Capítulo 47: Emma

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Volví de mi jornada de vigilancia, Chad estaba leyendo un libro en el sofá y Sam se encontraba en la escuela.
-Hola- le saludé con un rápido beso y me senté a su lado.
-¿Cómo te fue?- preguntó mientras su mano me rodeó y me acercó más a él.
-Nada especial, sólo un par de infectados por ahí, ¿Y a ti?- suspiró y se acomodó, estos últimos años se ha puesto a trabajar de instructor de armas.

-Me tocó hacerle un curso a unos adolescentes que nunca habían empuñado una pistola en su vida- hizo una mueca de desagrado al recordar.-Pero salió bien, por suerte-

Se oyeron golpes apresurados tocando a nuestra puerta, me paré un tanto extrañada y abrí el cerrojo. Al instante entró James con una expresión de asombro e ilusión.
-¿Qué pasa?- le hablé a mi hermano, que se quedó siendo el líder de Hounganville cuando Adam y todas sus tropas restantes se escaparon.
-Emma...- dijo y me extendió un papel doblado a la mitad, lo abrí y leí:

"Amy Hayek está viva y se encuentra atrapada en el Andaluz."

Me tapé la boca con incredulidad, a lo que él añadió.
-La encargada de comunicaciones me lo entregó, dijo que le habló una niña desde una línea entrecortada-
-Ella nos está pidiendo ayuda- señaló Chad, quien ya me había arrebatado y leído la nota.

-Pues hay que ir ya, no hay tiempo que perder-
-Hay que pensarlo, podría no ser ella, no es seguro- me detuvo mi hermano.
-Pero hay que intentarlo, ella es nuestra familia y no la podemos abandonar, de todos esos años de búsqueda incesante, es lo primero que escuchamos de ella- me defendió Chad.-Además, tenemos los implementos suficientes para lograr sacarla de ahí-

-Me parece bien- concluyó James.-Manos a la obra-

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Amy's P.O.V:

Caminé por los oscuros pasillos secretos y los conductos de ventilación, llegando a la entrada de mi "celda".
Me quité el collar del cuello y lo guardé en el pequeño bolsillo de mis pantalones perfectamente blancos, iguales a toda mi ropa. Luego abrí la puerta del baño tranquilamente, pero al ver del otro lado me encontré a mi padre, en su mano se encontraba uno de los libros que yo ocultaba.

-¿Me puedes explicar de dónde sacaste esto?- me moví nerviosa y en un acto impulsivo me devolví al baño y me escapé por mi salida secreta.

Corrí por todas partes hasta llegar a los corredores principales, donde se concentra toda la gente.
Me hice paso entre la muchedumbre y murmuré muchos "disculpa" a la gente que me gritaba improperios luego de haberlos empujado o pisado.

Vi que los guardias iban detrás de mí y apresure el paso, no sabía a dónde me dirigía, sólo que tenía que impedir que ellos me atraparan.

Intenté perderme entre la gente mientras buscaba un escondite, lo logré y corrí hacia una zona más desolada, bajé unas escaleras y me encontré con una sala enorme que estaba llena de fierros gigantes, vidrios y maderas, supuse que eran repuestos para construcciones. Tomé un trozo de vidrio roto para usarlo como arma y me escondí tras los escombros en una esquina del lugar, el punto más alejado de la entrada.

No pasó mucho tiempo antes de escuchar a los primeros guardias entrando, movían los implementos escandalosamente, rompiéndolos y haciendo que mi miedo incrementara.

Pocos minutos después entraron muchas más personas, entre ellas pude distinguir la voz de Adam dando órdenes, puede sonar muy tonto y cursi pero me puse de nuevo el collar de Jeff en un intento por tranquilizarme y decirme a mi misma que todo iría bien.

-Amy, sabemos que estás aquí- comenzó a sonar la voz de Adam repentinamente.
-También sabemos otras cosas más, como por ejemplo que en las últimas 24 horas te has comunicado con gente de Hounganville y eso es inaceptable, no podemos permitir que te nos escapes porque tu eres la clave para nuestra investigación. Así que o sales voluntariamente y te prestas para todo lo que te ordenemos o te encontraremos igual y tu cómplice, Peter Jefferson, pagará serias consecuencias-

No me lo pensé dos veces, no podía permitir que hirieran de ninguna manera a Jeff, así que me levanté con cuidado y avancé lentamente hasta salir de los escombros, inmediatamente después de hacerlo unas personas se abalanzaron sobre mí y sentí un doloroso pinchazo en el brazo, que fue el causante de que mi mente se nublara y cayera en un profundo abismo.

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Abrí mis pesados párpados y me amenazaron con cerrarse de nuevo, así que tuve que luchar para poder centrar mi vista y enfocarme en Adam, quien estaba justo frente a mí.

Al levantar un centímetro mi cuerpo, me recorrió una punzada en la espalda, me encontraba tirada en el suelo de una habitación iluminada y llena de artefactos científicos.

-Has hecho lo correcto, Amy, estoy orgulloso de ti, muy pronto veremos excelentes resultados- mientras hablaba, me recogía del suelo y me sentaba en una pequeña silla con respaldo, intenté moverme pero parecía que mi cuerpo no acataba mis instrucciones.

Adam sacó de su bolsillo una jeringa y di un pequeño grito de dolor cuando me la inyectó sin ningún cuidado extrayendo mucha de mi sangre, la suficiente cantidad para dejarme mareada.

-Muy bien, querida, con esto bastará- se acercó a una de las mesas y depositó mi sangre dentro de unos tubos de ensayo, luego los tomó y los dejó acomodados sobre una plataforma que contenía muchos tubos iguales a los recientes, todos llenos de sangre, al ver esto intenté salir de la silla, aterrada, pero me di cuenta de que me había amarrado las manos y los pies a ella.

-No vale la pena gastar tu energía intentando soltarte- su tono fue tan natural que me recorrió un escalofrío al detenerme a pensar en lo loco que era mi padre.
Se dio vuelta hacia mí con otra jeringa, pero que esta vez contenía un líquido amarillento en su interior.

-¿Qué es esto?- se detuvo a mirar el collar que no se había percatado que yo traía puesto y lo levantó levemente de mi cuello para verlo mejor, yo me removí incómoda por encontrarme tan cerca de él.

-Por favor- supliqué, intentando ver si aún había algo de compasión en él.-Déjame conservarlo-
Él acarició la flor con el dedo y tiró de ella, rompiendo la cadena que la sostenía. Tomó el adorno y lo dejó sobre la mesa.
-No puedo permitirlo, podrías usarlo de alguna forma para escaparte-

Bajé la mirada y asentí sumisa, a lo que él volvió a tomar la jeringa y la acercó a mi cuello, estaba a punto de pincharme con ella cuando se oyó un sonido proveniente de un altavoz de la pared.

-¡Amy, sácate la pulsera!-

Reconocí aquella voz de inmediato: «Mi hermana»

Adam y yo cruzamos nuestras miradas por un segundo y supe que era mi oportunidad, le pegué con mi cabeza en su nariz con todas mis fuerzas, logrando que él y su aguja cayeran al suelo. Sentí una punzada de dolor en la parte frontal del cráneo, pero desapareció rápidamente a causa de toda la adrenalina acumulada.

Mi única opción disponible era confiar en mi hermana, así que me arranqué la pulsera que me habían obligado a usar con los dientes, esperando que apareciera algo mágico que me ayudara a salir.

Llamando a tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora