su víctima y comenzaron a avanzar hacia nosotros, así que corrimos abrazados hasta llegar al auto donde todos nos esperaban.

-Acelera- le ordenó Chad a la mujer y ella se le quedó mirando, obviamente porque faltaba Chris.
-Chris está muerto, acelera ya-

Llamando a tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora